Navidad
Gualeguay en Diciembre
Les compartimos una editorial de edición especial, escrita por el Dr. Bernardo “Cacho” Gandini, con motivo de la Navidad.
Se llena de olor a jazmines y son los olores los que evocan recuerdos; rápidamente las imágenes inundan nuestros cerebros y son momentos de encuentro para compartir el agua del mate, pero cada uno con el suyo. Es probable que entre las primeras evocaciones estén los festejos de las promociones de los egresados de la Normal, la Comercio y el Colegio San José. Cuando en nuestros “exilios” universitarios, contábamos el compromiso con estas celebraciones, a los demás les costaba creernos; los vínculos de estas etapas entre nosotros, en general, no se logran en ciudades más grandes. En lo personal conservo el reconocimiento de esta alegría de más de 60 años, que se refleja en los abrazos y recuerdos, con miradas de complicidad y códigos de comprensión sin necesidad de explicaciones aclaratorias.
En esta época vuelven las imágenes de las cervezas en las mesas del Águila, después Apolo, con los maníes salados que afectuosamente traían Salatino y Medina. Cuando el hambre aparecía, era el momento de decidir los traslados caminando, entre las pizzas del Apolito, de las que nunca encontré alguna similar, o las milanesas de Burlando, seguidas por el tradicional queso y dulce; en algún momento apareció en competencia El Abrojito, en la ruta. En la etapa de los roles familiares de hijos, las cervezas y los tostados, eran en el Italia, sin olvidar los Olímpicos y la Bidú con maní, de la época de la niñez.
Terminar la cena de Navidad lo más rápido posible, para reunirse en la previa a serenatas… Cada barra tenía que conseguir guitarrero y cantor, el pago a esta “distinción” era un par de botellas; algunos llevaban el registro de las familias más generosas en el regalo de bebidas; nunca escuché quejas por bancarse tres o cuatro visitas de serenatas, porque además de repertorios, que probablemente fueran los mismos, varios sapos cancioneros o zambas de mi esperanza, no debe haber sido una exquisitez. Con el correr de las horas los registros vocales y las afinaciones iban tomando las influencias etílicas… El lugar para terminar esa larga noche era el balneario hasta que el sol acariciaba bastante fuerte; nadie se preocupaba por la hora de regreso, no era la época de los miedos líquidos de Bauman. “Todo tiempo pasado fue mejor…” los investigadores saben que no es verdad…pero a veces lo parece.
Les deseo la mejor Navidad que puedan crear en el seno familiar, a pesar del apuro de los jóvenes y la concentración en los buenos deseos por celulares, que sean menos que los intensos abrazos presenciales; que el recuerdo y los besos al cielo, de quienes en este momento están en otros lugares, sea como ellos hubieran querido, con la alegría de los mejores momentos vividos… ¡FELIZ NAVIDAD!