Puerto Ruiz
Fabrican canoas y sillas en un área protegida de Puerto Ruiz
A través de un convenio entre el Área Natural Protegida Santa Adelina y la Dirección Departamental de Escuelas, estudiantes jóvenes y adultos trabajan en oficios que corrían riesgo de desaparecer.
Santa Adelina es un campo de un poco más de ciento treinta hectáreas que se encuentra ubicado en las inmediaciones de lo que supo ser el Saladero de Puerto Ruiz. Ha sido declarado Área Natural Protegida en 2022 y fue el primer lugar de estas características en el Departamento Gualeguay. Carlos Weber, junto a su compañera Cristina Arias, le están dando una impronta comunitaria y los mueve el espíritu de proteger la naturaleza. Para eso han construido un centro de interpretación en parte de su propiedad, que funciona como SUM, y es donde se realizan las actividades educativas que son el motivo de esta nota. Junto a Oscar Bellini, un docente jubilado de Puerto Ruiz, pensaron en la posibilidad de realizar canoas artesanales y así fue como nació esta iniciativa.
“Se ha terminado este oficio”
Dialogamos con Carlos Tarragona, docente de mantenimiento y reparación de embarcaciones, y también del taller de sillas artesanales. Concurrimos a una clase de estas últimas, y por eso comenzamos la nota por ahí: “Lo que se está llevando adelante en este momento es un taller de sillas artesanales. Prácticamente se ha terminado este oficio. En Gualeguay, en mi barrio Villa Alegre, había más o menos unos treinta silleros y hoy no queda ninguno. Y yo tampoco trabajo sólo de esto, trabajo en construcción, pero ¿qué pasa? Siempre estoy haciendo alguna silla. Este es un oficio que heredé de mis tatarabuelos cuando vinieron de Europa. Ya vinieron con este oficio y se instalaron acá y criaron a la familia, los hijos, los nietos, y ha sido el sostén de mucha gente”, detalló. Después se refirió a sus talleristas: “Ahora estas chicas acá están tratando de recuperar eso, que es lo que se ha perdido. Creo que soy el último mohicano porque hago sillas en mi tiempo libre. Quedan algunos que hacen tejido, por ejemplo, en Villa Alegre una señora, y después Don Julio, que ha aprendido con mi tío. En mi familia todos eran silleros, las mujeres también, pero ya se han muerto. Así que acá las chicas están tratando de aprender este oficio. Y acá en el Puerto están desde principio de año. Estamos desde principio de año con estos talleres. Y se están llevando a cabo en base a un convenio que ha hecho Departamental con la gente de acá de Santa Adelina, que han cedido este espacio, Carlos Weber y Cristina, y la verdad estamos bien, estamos cómodos”.
“Tampoco quedan muchos”
Tarragona se refirió también al taller de embarcaciones: “Después tenemos carpintería de ribera. Y hay alumnos de canoas. Tendría que ser todo entero de madera, pero lo que pasa es que el presupuesto nos da. Entonces, bueno, lo más económico es poner a los costados la escotilla de chapa. Es mucho más barato. También hay constructores de canoas de ribera, isleña. Se le dice canoa isleña. Tampoco nos quedan muchos por las de fibra, que hacen que vaya desapareciendo. Acá queda un señor mayor, Ferreyra, que ya tiene sus años. No es que yo sea un pibe (se ríe). Y Don Ferreyra también hacía canoas artesanales. Y después en Gualeguay hay uno solo que es Pancho Colman, pero después se han terminado estos oficios”.
Volviendo a la confección de sillas que pudimos observar, le consultamos por el proceso: “Esto es muy lindo. Es silla artesanal. Esto es sauce de río, sauce colorado. Se corta en menguante. Y las fibras que utilizamos es junco. Tenemos otra fibra natural también que comúnmente nosotros la llamamos paja mansa o pajilla. Crece también a la vera del río Gualeguay. Otra de las fibras que se utiliza para hacer los asientos tejidos es la totora, que no solo acá en la Argentina abunda la totora sino en las lagunas europeas también. Se puede tejer también con achira o con la hoja de lirio que es muy fibrosa”, enumeró. La ventaja de este tipo de sillas no es sólo cuidar la tradición: “Te digo que en ese asiento vos podés estar tres, cuatro horas y no sentís el estar sentado. No es como una de tapizado en cuerina que te quema el cuerpo. Cuando estás mucho sentado en una silla de cuerina pasás calor y esto es fresco. Y es muy cómodo. Y a mí me gustaría dejar el legado y que la gente le saque provecho a este oficio. Pueden obtener un buen ingreso haciendo esto. Y el tiempo que te puede llegar a durar una silla de esas es muchísimo. Hace unos días me trajeron una silla que la había hecho mi padre, y él hace treinta años que está muerto. Acá en Santa Adelina hay una que tiene cincuenta años y solamente le están haciendo el tejido. Son sillas que sirven para toda la vida”, cerró.
“Mi mamá lo hacía”
Isabel es una de las mujeres (en su gran mayoría) que concurren al taller de jóvenes y adultos en Santa Adelina de sillas artesanales. Como decimos, concurrimos en el día que se llevaba a cabo este taller y por eso nos centramos en él. La escuchamos a esta vecina y su experiencia: “Soy de Puerto Ruiz, y empecé este taller que es algo que debería haber aprendido desde chica, porque mi mamá lo hacía, pero nunca le puse atención. Y cuando apareció esta oportunidad acá que se da en el Puerto, me gustó mucho, y me dije ahí voy. Vengo dos días a la semana. Empecé de a poquito, recuperé una silla mía que tenía, de madera. Le hice el tejido y ya me hice una banqueta que la llevé para casa. Ese fue el primer banco que hice y ahora voy por una silla alta que me había pedido mi hija. Ella me pidió una silla para bebé. Es para una nieta. Estoy muy contenta con esto, es un buen taller, a mí me gusta, y contenta también con mis compañeras. Está bueno que se hagan cosas en el Puerto y ojalá sigan el año que viene.
¿Por qué un área protegida?
Compartimos parte de la información del Portal Aprender sobre este lugar maravilloso
ANP Santa Adelina, Primer Área Natural Protegida del Departamento Gualeguay, se encuentra ubicada a 10 kilometros de la ciudad cabecera departamental y junto a la localidad de Puerto Ruiz, contando con una superficie de 136 hectareas. La Secretaría de Ambiente provincial informa que “en lo que respecta a los ecosistemas que componen el área, hay una predominancia de pastizal, con manchones de bosque espinal y la presencia dispersa de algunas especies pertenecientes al bosque fluvial. Los relevamientos biológicos registraron 134 especies de plantas, 117 de aves, ocho de mamíferos, siete de anfibios y cuatro de reptiles, conformándose en un importante reservorio de biodiversidad.
Las actividades humanas y la sobreexplotacion de los recursos han provocado una situación tal, que nos obliga a proteger la naturaleza. Protegerla de las malas acciones del hombre. Las áreas naturales nos ayudan a conservar las especies nativas, tanto de flora y fauna, como a reducir el impacto de la contaminación atmosférica, entre otros tantos beneficios. Todo cambio que se produce en los ecosistemas, sea introducción de especies exóticas o abuso de los recursos de los mismos, lleva a un desequilibrio que a largo plazo provoca la inestabilidad o exterminio de estos. Debemos concientizarnos sobre la importancia de proteger las áreas naturales para que, en un futuro, no sea necesario que estén reguladas por normas de protección, sino que seamos nosotros mismos quienes, por convicción propia, hagamos parte de nuestro quehacer diario el uso sustentable de los recursos y el cuidar nuestros ambientes.