Suplemento Aniversario Gualeguay
HUMBERTO P. VICO: EL LEGADO DE SU OBRA Y EL EJEMPLO DE SU VIDA
En el 239 Aniversario de nuestra ciudad, el homenaje al autor de una obra que inmortaliza la Historia de Gualeguay.
Desde ua conceptualización específicamente histórica, Ortega y Gasset afirmó que “El hombre es un ser que se está haciendo incesantemente a sí mismo, tiene futuro y por ello tiene que recordar el pasado. El recuerdo del pasado es lo que le permite encontrar las coordenadas necesarias para orientarse hacia el futuro. En suma, el hombre no tiene naturaleza, sino que tiene… historia. O lo que es igual: lo que la naturaleza es a las cosas es la historia al hombre”.
Esa necesidad de conocer el camino recorrido por nuestra ciudad para, en definitiva, conocernos, impregna el claro objetivo del Profesor Humberto Vico al escribir la “HISTORIA DE GUALEGUAY”. La recreación del acervo de sucesos que conforman el hoy, el por qué más inmediato, la raíz y el sentido de nuestra sociedad, lo llevó a continuar una labor que, en su momento, consideró concluida “era mi propósito dejar de andar por los caminos de la Historia pueblerina”, dice, pero la fuerza que le infundía su calidad de historiador se proyectó en el tercer tomo de su obra.
Con ella, nos acerca a los gualeguayenses a un pasado más cercano, sin renunciar, por ello, al rigor y a la calidad, permaneciendo fiel a la minuciosa práctica historiográfica que caracteriza toda su obra histórica. Pero además, y por sobre todo, honró a nuestra ciudad con este legado: el de poseer su historia escrita proveyendo con ello de uno de los elementos más valiosos para una sociedad: la de conocerse y re-conocerse para construir su identidad.
En el “Propósito de la obra”, reitera lo que escribiera en su primer libro: “Sólo he querido que la senda siga abierta y que muchos hechos no caigan en un irreparable olvido…” pero esa intención no sólo quedó circunscripta a su quehacer como historiador porque Humberto Vico abrió otra senda que indefectiblemente no caerá en el olvido: la de su propia vida.
Como tantos de los aquí presentes, tuve el privilegio de conocerlo, conocimiento que devino en un respetuoso pero profundo acercamiento, desde la apertura singular del espíritu, generado sólo por quien se admira. Y este es uno de los regalos más grandes que la vida me ha brindado, como el estar aquí, en este momento, recordándolo como persona a través de su obra.
Fue un libro de historia argentina quien nos presentó, yo había empezado a cursar el profesorado y él, sentado en su escritorio, señaló su enorme biblioteca y dijo: “esto lo he adquirido durante años y con gran esfuerzo, aquí está mi vida”. Esa, su vida, que se fue deshojando junto a cada libro que partía, cuando la pobreza comenzó a golpearlo y su salud se fue escurriendo en dolencias físicas con olor a tinta.
Pobreza y política parecen no hermanarse, casi suena a paradoja. Pero Don Vico militó en la política; sus convicciones desarrollistas lo llevaron a ser Diputado Provincial y aquí vale destacar un hecho inusual: se negó a cobrar la jubilación como tal porque consideraba una inmoralidad recibir una pensión de por vida cuando sólo había trabajado un tiempo.
Mucho habrá costado comprender esa actitud y otras tantas que lo llevaban a dar sin pensar en recibir, pero nada mejor que el testimonio de sus hijos que hoy, ya adultos, guardan con orgullo su herencia: “no nos dejó dinero ni propiedades, pero nos dejó su ejemplo de rectitud y honestidad y la vivencia permanente en el recuerdo de quienes lo conocieron”. Y esa, sin duda, es la mayor fortuna que puede dejar un padre.
Con generosidad y humildad sin límites regaló su saber que llegaba impregnado de la entereza de su ser. La modestia, la sencillez, la comprensión y la sabiduría, lo acompañaron como docente y como rector de la Escuela de Comercio. Dispuesto siempre a ayudar, sin considerar nunca como propiedad personal el conocimiento ni el estudio, el especial cariño con que sabía corregir los errores, la sugerencia oportuna y la disposición para resaltar los logros, generaba el respeto y el compromiso hacia el deber, simplemente para no defraudarlo.
La trascendencia es el recuerdo de los actos, y por ellos el Profesor Humberto Pedro Vico, hijo y orgullo de nuestro Gualeguay, ha trascendido al tiempo, se ha fundido con la historia viva y forma parte de ella. Como profesor, como amigo, como político, como trabajador, como historiador incansable fluyendo en páginas que vivencian el pasado y que nutren nuestro presente. Su recuerdo evoca la lucha, la decencia y la austeridad que se proyectó en una vida pública ejemplar, que puso a prueba en todo momento su honestidad y su civismo acompañado todo ello por la invalorable grandeza de su humildad.
Dice un proverbio árabe: “Un hombre no muere definitivamente por tres cosas, un hijo piadoso que rece por él, una buena obra y el respeto y el cariño que se supo ganar entre su pueblo." Todo ello lo reúne Humberto Vico quien “desbrozó el camino” y dejó su imperecedera huella a través de su invaluable obra como historiador pero, además, haciéndolo con su impecable ejemplo, lo que lo hace no solo admirable sino, por sobre todo, profunda y esencialmente imitable.
Exposición de la Prof. Alicia Hauscarriague en el marco de la presentación del 3er tomo de la HISTORIA DE GUALEGUAY – marzo de 2005.-