Gualeyos por el Mundo
Genaro Pedrazzoli desde Fiumefreddo Bruzio, Italia
Genaro Pedrazzoli está residiendo desde hace unos meses en el sur de Italia, un pueblito pequeño, pero pintoresco. Desde allí nos escribió para compartir sus primeras vivencias en un país europeo.
“Toqué suelo italiano el 15 de mayo del corriente año. Hoy, a principios de octubre puedo decir que llevo casi 5 meses viviendo en el “viejo continente”. Creo que hubo muchos factores que me llevaron a tomar esta decisión, pero principalmente podría decir que es el hecho de viajar y conocer un poco otra parte del mundo. Estoy en una etapa de mi vida en la cual me interesa mucho crecer en todo aspecto y creo que un viaje así es el mejor “maestro”. Sumado a la experiencia que me podría dar y la diversidad cultural, lo quise tomar a modo de crecimiento en mi trabajo, realizando videos y contenido para mis redes sociales, saliendo un poco de lo “típico”.
Sumado a esto, y no menos importante, un objetivo que tuvo este viaje, es realizar la ciudadanía italiana y poder obtener el pasaporte europeo. Como bien sabemos, es una herramienta que brinda mucha facilidad para la entrada y permanencia en muchos países.
Haciendo a un lado Argentina, Italia fue el primer país donde me he radicado o asentado. Actualmente vivo en Fiumefreddo Bruzio. Es una pueblito muy chico, de poco más de 2000 habitantes. Está ubicado bien bien al sur de Italia, a unos 1.100km de Milano y 500km de Roma. Pertenece a la Región de Calabria, en la provincia de Cosenza. Cuenta con poco más de 2.000 habitantes, pero este número crece exponencialmente en temporada de verano. Hace 2 meses, en pleno agosto, las playas estaban saturadas de gente. Era una sombrilla al lado de la otra. Algo difícil de creer, cuando en junio, muchas veces, iba a la playa y era la única persona en metros y metros.
Lo mismo para los locales de comida. Fuera de temporada, es tan poca la gente que anda, que directamente las pizzerías y rotiserías empiezan a abrir a partir de los jueves. Pero en el pico de gente, mediados de julio, no había ni un lugar que no abra de lunes a lunes.
En cuanto a las costumbres, lo que más me he dado cuenta es como la gente grande se arma su “rondita” y se pasa las mañanas y tardes hablando. En Argentina pasa un montón, pero al menos acá en Fiumefreddo, es mucho más notorio. No es raro ver un grupo de señores hablando a las 9 de la mañana y volver a la tarde y que sigan en la misma posición, ¡jaja!
En cuanto a mi trabajo, sigo haciendo lo mismo que lo hacía en Argentina, de Entrenador Personal, pero lo llevo a cabo de manera online. Es decir, armo rutinas de entrenamiento de gimnasio para todas las personas que necesitan una mano en esa área.
Pero… con el idioma tuve y tengo sentimientos encontrados. Previo al viaje, unos 2 o 3 meses, no se me ocurrió ni siquiera estudiarlo porque para mí era “igual al español”. Este pensamiento, claramente erróneo, me llevó a estar casi incomunicado las primeras semanas, porque claramente, y aunque tenga similitudes, no es “igual al español”. Hoy en día, luego de tratar de sociabilizar con gente del país y ayudándome con algún que otro video de YouTube, he aprendido lo necesario para poder mantener una conversación en italiano. Claramente a mis ritmos y tiempos pero estoy muy contento de poder haber aprendido un nuevo idioma. Impensado para Genaro que se subió al avión rumbo a Roma sin saber siquiera que significaba “Ciao” (Hola en italiano).”
(continuará)