Homenaje al Dr. Ángel Guercovich

El pasado 25 de enero se cumplió el primer aniversario del fallecimiento del Dr. Ángel Guercovich, una herida abierta en sus seres queridos y en la sociedad de Gualeguay por lo que significó como médico y como persona de marcados valores éticos. 

Fue médico ginecólogo y obstetra, pero en muchos casos fue médico de familia porque con su psicología y afecto llevaba comprensión y tranquilidad a todo el grupo que rodeaba a una paciente, su paciente a la que sabía escuchar, entender, aliviar.

Dentro de la medicina, la obstetricia es una de las especialidades que celebra el nacimiento de una nueva vida, vela por ella desde los primeros pasos de la concepción y desarrollo y ayuda a nacer. Todos esos momentos únicos para una mujer, para una familia, contaron con la presencia de quienes acudían a él, a quien daba confianza aún en  los momentos de nerviosismo, difíciles o dolorosos. Quienes no trataron personalmente, quizá veían en él un gesto adusto; nada más lejos de ello, porque sus conocimientos, su experiencia y su amor por la especialidad lo llevaban a ser fuerte, pero comprensivo, con una paciencia, generosidad y cariño que muchos conocimos.

Lógicamente que su especialidad también lo llevaba a tratar patologías difíciles, dolorosas, extremas, ante las que se plantaba seguro, fuerte, tolerante, con la humildad de recurrir a colegas si se hacía necesario.

Una dolencia irremediable lo llevó de nuestro lado, afección que supo afrontar con decisión y coraje, el mismo coraje que infundía a sus pacientes. Sin duda que sus conocimientos le daban la certeza de lo inexorable; seguro que en su cuerpo y en su intimidad sufría y lamentaba tener que marcharse, pero indudablemente su corazón lloraba más aún por el dolor de su familia, de sus pacientes, de sus amigos.

Dr. Ángel Guercovich, una persona necesaria, querible, sabia, tolerante, siempre presente, que se marchó hace un año cuando aún tenía mucho para brindar.

Graciela Saavedra