Ministerio del Lectorado
Este domingo, Mons. H. Zordán instituirá este Ministerio a Néstor Padilla y a Pedro Castro
Este domingo 11 de julio, a las 17 horas, en la celebración de la Misa en la Parroquia San José, el Sr. Obispo de esta Diócesis de Gualeguaychú, Monseñor Héctor Zordán, instituirá en el Ministerio del Lectorado, en el camino al diaconado permanente, a Pedro Castro, integrante de la comunidad parroquial de San José, y a Néstor Padilla, perteneciente a la Parroquia San Antonio.
Sobre el Ministerio del Lectorado que le será instituido hoy, junto al Sr. Antonio Castro, nos dice Néstor Padilla: -El Ministerio del Lectorado habilita a quien lo recibe a proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura en la celebración de la Santa Misa, recitar el Salmo responsorial entre las lecturas, enunciar las intenciones de la oración universal, presidir la celebración de la Palabra en ausencia del sacerdote, incluso en las exequias, instruir a los fieles para recibir dignamente los sacramentos, preparar a aquellos a quienes se le encomienden temporalmente la lectura de la Sagrada Escritura en las celebraciones litúrgicas. Justamente muchas de estas funciones la ejercen los laicos en forma temporal, en cambio los instituidos con ese ministerio del Lectorado lo realizan con un carácter más estable.
Más adelante agrega: - Este ministerio del Lectorado y del Acolitado son ministerios laicales, es decir que quienes los reciben son laicos bautizados, a diferencia del sacramento del orden sagrado que reciben los diáconos, sacerdotes y obispos, que los convierte en clérigos, en consagrados ordenados, dejan de ser laicos. El diaconado corresponde al grado inferior del sacramento del orden sagrado, en camino al sacerdocio. El diaconado permanente es el mismo diaconado, pero se distingue de este último en su carácter definitivo, en que se lo puede administrar a quienes se encuentren casados, es decir que han recibido el sacramento del matrimonio, pudiendo luego sólo aspirar al sacerdocio los solteros o viudos.
Acerca del diaconado permanente nos informa N. Padilla: - El sacramento del orden que reciben los diáconos permanentes se suma al del matrimonio que ya poseen, por eso tiene que compartir equilibradamente su rol de cónyuge, padre y trabajador con las inherentes al diaconado permanente, consistentes entre otras en administrar los sacramentos del Bautismo y Matrimonio, decir la homilía en la Misa, en distribuir el sacramento de la Eucaristía o la Comunión en la Santa Misa y a los enfermos, bendecir, exequias, asesorar e intervenir en las instituciones parroquiales sobre todo las que se dedican a la ayuda de los más necesitados (por ejemplo Cáritas) y compartir en general la pastoral con los sacerdotes de la parroquia, en pocas palabras es propio del diácono el servicio.
-El diaconado permanente es una vocación, un llamado de Dios a personas generalmente ya maduras. Esa vocación llega al candidato mediante la voz divina que resuena en el alma mediante el Espíritu Santo, por la invitación de un sacerdote, vocación que luego de un tiempo prudencial debe ser confirmada por la Iglesia, mediante el Obispo diocesano. Esta vocación es particular, cada uno la puede descubrir, en algunos casos, en el marco de una familia cristiana, en la participación en las diversas instituciones parroquiales, pero también en el ambiente en el que se mueve. Jesús llama a quien quiere y en medio de cualquier ambiente donde se encuentre; la iniciativa del llamado siempre es de Él, en nosotros está libremente el aceptarla o no. Al candidato al diaconado permanente se lo forma intelectual, humana y espiritualmente en la "escuela de diáconos permanentes" mediante clases. En nuestro caso en días domingos con una frecuencia de una o dos veces por mes durante 4 años, en la ciudad
Padilla concluye: -El descubrimiento y consolidación de la vocación no siempre es clara, implica el discernimiento con la ayuda del Espíritu Santo y del director espiritual, incluso durante todo el tiempo de formación y, en definitiva, con la admisión del obispo que confirma esa vocación.