Por Santiago Joaquín García
Gualeguay y la privatización de los clubes
Ante la reglamentación de las Sociedades Anónimas Deportivas, dispuesta por el Gobierno en los últimos días, en esta nota explicamos de qué se trata y cómo podría influir en el hipotético caso de que se avance en nuestra ciudad.
Hace unos días el Gobierno reglamentó las Sociedades Anónimas Deportivas en el Boletín Oficial. Esta decisión es un viejo anhelo de Mauricio Macri, y fue tomada por recomendación del recién designado Federico Sturzenegger. La disposición de la Inspección General de Justicia dictamina “que, atento a lo dispuesto en los artículos 346 y 347 del Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 70/2023, que modificó el texto de los artículos 30 y 77 de la Ley Nº 19.550 (T.O. 1984) y sus modificatorias, debe aceptarse la participación de las asociaciones civiles y fundaciones como accionistas en sociedades anónimas y la transformación de las asociaciones civiles en sociedades anónimas; así como simplificarse la inscripción de entidades de bien común constituidas en el extranjero para el desarrollo de su actividad en la República Argentina”.
Camino a la Corte
En la actualidad, las organizaciones rectoras del deporte en nuestro país -como es el caso de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)- prohíben la afiliación y participación en los torneos de un club que sea una SAD. Dicho de otro modo, para que un club pueda ser admitido dentro de la AFA debe organizarse jurídicamente como asociación civil. El DNU cambia 2 puntos importantes con respecto a esto. En primer lugar, la nueva norma señala que las diferentes organizaciones rectoras del deporte en nuestro país no podrán “impedir, dificultar, privar o menoscabar cualquier derecho a una organización deportiva, incluyendo su derecho de afiliación a una confederación, federación, asociación, liga o unión”. Es decir, las organizaciones deben modificar sus estatutos para permitir la afiliación de un club que sea SAD. En segundo lugar, el DNU obliga a todas “las asociaciones, federaciones y confederaciones deportivas” a cambiar sus estatutos dentro del próximo año y a “adecuarse a los términos previstos por aquel”. Con respecto a estos 2 puntos, el 30 de enero de 2024, el Juzgado Federal de Mercedes, ante una demanda iniciada por la Liga de Fútbol de Salto, entidad afiliada a la AFA, dictó una medida cautelar que suspendió ambos artículos del DNU. El 14 de marzo la Cámara Federal de San Martín confirmó la resolución de primera instancia. El Estado apeló nuevamente y el caso está en la Corte.
Antes de ser echado por X (Twitter), el ex subsecretario de Deportes de la Nación, Julio Garro, señaló: “Es importante que el Estado se involucre porque cuando un club crece genera más laburo, hay más visibilidad, más competitividad. Crece también la economía en sus ciudades, la gastronomía. Es imperioso salir del status quo y generar valor”. Y agregó: “Eso va a comenzar no en los grandes clubes, sino en los clubes que no tienen dónde entrenar, no tienen manera de pagarle el transporte a sus chicos. Necesita el acompañamiento de un privado, asociado a un club sin perder lo social, sin que sea obligatorio, donde los socios sean los que eligen. Y a partir de ahí el club comenzará a tener competitividad”.
Algunos antecedentes
Esto que se presenta como una novedad, ya tiene varios antecedentes en nuestro país. Después de la quiebra solicitada en 1999, el fútbol de Racing Club de Avellaneda fue gerenciado por Blanquiceleste Sociedad Anónima, y también del estadio y el merchandising, desde el 29 de diciembre de 2000 hasta el 7 de julio de 2008. La empresa prometió pagar la deuda que se había generado en la quiebra del club durante los años noventa. Sin embargo, la gestión fue criticada por los hinchas del equipo por su falta de compromiso, malos resultados, deudas, decisiones financieras pobres y alquiler del estadio a rivales de la institución. Luego de una administración inestable, el club volvió elegir a sus presidentes, rescindiendo el contrato a Blanquiceleste antes de su finalización.
En julio de 1999, cuando Mauricio Macri era presidente de Boca Juniors, llevó el tema a la AFA y en la votación fue el único que levantó la mano a favor de las SAD. Algunos años antes, en 1993, había querido comprar el Deportivo Español por 15 millones de dólares de la mano de su entonces presidente, Francisco Ríos Seoane. Mudaría la localía a Mar del Plata y le cambiaría el nombre al club. Los socios reunidos en asamblea lo impidieron. Dos años después, Ríos Seoane logró fusionar al Club Deportivo Español con otras dos entidades de la colectividad: Club Español de Buenos Aires y el Hospital Español de Buenos Aires para formar una nueva entidad llamada Unión Española. Con la denominación Unión Española, Deportivo Español compitió en ese breve lapso en los torneos de AFA. Dicha sociedad fue disuelta bajo sospecha de fraude fiscal, y Deportivo Español recuperó su nombre, pero su descenso deportivo fue tan estrepitoso que hoy participa en la cuarta división del fútbol argentino.
Gualeguay y los clubes
En el balance del Corso 2024 pudimos conocer las ganancias que obtuvieron los clubes de Gualeguay. El total superó los 112 millones de pesos y se repartió entre Urquiza, Ferroviario, Barrio Norte, Jockey Club, San Lorenzo, Libertad, BH y Quilmes. Es importante destacar que las personas que colaboran en los clubes de nuestra ciudad a diario lo hacen sin obtener ninguna retribución a cambio. Es decir que, si los clubes pueden acceder a esas ganancias y otras como las rifas y demás, es gracias al trabajo desinteresado de cientos y cientos de personas que le regalan su tiempo a la institución. Son asociaciones civiles sin fines de lucro que se crearon y nombraron de maneras muy diversas, como nuclear a empleados de una empresa (BH), un comercio que se suma a un torneo libre con su firma (El Progreso), un grupo de vecinos que obtiene como primer regalo el cuadro de un prócer (Urquiza), etcétera. Su escudo, su historia, su sede y sus colores son parte de su identidad, y cambiarlos es casi lo mismo que matarlos. Sólo las personas que ven al deporte como un negocio y se olvidan de la función social de los clubes, pueden impulsar una idea semejante. También es oportuno recordar que en Gualeguay no existen demasiadas empresas, y que las existentes contribuyen en mayor o menor medida con el desarrollo de los clubes. ¿Con qué objetivo podría un privado invertir en los clubes de nuestra ciudad? ¿Para quedarse con las ganancias del Corso? ¿Para poder vender a las jóvenes promesas del fútbol local? ¿Para apoderarse de sus inmuebles y sus predios o explotarlos con fines comerciales? Pensar que un privado va a invertir (que no es lo mismo que donar) en un club sin esperar obtener una ganancia es de una ingenuidad suprema. ¿Qué negocio habría en alojar inundados en las instalaciones? ¿Cuál sería la ganancia de trasladar comida hacia los barrios afectados? ¿Cuál sería el beneficio de recorrer las zonas inundables en piraguas? La colaboración de los clubes de Gualeguay en la reciente inundación fue determinante para mitigar sus efectos y colaborar con sus afectados.
Semilleros de campeones
Fabián D’Aloisio y Juan Stanisci, editores de ‘Semilleros. La historia de los campeones en sus clubes de barrio’, tras la resolución del gobierno de los últimos días respecto a las SAD, han decidido liberar el libro para descarga gratuita. La obra recorre la infancia y el primer club de los 26 campeones del mundo en Qatar 2022, de Scaloni y Aimar. Sabemos que nuestro Lisandro Martínez ha surgido de Urquiza y Libertad, pero algunas personas desconocen el origen del resto de los jugadores. Vamos una lista y una conclusión: Armani (Club Atlético Aprendices Casildenses y Club Atlético Alumni –Casilda – Santa Fe); Foyth (Club Victoria –La Plata – Buenos Aires); Tagliafico (Club Atlético y Social Villa Calzada – Buenos Aires); Montiel (Club Social y Deportivo El Tala – Buenos Aires); Paredes (Sociedad de Fomento La Justina – Buenos Aires); Pezzella (Club Juventud Unida de Algarrobo – Bahía Blanca); De Paul (Club Social y Deportivo Belgrano de Sarandí – Buenos Aires); Acuña (Club Don Bosco de Zapala - Neuquén); Álvarez (Club Atlético Calchín - Córdoba); Messi (Club Abanderado Grandoli - Rosario); Di María (Club El Torito - Rosario); Rulli (Club Ateneo Popular – La Plata); ‘Cuti’ Romero (San Lorenzo de Las Flores - Córdoba); Palacios (Juventud Vecinal José Ingenieros – San Martín); Ángel Correa (Club 6 de Mayo - Rosario); Almada (Club Santa Clara – Fuerte Apache -Buenos Aires); ‘Papu’ Gómez (Club Rojos de Gerli); Guido Rodríguez (Club José María Bosch – Buenos Aires); Otamendi (Club Villa Real – Buenos Aires); Mac Allister (Club Parque – Buenos Aires); Dybala (Sportivo Laguna Larga - Córdoba); Lautaro Martínez (Liniers – Bahía Blanca); Dibu Martínez (Urquiza, Talleres y San Isidro – Mar del Plata); Enzo Fernández (La Recova – Buenos Aires); Lisandro Martínez (Urquiza y Libertad - Gualeguay); Molina (Club Náutico Fitz Simón - Córdoba); Aimar (Estudiantes de Rio Cuarto - Córdoba); Scaloni (Club Sportivo Matienzo – Pujato – Santa Fe).
No olvidemos que todos nuestros campeones del mundo y el cuerpo técnico que nos llevó a la máxima gloria salieron de clubes de barrio, de asociaciones civiles sin fines de lucro.
El verdadero peligro
Recordemos que el Gobierno asegura que los clubes con menos recursos serían los primeros en abrazar las SAD y que eso implicaría un crecimiento. Como perla de esta nota le preguntamos a la Inteligencia Artificial cuáles podrían ser las consecuencias negativas si los clubes de Gualeguay se privatizaran. Y esta fue su respuesta:
Aumento de Costos: La privatización podría llevar a un aumento en las cuotas de membresía y en los costos de uso de las instalaciones, lo que podría excluir a sectores de la población con menores recursos económicos.
Pérdida de Accesibilidad: Los clubes podrían volverse menos accesibles para la comunidad en general, priorizando el beneficio económico sobre la inclusión social.
Reducción de la Función Social: Los clubes deportivos cumplen una función social importante al ser espacios de encuentro comunitario y promoción de la salud y el bienestar. La privatización podría reducir el enfoque en estas funciones en favor de objetivos comerciales.
Cambio de Enfoque: Los clubes podrían cambiar su enfoque, priorizando eventos y actividades rentables sobre aquellos que benefician a la comunidad, pero generan menos ingresos.
Disminución del Sentido de Comunidad: La privatización podría afectar el sentido de pertenencia y comunidad que muchas personas tienen hacia sus clubes, convirtiéndolos en entidades más impersonales y comerciales.
por Santiago Joaquín García