Hay cosas que no debemos guardar en la mochila

Esta obra, mezcla el drama con el humor, con la comedia. La actriz se pone en la piel de una joven que va a visitar a su padre al hospital cuando está en estado de coma. Es un poco desalineada y alocada, pero aún así está ahí queriendo cerrar historias o viejas heridas que marcaron su vida por completo aunque no lo sepa.El camino que ella recorre por este mundo, está relacionado al vínculo que tuvo con él. O que no tuvo. Quizá ella intenta tomarse todo de la forma en que lo hace para que lo que le está pasando, no le duela tanto. Para que no le pese tanto.Esta obra es fantástica. Desde los efectos de la iluminación, que te dejan sin habla, hasta la letra que te deja llorar de risa a carcajadas. Hay una conexión increíble entre la actriz y sus espectadores. Te habla, te mira, pero a la vez sabes que eso no es para vos. Te trasmite lo que siente, sus miedos, sus risas, sus lágrimas. De un momento al otro pasas de la risa al llanto.Esta representación tan cruda, tan real del mundo en que vivimos, me dejó grabado que quedarnos siempre callados, sin decir ni hacer nada con respecto a las cosas que nos molestan, a las cosas que nos duelen, a la larga te pesa. Y de alguna u otra manera siempre te afectan aunque no quieras, aunque digas que no y no te des cuenta.Quisiera dejarles un mensaje más personal. Me gustaría decirles a todos aquellos padres que tienen conflictos con sus hijos y a aquellos hijos que no tienen buena relación con sus padres, que no se ven, que no se hablan o que simplemente discuten por pavadas, que si del otro lado no dan el brazo a torcer, quizá quiera decir que nos toca a nosotros tomar las riendas. Si él no te va a ver, anda a verlo vos. Si no te llama, llámalo vos. He visto muchas relaciones donde por décadas no se hablan y un día, por cosas del destino, siempre malas, se vuelven a juntar y tienen que tirar juntos para el mismo lado y parece que el tiempo para ellos jamás pasó, después de tanto rezongar con que no se iban a hablar más.Dicen que la vida es una sola. Todos tenemos nuestros errores, sean los que sean, pero somos humanos y es preferible aprender a vivir soportando un perdón que quizá no nos correspondía pedir que a vivir soportando un nudo en la garganta. Las mochilas pesadas no valen la pena, no tienen sentido alguno. A veces, tenemos que hacer las cosas por nosotros mismos, no por los demás, sino para cuidar la conciencia, para estar en paz. Y esto pueden aplicarlo a cualquier situación de la vida, a cualquier tipo de relación. Porque ¿qué pasaría si cuando quieran hablar ya no puedan? Por acá andamos un rato. Y hoy estamos, mañana quién sabe.Marilina Camino Gomensoro