Por Ana María Zanini
Espacio de Psicología, hoy: el bullying
El Bullying es una forma de maltrato, que es perjudicial y que se produce de forma persistente hacia otro compañero, generalmente más débil.
Este compañero débil, pasa a convertirse en su víctima habitual, sin que medie provocación y, lo que quizá le imprime el carácter más dramático, es la incapacidad percibida de la víctima para salir de esa situación, acrecentando la sensación de indefensión y aislamiento en la Misma.
Es un hecho cada vez más común en las escuelas, cuyos niveles de violencia y crueldad emplearon. Se observa que existen efectos a largo plazo, ya que el bullying ejercido por iguales es un factor de riesgo para la salud física y mental, y la adaptación a los roles, incluidas las relaciones sociales, la integración en el trabajo y la independencia económica.
Se observa en víctimas de bullying: - Stress: no solo durante la época escolar sino también años después. Esto se desprende de un estudio que revela que las personas afectadas segregan más cortisol, una hormona directamente implicada en la sensación de estrés. Esto explicaría buena parte de las consecuencias para la salud a largo plazo en estas personas tanto mental como físico. - riesgos de suicidio, ansiedad y depresión, crisis de pánico, trastorno de ansiedad generalizado. -Trastornos psicosomáticos. Problemas de socialización y de inserción laboral.
Un rasgo característico de la víctima es que es alguien que ante una intimidación no puede responder y queda callado frente al acoso.
Ese no poder responder es lo que los acosadores captan enseguida y los convierte en víctimas. Las razones de esa inhibición son diversas y tienen que ver con la historia personal de cada uno y cada una.
Aunque todas las formas de acoso tienen un componente psicológico, se pueden distinguir 4 tipos de bullying: físico: conductas agresivas dirigidas contra el cuerpo (pegar, empujar, patear...) o contra las propiedades de la víctima (robar, ensuciar, esconder, robar...) Verbal: conductas verbales despectivas, Social: conductas mediante las cuales se aísla a la víctima, se le excluye del grupo, se le margina, se le ignora, se cuentan mentiras o falsos rumores sobre la víctima para que sea rechazada por otros... Psicológico: conductas dirigidas a minar la autoestima, crear inseguridad y miedo (le amenazan, chantajean, le exigen hacer sus deberes, se ríen de él, le humillan).
El Cyberbullying es la conducta de bullying "tradicional" pero en el contexto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), principalmente internet y móvil.
Cuanta mayor información y formación especializada se disponga, más eficaz será la prevención del ciberacoso y mejor se gestionarán los casos que suframos o seamos testigos. Si algo caracteriza al ciberacoso a través de Internet y las redes sociales es el gran impacto que produce en sus víctimas, el anonimato, la impunidad y la capacidad de difusión de los ataques. El ciberacoso en el ámbito de la pareja : puede producirse tanto contra hombres como contra mujeres, pero la realidad es que son las mujeres las principales víctimas del ciberacoso. Esta clase de actitudes son negadas por los jóvenes y adolescentes, asumiéndolas como situaciones de celos "normales". De esta manera, se puede observar en las nuevas generaciones la posición sexista, los estereotipos de género tradicionales y la imagen de la mujer como objeto sexual.
En este sentido, es necesaria y fundamental la implicación de todos los agentes sociales: educativos, incluyendo las familias y los poderes públicos: los niños, jóvenes y adolescentes dominan el uso de la tecnología desde edades cada vez más tempranas, sin embargo, no son conscientes de los peligros de esta y las consecuencias que su mala utilización pueden acarrear.
El hostigamiento es más hiriente cuando va dirigido a determinados colectivos, que por su naturaleza y especiales características se encuentran en un estado de vulnerabilidad, marginalidad o exclusión social: los menores, el colectivo LGTBI, los inmigrantes u otras minorías. Precisamente, las agresiones basadas por la orientación sexual es una de las primeras causas de acoso escolar y su magnitud se hace más dañina y virulenta cuando estos ataques se trasladan a través de la tecnología y las redes sociales ya que se colectivizan y anonimizan los insultos y los desprecios. Otro tipo de ciberacoso es el sexual que consiste en el abuso sexual a través del ciberespacio. En este se produce la persecución de la víctima a través de Internet, mediante el envío de mensajes, fotografías o vídeos de contenido sexual o explícitamente sexual. Es por ello que es de vital importancia que, ante cualquier indicio de ciberacoso, éste se ponga en conocimiento de los padres, tutores o profesores (en el caso de menores) y de la Policía (en el caso de los adultos) para actuar de forma temprana y evitar daños psicológicos, sociales e incluso físicos que sean irreparables en la víctima.
Perfil de la víctima
Habitualmente presentan una baja autoestima. Con actitudes y creencias negativas sobre ellos mismos, suelen presentar un déficit de las habilidades sociales y de resolución de problemas. A veces provienen de un ambiente familiar negativo. Perciben el clima escolar de manera negativa, sufriendo aislamiento social por parte de sus compañeros/as.
A pesar de estos perfiles debemos recordar que cualquier escolar puede llegar a ser víctima, cualquier escolar puede llegar a ser acosador y cualquier escolar puede llegar a sumarse al grupo del acosador para evitar ser víctima. Debemos estar atentos a las señales de alarma.
Todos los involucrados en la problemática deben acceder a una red de apoyo donde generalmente un psicólogo es quien brinda las pautas para encontrar formas más positivas de relacionarse, pues recordemos que tanto la víctima como el agresor requieren de acompañamiento para seguir normalmente con sus vidas.
Sólo un profesional podrá guiar favorablemente para dejar de lado la culpa, el dolor y todas esas emociones que se acumulan y causan tantos estragos cuando simplemente se dejan pasar. Hasta hace poco el maltrato entre iguales se consideraba "cosa de niños" o "casos aislados sin importancia", y se adoptaba una actitud pasiva. Actualmente sabemos que hay que actuar, y que hay que hacerlo sobre TODOS los actores.
En el contexto del acoso escolar se identifican tres tipos de protagonistas; el agresor, la víctima y los espectadores. Aunque hasta hace poco tiempo únicamente se consideraba el binomio agresor-víctima, actualmente sabemos que los espectadores silenciosos forman parte del problema y de su solución. Esto es especialmente importante en el Cyberbullying, ya que la percepción de anonimato facilita la participación de todo el grupo.