Homenaje a Piazzolla
El concierto del sábado 11 del corriente mes, junto a las escalinatas del Club Social, a cargo del cuarteto dirigido por el maestro Norberto Vogel, en homenaje a los 100 años del nacimiento de Astor Piazzolla, fue realmente magnífico
. Tener la oportunidad de escuchar a cuatro grandes músicos: el bandoneón de Norberto Vogel , el piano de Matías Nicolás González, el violín de Pedro Pablo Pedroso y el contrabajo de Nicanor Suárez fue un hermoso regalo para todos quienes nos acercamos a disfrutar de las más importantes y bellas composiciones del gran músico argentino. Algunas de estas obras tuvieron la participación de solistas gualeyos, lo que fue una verdadera distinción de parte del maestro Vogel para quienes, no siendo profesionales, demostraron esa noche su pasión por la música.
Con una destacada trayectoria internacional, los músicos que nos visitarondemostraron en cada una de las entregas su innegable calidad .Piazzolla requiere que el músico que lo interpreta sienta su música y la transmita con pasión. Si eso no ocurre se opaca totalmente su belleza musical. Y esa noche disfrutamos de momentos realmente mágicos durante el concierto. Me llamó la atención el respetuoso silencio del público que, evidentemente, captó esa magia.
Mi hermano Jorge fue un apasionado de la música de Piazzolla. Me refiero a Jorge Alarcón, creador del programa Piazzollando que se transmitía por LT38, amigo personal de Astor Piazzolla, a quien alguna vez le hizo un reportaje para la radio. Recuerdo que el maestro le enviaba cada uno de sus trabajos discográficos como reconocimiento a su dedicación y admiración.
Jorge era un hombre de una gran sensibilidad y de un oído privilegiado. Era muy chico y lo recuerdo pegando su oído a la radio cuando captaba la buena música o la voz de un gran intérprete. Por aquel entonces en casa no había cómo escuchar sus discos, (los que compraba en Casa Cadario con el dinero que le regalaban), entonces marchaba con ellos bajo el brazo a la casa de una familia amiga donde había un antiguo gramófono. Tendría 12 o 13 años. Fue en aquel tiempo cuando comenzó su gran colección de discos de Juan D'Arienzo. Apreciaba su música, su ritmo, la insuperable calidad del pianista Fulvio Salamanca, de los bandoneonistas, violinista, contrabajistas. Conocía sus nombres y su trayectoria. Admiraba la personalidad del maestro D'Arienzo, su apasionada manera de dirigir.
Jorge no estudió música, pero fue un intuitivo. Nació dotado para la música. Reconocía la calidad de otros intérpretes de melodías del mundo, sobre todo del jazz. Cuando se empezaron a conocer las composiciones de Astor Piazzolla su sensibilidad descubrió un mundo nuevo en la música argentina. Ya no era el marcado ritmo de D'Arienzo, ni la cadencia del tango oída hasta aquel momento. Fue el descubrimiento de una nueva armonía, con disonancias que le revelaron la llegada de un enorme músico con fantásticas orquestaciones, un nuevo lenguaje de un bandoneonista con armonías y cadencias que le fueron conquistando el corazón, una nueva expresión, un nuevo espíritu con una calidad inagotable. Jorge lo entendió y lo recibió con respetuoso asombro. Y esa admiración lo llevó a ser el principal difusor de esta nueva música en el interior del país.
Este fue mi hermano Jorge, un enamorado de la música, un tipo que ocultaba detrás del gesto adusto su gran sensibilidad, su gusto exquisito. Por eso esa noche, recordándolo, no pude ocultar mi enorme emoción.
Si, Jorge Alarcón estuvo el sábado 11 con nosotros, en el recital homenaje al gran Astor Piazzolla, admirando al cuarteto del maestro Norberto Vogel, disfrutando una vez más de la música que tanto amó.
Zélika Alarcón de Tamaño