Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo
Francisco dio el Presente en Dubai
El Papa debió suspender el viaje programado a Dubai, con ocasión de la Cumbre sobre el Cambio Climático, debido a la fragilidad de su salud. Sin embargo, envió su mensaje en el cual recoge angustias y preocupaciones de mucha gente en el Planeta. Te comparto algunos contenidos del Discurso del Santo Padre Francisco a la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28) el pasado sábado 2 de diciembre.
Al comienzo de su texto señala: “Me hago presente porque la devastación de la creación es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino estructural que repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles; un grave peligro que pende sobre cada uno y que amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones”. No es una expresión exagerada. Varios de los científicos y asesores que acompañaron las deliberaciones dieron diagnósticos alarmantes.
Pero es importante mirar este tiempo desde el futuro que nos reclama poner manos a la obra y corregir las consecuencias desastrosas, algunas todavía evitables: “Me hago presente para formular una pregunta a la que estamos llamados a responder ahora: ¿trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte? Les pido de corazón: ¡escojamos la vida, elijamos el futuro! ¡Escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños! Tenemos una gran responsabilidad: velar porque no se les niegue el futuro”.
A cada uno de nosotros nos cuesta enfrentarnos con los límites; nos hacen caer en la cuenta de que no todo es posible, o que aun siéndolo, no es conveniente o razonable avanzar en su realización. Por eso Francisco nos señala que: “La ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión, y ha desembocado en una avidez sin límites, que ha hecho del ambiente objeto de una explotación desenfrenada. El clima trastornado es una advertencia para que detengamos semejante delirio de omnipotencia. El único camino para poder vivir en plenitud es que volvamos a tomar conciencia, con humildad y valentía, de nuestro límite”. Actuar con mentalidad omnipotente es una fantasía que tiene un costo demasiado alto. El consumismo no es inocuo e inofensivo.
El Papa también sale al cruce de quienes quieren endilgar la responsabilidad del cambio climático a los pobres y el número de nacimientos entre ellos. Francisco señala que esos “son tabús que hay que objetar con decisión. No es culpa de los pobres, porque casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes, mientras que la distancia entre los pocos acomodados y los muchos desfavorecidos nunca ha sido tan profunda. Ellos son, en realidad, las víctimas de lo que está sucediendo. Pensemos en las poblaciones indígenas, en la deforestación, en el drama del hambre, de la inseguridad hídrica y alimentaria, en los flujos migratorios provocados”.
Alentó a que las deliberaciones y decisiones estuvieran a la altura de las necesidades. “Se necesita dar un signo de esperanza concreto. Que esta COP sea un punto de inflexión, que manifieste una voluntad política clara y tangible, que conduzca a una aceleración decisiva hacia la transición ecológica, por medio de formas que posean tres características: «que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente» (Laudate Deum 59). Y que se realicen en cuatro campos: la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación a estilos de vida menos dependientes de estos últimos.” Dios nos ayude a enfrentar los cambios necesarios.
El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, se suele armar el Pesebre en las casas, los comercios y lugares públicos. Que al contemplar la sencillez y belleza que nos trae el nacimiento del Dios Niño nos acerquemos a Él con confianza.
El próximo sábado 16 de diciembre a las 11 hs se beatificará en la Basílica de Luján a un cardenal argentino que dejó huella —y de la buena— en nuestro país, en el continente americano y en Roma: Eduardo Pironio. Una fiesta que celebrarán en vigilia desde la noche anterior en la plaza lujanera los jóvenes de hoy que recibieron y abrazaron su legado en la Pastoral de Juventud Argentina. Preparemos nuestros corazones para esos días de memoria agradecida por su vida entregada a la Iglesia universal.
Y recemos por las nuevas autoridades que asumen hoy en un nuevo período democrático.