Entrevista
Joaquín Gálligo: “Es algo hermoso poder, a través de la música, expresar lo que uno ve y lo que uno siente”
El guitarrista de K’rumbay, uno de los autores de ‘Re-Evolución’, hizo un repaso de su historia con la música y sus sensaciones como integrante del Corso. por Santiago Joaquín García
La música es el alma de los pueblos, y aquellos que se dedican a ejercer este arte, suelen recibir ese llamado desde muy pequeños: “Mi relación con la música empieza desde chico en el coro de la escuela. Gracias a una profesora de música que nos hizo participar en el coro de la escuela y empecé a tocar instrumentos de percusión. Y desde ahí ya empecé con el tema de las batucadas de aquel momento. A los ocho años salí en el Corso, por primera vez, tocando en Amanhá, en la batucada que en ese momento dirigía Pitu Otegui con Ángel Patterson. Salí con mi hermano Nacho, que también salía tocando”, recuerda. Sin embargo, su instrumento de cabecera, aquel con el que lo pueden ver todas las personas que lo conocen en todos los momentos de su vida es la viola: “Mi hermana había tocado la guitarra y había una guitarra en casa. Después de que se fue a estudiar y quedó la guitarra, en un momento quise aprender a tocar. Y empecé clases de guitarra con el Japo Vela, como a los doce años más o menos. Y a partir de ahí, ya no dejé de tocar más”, recuerda. Le consultamos por sus referentes: “En la criolla me gusta mucho Silvio Rodríguez y los trovadores. También me gusta el tango. Y en cuanto a la eléctrica, Chizzo (La Renga), y Mollo (Divididos)”, enumeró.
“Me gusta toda la música”
Como la mayoría de los músicos, su primer rol fue el de oyente, la posibilidad de disfrutarla desde su infancia: “La música siempre estuvo. El hecho de tener hermanos más grandes hace que, obviamente, uno escuchaba la música que escuchaban ellos. En aquellos años había un solo equipo de música en casa. Nosotros vivíamos cerca de la Plaza Constitución, y en aquel momento en la calesita de la placita al lado de la Iglesia había un hombre que ponía música todas las tardes. Así que ponía Los Iracundos. Mi vieja también es fanática de la música: Los Gatos y de la música de los setenta. Mi viejo un poco tanguero. Pero la influencia más grande fue por mi hermano Nacho, que es el que me sigue a mí. Él escuchaba música reggae, así que fanático de Los Cafres y de Bob Marley desde chico”, recuerda. Paso a paso se fue formando un gusto propio: “Luego, ya de adolescente, empecé un poco más con el rock y el punk, a conocer otro estilo más rockero, o más punk si se quiere. Y ya ahora de grande me gusta toda la música. Obviamente, la cumbia siempre presente por el hecho de que uno ha jugado al fútbol en un club y la música que se escucha en el vestuario, o en un asado, es La Nueva Luna, Los Charros, Los Palmeras. Así que, musicalmente, me gusta de todo”, reafirma.
Sus distintas facetas en el Corso
Joaquín en sus treinta y tres años se ha dado el lujo de disfrutar de nuestro carnaval (su casa familiar forma parte de la historia de las comparsas) desde todos los puntos de vista. “Mi relación con el corso ahora es como músico. Si bien yo después a los veinte salí bailando y salí tocando en batucada también, ahora es como guitarrista. Empecé con el Grupo Génesis a tocar en cumpleaños, casamientos y se dio la propuesta de presentar una carpeta en K’umbay para ver si podíamos salir en el Corso. Y se nos dio este año salir en la K’rumbanda con Génesis gracias a que Diego Peccín, un músico y compañero de otra banda me propuso formar parte del grupo Génesis. De ahí en adelante, gracias a Dios se laburó y se labura bien”, comentó. No sólo le toca presentarse como intérprete, sino también componer: “Me pidieron que componga la canción del tema de la comparsa que es Re-Evolucionando que, a su vez, trata de las revoluciones políticas, culturales y sociales a través de la historia. Y, bueno, hice la canción, hice la letra y la música con ayuda de Emanuel González, quien hizo la música también conmigo y de Diego Peccín”.
Re Evolución
Ya se escuchan sonar los tambores,
un llamado a la Revolución.
Esta noche viene desfilando
la comparsa de mi corazón
Azul grana vos siempre brillando
con tu fuerza y todo tu color.
Esta noche venís desfilando
con historias de liberación.
Alegría y pasión, creencia popular:
esta historia no tiene final.
K’rumbero yo soy.
Todos van a cantar Re-Evolución,
Re-Evolución, Re-Evolución.
Alegría y pasión, creencia popular:
esta historia no tiene final.
K’rumbero yo soy.
Todos van a cantar Re-Evolución,
Re-Evolución, Re-Evolución.
“Uno como músico se brinda para todo el mundo”
Le consultamos las diferencias que encuentra entre tocar en el carnaval y otros proyectos que ha tenido: “Obviamente, la masividad, el hecho de tocar para diez mil o quince mil personas todos los sábados. Y también el ámbito, el ambiente, el contexto. Es tremendo por la alegría, por cómo se contagia la gente. Eso hace que uno lo vaya disfrutando, ver la gente cómo está de contenta, cómo canta y salta con la música que hace uno. Y el Corso rompe con muchas cosas. Ahí el rico, el pobre, la clase media disfrutan de la misma manera, disfrutan de lo mismo. Más allá de que siga habiendo, en cierto sentido, la cuestión clasista en el Corso, uno como músico se brinda para todo el mundo”, explicó. En todos sus proyectos hay un denominador común, y que también destaca por su calidez humana: “Lo más lindo que me deja la música, más allá de las anécdotas, son los grupos humanos de los que uno ha formado parte. Y la cantidad de amigos y amigas que uno tiene. La cantidad de gente que uno ha logrado conocer gracias a la música. El hecho de formar parte de grupos donde hay, en este caso somos quince o dieciséis, en algunos grupos somos siete u ocho, en otros cuatro, pero uno va conociendo gente y se va relacionando y va aprendiendo del otro también”, agradece.
Se viene el proyecto solista
En el momento en el que usted lee esta nota el Corso ya ha terminado, y por ese motivo le preguntamos a Joaquín, cómo sigue su desarrollo como músico: “El año pasado grabé diez canciones propias que las subí a YouTube con el nombre de Manduví. Después, estamos grabando con Gurí Dread, la banda de reggae con la que toco, el segundo disco con canciones propias. Y este año me propuse grabar diez canciones propias más en formato solista. Así que, recién arranca el año, y una vez que termine el Corso arrancaré con eso”, comentó. Más allá de su gusto por la música, Joaquín no le corre el pecho al compromiso social que tiene el arte. Por eso se deja el final para una reflexión: “No puedo dejar de decir que la música es un arma para combatir y para decir todas las cosas que pasan. Las cosas están pasando, cómo uno ve la realidad. Y es algo hermoso poder, a través de la música, expresar lo que uno ve y lo que uno siente”.