Aniversario
“La Perla” 40 años de tradición familiar
La Familia Espelosin, durante la Dictadura Militar vivía en Capital Federal y ante tanta persecución y conflicto, decidieron mudarse por seguridad propia y la de sus pequeños a una ciudad más tranquila. Por eso y por raíces familiares escogieron Gualeguay para vivir. Tiempo después de su arribo, compran el negocio “La Perla” en el año 1982.
La familia Espelosin, conformada por el matrimonio de Oscar Rafael Espelosin y Clara Cardozo, y sus seis hijos Claudia, Bettina, Oscar, Leonardo, Gabriela y Erika, sieguen liderando este local, después de 40 años de historia, de vivencias, de alegrías y de pérdidas.
Clara hoy tiene 80 años y define a “La Perla” como a una hija más, como a una parte de su familia, como a la mitad de su vida.
“En 1982 compramos el fondo de comercio de La Perla y ahí comenzó todo, mis hijos varones eran chicos y eligieron ese oficio”, nos cuenta Clara de Espelosin. Y continua “porque en ese entonces era estudiar o tener un oficio, asique los chicos eligieron eso, mis nenas fueron a estudiar, pero todas trabajaron en La Perla, ellas mientras atendían al público, se llevaban sus libros y estudiaban, y los chicos realizaban la mercadería en conjunto con mi marido y conmigo”
“Mis seis hijos siempre estuvieron ligados a La Perla, llegaban de sus ciudades de estudio y se iban a la perla a trabajar. Leonardo que continua allí al día de hoy, comenzó como panadero a sus 13 años. Y Oscar, si bien se mudó a Colón con su familia, abrió su panadería propia que también se llama La Perla, siguiendo el legado familiar”, nos cuenta Clara con una emoción que la desborda.
En un principio, la panadería fue una obra en conjunto con “Cacho” Ferreccio, a quien Clara lo describe como “nuestro maestro”. Ante esto sostiene, “Cuando se va Cacho Ferreccio, que estuvo con nosotros ocho años, cuando fallece, mi marido quería cerrar, entonces le dije que no, que los dos seguimos al frente, por los chicos. Porque Cacho tenía una mano de oro para la repostería y con el nosotros aprendimos muchísimo”
Prosiguiendo “desde ahí arrancamos nosotros y fue para nosotros un éxito, un triunfo sentir que podíamos, que podíamos mantener por 40 años una confitería que es tan importante”
En otro párrafo Clara nos cuenta “en Gualeguay la gente es muy conservadora, el que come chajá, siempre come chajá, el que come imperial siempre come imperial, esos dos son nuestros caballitos de batalla. Pero así y todo fuimos innovando, fuimos agregando cosas y hoy los clientes nos siguen eligiendo”
“La perla es parte de mi vida, aunque no vaya todos los días estoy atenta a que no falte nada, se todo lo que pasa aunque yo no este, porque con tan solo ir un rato y dar una ojeada así, ya se todo. Me gustan los lugares dentro de la confitería, se el gusto de cliente, se cómo le gusta que lo atiendan, cada cliente es especial y con muchos tengo una relación muy linda”
Ante esto expresa “nosotros como familia sentimos una alegría inmensa porque todos nos elijan, yo le agradezco a Dios que la gente nos siga eligiendo. Porque La Perla es todo para nosotros, yo estoy en casa y siempre tengo proyectos, siempre pienso en que nos falta, quye podemos hacer, no es que ya está, yo siempre busco la vuelta y estoy pensando como innovar porque la gente se sorprende”
Al final sostiene “Este lugar está plagado de emociones, porque nosotros ponemos algo al horno y no lo dejamos para que salga como salga, yo siento emoción, expectativa, entusiasmo viendo la masa como sube, el merengue como se va haciendo, eso es parte de mi vida. Y después si, es ponerlo al horno y esperar. El día que yo no sienta esas emociones, será el día de retirarme”