Papa Francisco
El Papa Francisco dejó “una marca indeleble en la historia de la Iglesia”, destacó Pedro Brassesco
Tras conocerse la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, el sacerdote entrerriano Pedro Brassesco, actual secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), lo recordó con emoción y destacó su legado pastoral. Desde Colombia, donde cumple funciones pastorales, brindó su testimonio.
“Me ha tocado compartir muchos momentos con él, desde reuniones oficiales con la presidencia del Celam hasta instancias más íntimas como el Sínodo del año pasado, donde estuvimos un mes entero en Roma trabajando juntos. La presencia del Papa era constante”, expresó Brassesco.
El sacerdote oriundo de Victoria subrayó que Francisco marcó el rumbo de la Iglesia en América Latina y el Caribe. “Su pontificado estuvo profundamente inspirado en el documento de Aparecida, que él mismo redactó en 2007 y que fue clave para el camino de nuestra Iglesia”, remarcó.
Para Brassesco, el legado más importante del Papa argentino fue su testimonio de misericordia y cercanía con los más humildes. “Fue conocido como ‘el Papa de la misericordia’. En 2016 proclamó el Jubileo de la Misericordia, un año especial para reflexionar sobre este concepto fundamental del cristianismo”, recordó.
Durante los últimos años, Brassesco mantuvo un vínculo cercano con el Sumo Pontífice, a quien describió como “una figura profundamente humana y coherente con el Evangelio”. “El nombre de Dios es misericordia”, solía decir Francisco, y según el sacerdote entrerriano, “ese principio lo encarnó en gestos concretos de perdón, cercanía e inclusión”.
También destacó la apertura del pontífice hacia las periferias. “Fue un Papa que quiso sacar a la Iglesia de sus encierros para llevarla hacia los descartados por la sociedad. Nos mostró a Jesús con sus acciones, no solo con sus palabras”, aseguró.
Brassesco valoró, además, la mirada pastoral del Papa Francisco y su decisión de nombrar cardenales provenientes de regiones alejadas o con minorías cristianas, en un gesto de inclusión y universalidad.
Sobre la relación de Francisco con su país natal, sostuvo: “En Argentina a veces costaba entender por qué recibía a personas que lo habían calumniado o difamado. Pero él era coherente con su mensaje: amor a los enemigos, como enseña el Evangelio”.
Finalmente, Brassesco reconoció que se trata de un momento de profundo dolor, pero también de esperanza. “Estamos celebrando la Pascua y eso nos llena de alegría. Sabemos que el Papa, desde el cielo, intercede por nosotros”, concluyó.