Por Pbro. Jorge H.Leiva
El que tiene plata hace lo que quiere
Cuando hablamos de Usura es un término ético y jurídico para denominar el cobro de un interés excesivo sobre un préstamo.
La primera referencia relativa a la usura puede encontrarse en el Rig-veda, el texto más antiguo de la India y se remonta al II milenio a. C. Así, textos hinduistas (del 300 a. C. al 300 d. C.) y budistas (entre el 600 y el 400 a. C.) tienen abundantes referencias al pago de interés, mostrando desprecio con esta práctica.
Tanto es así que un conocido legislador de la época, Vásishtha, dictó una ley prohibiendo a las castas superiores prestar a interés. Del mismo modo, en las sociedades occidentales, con fuerte influencia de la tradición cristiana, y hasta bien entrado el siglo XVIII, se consideraba usura a cualquier cobro de intereses por el préstamo de dinero. Fue Mahoma quien estableció la crítica de la usura, crítica reforzada por sus enseñanzas recogidas en el Corán, alrededor del año 600.
La palabra original utilizada es riba, referida directamente a los intereses sobre préstamos y que literalmente significa 'exceso o adición'. Cabe señalar también cuánto luchó en la Edad Media nuestro santo Antonio de Padua contra esta práctica injusta y pecaminosa. En efecto, siempre se ha enseñado- desde hace siglos- que el propietario es en realidad "administrador" para que los bienes materiales y espirituales lleguen a todos y, sobre todo, a los más carenciados.
Días pasados se lo criticó duramente al papa Francisco por haber afirmado que la propiedad privada tiene una dimensión social. Sin embargo, lo juzgaban por lo que siempre ha afirmado la Tradición judeo cristiana. Según lo que se dijo en estos días, ¿el papa propone la estatización de todos los bienes de producción como intentan practicar los socialismos extremos y desalienta la iniciativa privada creyendo que el Estado lo puede todo? De ninguna manera: lo que el sucesor de Pedro observa es que todos los bienes (incluso y sobre todo las finanzas) tienen que ser administrados en función del bien común. El gran escándalo de nuestros tiempos es que las finanzas y los préstamos están "liberados" de todo encuadre ético: muchas veces se pagan tasas de interés exorbitantes y usurarias.
Entonces, consumidores y productores pagan a menudo exagerados costos financiero en infinitas cuotas abonada con puntualidad religiosa en los "templos del dios dinero". Pero cuando el papa dice que eso no está bien, se lo critica porque, supuestamente, quiere abolir la propiedad privada (Del tema trillado de las riquezas del Vaticano hablaremos otro día). Recordemos dos consignas: "No se puede servir a Dios y al Dinero", decía el Maestro de Nazaret y "La avaricia es una forma de idolatría", decía Pablo de Tarso.