Graciela Mayer- Yohana Guercovich: Madre e hija psicólogas
El Debate Pregón conversó con las psicólogas Graciela Mayer y Yohana Guercovich, madre e hija con una misma profesión: psicólogas.
El Debate Pregón conversó con las psicólogas Graciela Mayer y Yohana Guercovich, madre e hija con una misma profesión: psicólogas. No hubo una influencia explícita en la elección, pero la vida familiar, las charlas y el trabajo hicieron lo suyo para la coincidencia.
Graciela Mayer comparte su experiencia inicial, su especialización y lo gratificante de su tarea: -Me mandaron a Córdoba a estudiar porque ahí estaban mis hermanos, aunque me las tuve que arreglar sola. Quería ser psicopedagoga, pero se cierra la facultad de esa carrera y comencé con psicología y elegí materias optativas que eran pedagógicas, así que soy psicóloga con una formación bastante importante en pedagogía. Cuando me recibí, vine a desempeñarme a Lucecitas y me encantó trabajar con los niños; no había especializaciones en esa época. También trabajé en el Bachillerato Rural, en asistencia a adolescentes; fue una hermosa experiencia que duró catorce años. Tiempo después descubrí que existía hacer una especialización en psicopedagogía, en Buenos Aires, en un instituto maravilloso al que concurrí durante muchísimos años; había que enseñar lo aprendido, lo que no me costaba nada porque me encantaba. Di cursos a los docentes y hacía talleres con ellos. Esos talleres eran interesantes para la toma de conciencia en ciertas situaciones. Otro taller que he dado fue acerca de las consignas que los docentes planteaban a los niños. La idea es que las consignas deben ser claras para los niños, algo que no siempre es así. Se trata de sentir lo que siente un niño cuando debe encargarse de consignas que no son claras, cuando no entiende qué es lo que hay que hacer.
A medida que fue tomando experiencia, incrementando sus conocimientos, G.Mayer encaró otros desafíos: -Posteriormente, me fui de Lucecitas y empecé a trabajar en el SAIE, cuando éste fue creado; gané un cargo de psicóloga, quien tenía el "plus" de ser la coordinadora con la asistente social y la fonoaudióloga. Crearon el SAIE y los cargos, pero nada más; no teníamos lugar para trabajar. Recuerdo que se le pidió al concejal Bur que nos donara el sueldo de su función y así lo hizo con lo que pudimos comprar un escritorio, fichero, papelería... No teníamos nada. Como coordinadora establecí la condición de que, además, fuéramos a las escuelas, y no solamente trabajar en la sede del SAIE; la idea era dotar a los docentes de herramientas para manejar ciertas algunas situaciones, estar en las aulas, y darle también la confianza de que puede hacerse cargo de los problemas.
-Después estuve en Paidós. Ahí fue el summum del placer, realmente; fue maravilloso trabajar ahí. Implementamos el constructivismo "a full". Todos los chicos que fueron a esa escuela tienen una manera de pensar distinta; siempre tienen presente la duda. No premiábamos tanto las respuestas como las preguntas; nos interesaba que preguntaran, que intercambiaran, que discutieran acerca de algo.
-Tenía un consultorio en mi casa, además. A los chicos les contaba lo que sus padres me habían planteado, pero a sus padres no les decía lo que yo trabajaba con ellos: tiene que haber una cierta exclusividad. Yo hacía la interpretación de lo que había sucedido en el consultorio, lo que pensaba que se podía incluir, cómo se podían manejar ciertas situaciones porque a veces hay cuestiones que se pueden solucionar desde la casa, no sólo a través del psicólogo.
Con respecto a si influenció en la decisión de su hija Yohana, nos dice: -No creo que en forma explícita sobre el tema, pero el simple hecho de ser y vivir en familia, puede haberla inclinado a la misma profesión.
Yohana Guercovich, psicóloga
Conversamos con Yohana Guercovich, hija de Graciela Mayer quien nos dijo lo siguiente: -Si me preguntás si mi mamá tuvo algo que ver en mi elección vocacional, te diría que sí; siempre fue una persona comprometida, entusiasta, apasionada de lo "psi", lo pudo transmitir. También mi papá fue una persona que tuvo una manera de escuchar distinta, supo comprender el padecimiento de sus pacientes mucho más allá de lo estrictamente orgánico. La palabra tuvo un lugar destacado en mi familia; siempre se le dio lugar y relevancia a la salud mental, a lo emocional.
-Tomé la decisión de estudiar psicología muy tempranamente, desde la pubertad, al punto de que mis padres se inquietaron y me preguntaron si no había decidido demasiado pronto; pero nunca lo dudé. La verdad es que estaba muy decidida y lo sigo estando aún, me dedico exclusivamente a esto cada día, orgullosa y muy satisfecha.
-Es verdad que inicié y cursé la carrera con un panorama un poco más acotado de lo que es el ejercicio profesional; tenía la idea del consultorio particular, de atender pacientes en el diván. De hecho es algo que hago y me encanta; sin embargo, mi desempeño laboral y profesional es más amplio; realizo también funciones como psicóloga de guardia en un hospital general de agudos. Es otra forma de ejercer la práctica profesional dentro del área de la salud mental en el sistema público. Así que voy alternando mi trabajo entre lo público y lo privado, sosteniendo mi actividad con el deseo como causa.
Más adelante acuden otros recuerdos a Yohana: -En la niñez quería ser peluquera; de ahí viene el chiste familiar acerca de que mis elecciones siempre tenían que ver con la cabeza.
Hacia el final, Yohana vuelve al tema de la influencia en la elección: -Respecto a la influencia de mi mamá en cuanto a la elección de mi carrera, quiero decir que en ningún momento hubo, de parte de ella, una "bajada de línea" en lo que había que estudiar. En mi casa siempre fue muy importante estudiar y la formación académica. No estaba en duda que teníamos que estudiar carreras universitarias, pero siempre tuvimos la máxima libertad para poder elegir qué carrera y en qué universidad. Así que elegí libremente y siempre tuve el gran acompañamiento de mis padres.