Alcides Lobbosco
El sueño de Alcides que se hizo realidad
“El ‘Gordini’ se ha transformado en un hobby más, que comparto con mis hijos”
Alcides Lobbosco admira los autos Renault Gordini desde su infancia. Una vecina de la casa de sus abuelos tenía uno que él miraba y admiraba; era tanto su entusiasmo con ese modelo que lo dibujaba con todos los detalles. El tiempo pasó, su sueño quedó algo relegado por muchos años, pero siempre estuvo expectante. Hasta que hace poco tiempo le ofrecieron un Gordini intacto, original, del mismo color del que admiraba. Conversamos con él acerca de este sueño cumplido que no sólo lo entusiasma a él, sino también a su familia.
A.L.: -Tendría 5 o 6 años cuando una señora, que vivía frente a la casa de mis abuelos, compra un Gordini que era idéntico al que tengo ahora; el mismo color, el mismo modelo. Es una edición especial, limitada, de Gordini, que se fabricó entre el año 1969 y el año 1970. A esa edad, yo ya soñaba con tener el Gordini; me veía de grande con un Gordini. Cuando lo fui, el Gordini había pasado ya de moda; pero me quedó “eso” en mi vida y soñaba con tener uno. La señora a la que me refería se llamaba Amanda García.
-Cuando chico, lo dibujaba al Gordini; era capaz de describírtelo tal cual era; por ejemplo: doble caño de escape, volante de madera; en esa época, eran detalles deportivos. También trajo elementos específicos del Torino; tenía tres relojes redondos, un tablero de cuero, una palanca de cambios con el empuñe de madera. Era un auto deportivo para esa época; en ese momento, corría en rallies, en la categoría de Turismo Nacional (llamado Anexo J en esos días). Además, era un poco exclusivo. Por ejemplo, a Gualeguay vinieron tres autos de ese modelo, nada más. Uno era de la ya mencionada señora García; otro, de la señora Pitina Olhaverry (de color celeste); al tercero, no recuerdo quién lo trajo, pero lo tuvo el señor Justo Ardaiz. Todo quedó ahí, pero…
Tras el Gordini…
A.L.: -Con respecto al Gordini de la señora García, hace muchos años, una vez le pedí a mi madre que se contactara con la hermana (la señora García había fallecido varios años atrás). Así supe que en ese momento no estaba a la venta; ni siquiera lo pude ver. Todo quedó en mi memoria por unos cincuenta años.
-Algunos amigos que sabían de mi interés, como Jorge Rubio, mecánico quien estaba más entusiasmado que yo mismo en que comprara “mi” Gordini. Aparecieron algunos de los que nos enterábamos que los vendían; pero no eran lo que yo quería. Por una cuestión propia del tipo de auto, en ese momento, los coches no tenían el tratamiento de cataforesis y se picaban; era muy difícil conservarlos. Por eso se fueron perdiendo y hay muy pocos Gordinis; así que había desestimado la posibilidad de tener uno.
El sueño se hizo realidad…
A.L.: -Por un familiar de mi hermano, quien sabía de mi pasión, encontró uno exactamente igual y a la venta. Él, antes de avisarme a mí, empezó a negociar. Habló, trató de comprarlo y… no hubo otra opción que adquirirlo. Estas cosas siempre tienen un valor afectivo, más que en dinero. Claro que tiene su costo, pero prima lo afectivo sobre lo económico.
-A partir de tener el Gordini, empecé a entrar en un mundo que yo no conocía, el de los autos clásicos. Este auto ha participado ya dos veces en un encuentro de autos clásicos que se llama AutoClásica; hay siete en el mundo, uno de los más importantes es el de Argentina. Desde entonces, me empezó a contactar gente que ya conocía el auto; entonces, a partir de ahora, participo en grupos de Gordinis de Francia, de España, de Argentina. Uno se contacta por las redes sociales y te invitan a encuentros. Se ha transformado como un hobby más, que además lo comparto con mis hijos, lo que tiene un valor especial.
Al volante del Gordini…
A.L.: -Nunca había manejado un Gordini. Es manejar como manejaba la gente en aquella época. Para esos días, era un auto veloz; era demasiado veloz para el freno que tenía. En España, le decían “el auto de las viudas” porque provocó muchos accidentes. Cuenta la historia que, hacia fines de los ’50, principios de los ’60, culpa de este auto, España tuvo que cambiar todo el diseño de sus rutas; las rutas no tenían la seguridad para la velocidad de los Gordinis. Eran muy veloces, frenaban poco y con rutas en mal estado, el resultado era muchos accidentes. La velocidad máxima de este Gordini es de unos 130 km/h. En la ruta, se andaba a unos 80 km/h.
Un Gordini totalmente original…
-Ya hace unos años, habíamos armado con mi hijo mayor un Jeep, que está modificado. Este Gordini es todo original; tuvimos que ocuparnos de algunas cosas que no funcionaban, aunque había muy poco para hacerle; el auto estaba perfecto. Tiene pintura original, tapizados originales: está absolutamente original. Este auto tiene una particularidad; cuando se fabricó, entre 1969 y 1970, ya Renault no hacía más Gordinis. Pero, este modelo salió en esos años y traía cosas del Torino, que era el auto deportivo de IKA-Renault (IKA era la sigla de Industrias Kaiser Argentina). El Gordini era primero de IKA, luego fue IKA-Renault. Lo fabricó IKA-Renault en esos años, como ya se dijo, con elementos también usados en el Torino, como el cuentavueltas, el tablero marca Jaeger (clásica en el Torino). En cuanto al cuentavueltas, se sabe que los actuales son electrónicos, en el Gordini era una “tripa”; es decir, un cable que sale del tablero, pasa por debajo del chasis, va hacia a la parte posterior del auto y llega al motor, que es trasero. El dueño me dijo que, cuando había comprado el auto, el cuentavueltas andaba y que él creía que se había cortado. Cuando se lo llevo al mecánico, me dijo que la tripa estaba bien; entonces, vimos un engranaje que se había gastado con los años. Ivo Perchivale, un mecánico de acá, de Gualeguay, torneó la pieza y lo hicimos andar. También reparamos el limpiaparabrisas; en fin, pequeñas cosas que faltaban como para que el auto quedara original, como en su época. El color es el mismo que yo veía en mi niñez y es original de fábrica, con el desgaste natural de una pintura que tiene casi sesenta años, pero el auto no está repintado.
-Una particularidad: éste, mi auto, originalmente es de San Juan. Es una de las cosas de las que me he ido enterando; los coleccionistas van a buscar autos a la zona de Mendoza, San Juan, porque por el clima se arruinan menos, no se pican. Otra cosa que aprendí es que estos autos no se pueden lavar con manguera; hay que lavarlos con un balde y un trapo porque si queda agua retenida, comienza la corrosión. Se ve que este auto ha tenido una conservación perfecta, pues ha llegado hasta ahora, prácticamente, sin óxido.
El Gordini y Alcides ya participan de encuentros…
A.L.: -Siempre hay encuentros de autos clásicos. Fui al organizado por Renault Classic Argentina, en Empalme Villa Constitución, Santa Fe, hace unas semanas. Me he sumado a un grupo de dueños de Gordinis que hacen viajes; hay encuentros a los que te invitan; por mis actividades no voy a ir a todos, pero iré a alguno. Son muy divertidos; además, te encontrás con otra gente en la que todos hablan “el mismo idioma” y es muy interesante.
Estoy feliz con el Gordini, sobre todo para uno que tiene una profesión con bastante estrés y éstas son actividades antiestrés. Además, está lo interesante de compartir esto con mis hijos.