Opinion
Escuelas rurales
Soy una docente recientemente jubilada, trabajé durante 36 años recorriendo escuelas urbanas y rurales en los cargos de maestra, vicedirectora, directora y, finalmente, supervisora.
Las escuelas rurales son instituciones que responden a demandas educativas de las comunidades rurales pequeñas. Se encuentran en localidades y parajes de poca densidad demográfica, dispersión de viviendas y, generalmente, con difíciles condiciones de accesibilidad. A ellas, a veces, sólo se las ve como las que “tienen pocos chicos”, sin comprender los variados y complejos desafíos que enfrentan cada día.
Quiero agradecer a los maestros y alumnos de las 34 escuelas rurales del departamento Gualeguay que abrieron sus aulas para mostrar el mágico proceso de enseñar y aprender, inclusive en aulas con un único alumno, porque la premisa es: donde hay un alumno hay una escuela; a las familias que estuvieron presentes en actos, encuentros y festividades y a todos los que me acompañaron a lo largo de mi trayectoria.
Actualmente, circula un debate sobre la posibilidad de modificar el sistema educativo a partir de la instalación de un sistema de vouchers, donde el Estado, en lugar de financiar directamente la educación, entrega subsidios a las familias para que los cedan a una escuela, la que se podría elegir, pero para que haya libertad de elegir, tiene que haber variedad de opciones. Esto, en la zona rural no es así.
En Chile, este sistema lleva más de 40 años de implementación y ha provocado la desigualdad y una progresiva privatización del sistema educativo. El monto de los vales es escaso en relación a las necesidades y por ello se han ido generalizando los copagos.
El libro de Javiera Cubillos “La educación en Chile: del gremialismo al neoliberalismo” señala: “la implementación del sistema de vouchers ha generado segregación y ha profundizado la desigualdad del sistema educativo, dado que las escuelas con mejor rendimiento y con mejores instalaciones son aquellas que cobran aranceles altos y seleccionan a sus alumnos, dejando a los estudiantes más pobres y vulnerables en escuelas con peores condiciones y menor calidad educativa.”
¿Es posible llevar a cabo este sistema a lo largo y ancho de Argentina?
¿Qué pasaría con las escuelas rurales de pocos estudiantes, si se mantiene la lógica de los vouchers?
¿Alcanzaría la plata para mantener la escuela abierta?
Si se cierran, ¿dónde se educarían los niños?
En Entre Ríos, el 85 por ciento de las 1.024 escuelas primarias estatales son rurales y de islas. Esto es 832 establecimientos; de los 832, un total de 25 en zonas de islas, que estarían en riesgo porque los vouchers no son el camino para mejorar la Educación de nuestro país.
Mirta G. Godoy
Supervisora Educación Primaria