El fracaso y el éxito...matices de la vidam 3ª Entrega
Para Albert Einstein, 1905 fue un año decisivo en su vida, ya que se conocieron los trabajos con los que abrió nuevas vías a la comprensión del espacio y el tiempo y se consagró como uno de los físicos más relevantes de su época.
Entre los ensayos se encontraba su famoso estudio en el que sentó las bases de la teoría de la relatividad especial, formulando la idea de que el tiempo depende del movimiento y la velocidad.
Albert Einstein nació en Ulm, Alemania, en una humilde familia judía. Era reservado e introvertido y no empezó a hablar hasta los tres años; tampoco fue un buen estudiante; sus padres pensaban que era "sub-normal," y uno de sus profesores lo describió como "mentalmente lento, insociable, y siempre perdido en sueños tontos. Fue expulsado de su colegio y no lo admitieron en la Escuela Politécnica, sin embargo, desde pequeño sintió interés por la música, especialmente por el violín, y por la ciencia. De hecho, es el arquetipo del genio que fue un mal estudiante. Tras un año en una escuela secundaria, en Zúrich, Suiza, las cosas empezaron a cambiar; logró superar el examen de ingreso, siendo el más joven de su promoción.
El relato muestra la situación de un alumno con dificultades de adaptación al medio, hasta que logra integrarse a un nuevo sistema educativo. Vemos en la escuela, como niños y niñas tienen dificultades para reconocer y gestionar las diferentes emociones; les cuesta ponerse en el lugar del otro, hablar y compartir opiniones de una manera asertiva. No saben cómo identificar las emociones, cómo reconocerlas y cómo gestionarlas, de hecho no es tarea fácil. ¿Están nuestros alumnos preparados para ello? No todos; son competencias que se dan por adquiridas y a veces no están lo suficientemente desarrolladas; competencias a las que no se les suele prestar la atención que merecen.
Adquirir y desarrollar una buena inteligencia emocional es imprescindible. La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y manejar las emociones en uno mismo y en los demás, es decir, la capacidad que tenemos para tratarnos bien y tratar bien a los demás. Consta de tres procesos: 1.- Reconocer de forma consciente nuestras emociones e identificar qué sentimos y ser capaces de darle una definición verbal. 2.-Integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar los cambios emocionales. 3.-Dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.
Sabemos que los alumnos que desarrollan una adecuada inteligencia emocional poseen confianza en sus capacidades; crean y mantienen relaciones satisfactorias, comunicando lo que necesitan, piensan y sienten, teniendo en cuenta los sentimientos de los otros; están motivados para explorar, afrontar desafíos y aprender, poseen una autoestima alta y tienen un mayor número de recursos para la resolución de conflictos.
Dr. Bernardo "Cacho" Gandini