Juli Bernigaud: “Mi experiencia en Málaga y en Cales de Mallorca”

“Yo amo Argentina y amo mi ciudad, pero me empecé a sentirme atrapada en un bucle donde ya nada me sorprendía, sentí que sabía de memoria lo que iba a pasar y pensé que la vida se tenía que tratar de algo más que sólo esto, por eso tomé la decisión de viajar e ir a conocer otras culturas. Me decidí ir a España porque sentí que era lo más acogedor en cuanto al idioma y a las personas, pero cuando llegué me di cuenta que no era como pensaba. Sea donde sea que vayas por más que hablen tu mismo idioma estar lejos de tu gente se siente igual. Yo me fui sin nada, me alquilé en un hostel y sólo sabía que iba a estar todo bien. Llegué y a los tres días ya tenía habitación y trabajo. Arribé a Málaga, sur de España, pero al mes me llegó una oferta interesante desde Mallorca y decidí irme a probar. 

En Mallorca el 99% de los turistas son ingleses, también hay alemanes, franceses, escoceses. El último idioma que se maneja es el español. El restaurante en el que trabajé estaba totalmente dirigido a ellos; desayuno inglés, almuerzo y cena; no sentía que estaba en España. Está ubicada en un pueblo que se llama Cales de Mallorca, se encuentra al este de la isla, es un pueblo muy chiquito que tiene sólo mil habitantes, y una de las mejoras playas. Al principio la frecuentaba seguido, pero con el tiempo empecé a sentir en agotamiento del trabajo y no fui más, ya que trabajamos 10 horas todos los días. Teníamos un solo día libre que lo usaba para viajar a un pueblo cercano para hacer la compra de la semana, ya que no contábamos con supermercados en ese pueblo.
Al terminar la temporada estuve viajando por el norte de España, pero no salí de ese país. En mi próxima experiencia me gustaría conocer otros países, y hacer temporada de invierno en alguno también.”