Evocando a Geniol
Esperando tu sánguche
Una nota de opinión escrita desde el respeto y el cariño.
Hace más de diez años, cuando llegué a Gualeguay, entré a trabajar en la Planta de Incubación de Soychú. La fama de tu negocio trascendía las fronteras de la ciudad, así que lo primero que pedí para comer (y más aun estando tan cerca) fue uno de tus legendarios sánguches de milanesa. Un poco por el hambre sumado al cansancio, y otro poco por lo delicioso que estaba, me lo terminé en el descanso. El problema era que me quedaban cuatro horas de trabajo físico. Fue muy difícil de sobrellevar. Necesitaba una siesta.
A partir del día siguiente, entendí que tenía que comer medio sánguche en el descanso y medio a la hora de salir. Fueron un par de años en los que fuiste parte de mi rutina sin saberlo. Alguna vez metí intervalos con los de mortadela y queso que son excelentes también. Como dijo uno de los amigos de tu hijo, “Geniol era el mejor aderezo para la milanesa”. La conversación amable era parte del combo. Siempre con una sonrisa, siempre con una respuesta educada para todo el mundo. Siempre con un servicio eficiente y al alcance del bolsillo de un trabajador.
Quiso el destino que años después, Sebastián Gálligo, periodista del Diario UNO y amigo de tu familia, me contratara para sacarte unas fotos. Uno de los orgullos profesionales de mi carrera, es que esa foto en la que estás cortando un sánguche de milanesa al medio te la saqué yo. Una foto mía que no soy fotógrafo se volvió sticker por tu enorme popularidad.
Aprovecho estas líneas para saludar a tu familia en este difícil momento. Se ha ido un gran hombre y alguien que se supo destacar en algo tan nuestro como el asado o el dulce de leche. No es fácil ser el que mejor haga algo que supuestamente saben hacer todos. Cuando alguien andaba de paso por Gualeguay y me preguntaba por “esos famosos sánguches de milanesa”, uno ya sabía dónde tenía que mandarlo.
Descanse en paz maestro, su paso por esta tierra no ha pasado desapercibido.
Santiago García