La responsabilidad social de la prescripción de tratamientos 3ª Entrega
Sin dudas el estilo de propagandas sobre sustancias con supuestas acciones terapéuticas parece una invitación a la automedicación, que se concreta por la venta libre de la mayor parte de fármacos.
Seguramente la ética de la propaganda debiera estar a cargo de los organismos oficiales de regulación. En esa recomendación, de consultar al farmacéutico ante dudas, se pretende evitar el contacto con médicos/as por la posibilidad de contradecir la necesidad del producto. Las empresas que comercializan productos farmacéuticos han ido entrando progresivamente, a una cada vez mayor distancia de las facultades y de médicos y proximidad con personajes de la farándula, que al terminar las lecturas, le mandan saludos a dueños de laboratorios y a sus esposas.
Hasta que se surjan los verdaderos mecanismos de defensa de los consumidores, aunque con una cuota de idealismo, no queremos perder la posibilidad de auto-educación de los ciudadanos. Respecto de este objetivo, existen algunas posibilidades: 1.- Para quienes aceptan la medicina tradicional, sugerirles trasladar las preguntas sobre eficacia a sus médicos de confianza, que puede ser suficiente. 2.- Quienes lo deseen, pueden buscar información relevante en internet. Los hallazgos deben tener ciertas características: la fuente de información elegida para informarnos no debe ser una empresa comercial, ni una página escrita por pacientes como auto-ayuda, sino un organismo científico oficial gubernamental, de países serios desde el punto de vista sanitario. Aunque la apariencia lo pareciera, este mecanismo no es complicado y, por otro lado, el "acceso al conocimiento es el pasaporte a la libertad". Créanme que vale la pena que alguien les muestre un par de ejemplos sobre cómo realizarlo.
Para empezar podríamos tener en cuenta lo que enseña Gonzalo Cansino, periodista especializado en Ciencia y Medicina, de la Fundación Dr. Antonio Esteve de España. Cansino publica una columna denominada "Escepticemia" y señala: "Desconfiar de las informaciones que infunden grandes esperanzas y grandes miedos, pues las intervenciones médicas rara vez son extremadamente beneficiosas o perjudiciales". Sin duda, es un formador de pensadores críticos en aspectos de salud.
Cuando nos recibamos de personas educadas en pensamiento crítico, la manipulación comercial en este tipo de problemas será una frustrada anécdota. No permaneceremos en el cautiverio de la desesperación, sino que una saludable desconfianza; nos llevará a buscar las argumentaciones en las que no existan las omisiones que conduzcan al terreno de la espera de los milagros en el campo las curaciones y recuperación de la salud. El pensamiento crítico, también nos conducirá en el problema de salud-enfermedad, a las fuentes de evidencias existentes en cada caso.
La automedicación, además de los gastos inútiles, no está exenta de riesgos de variable magnitud, según las situaciones, que lamentablemente no conocemos lo suficiente. La falta de prevención nos lleva a enterarnos cuando ello le ocurren a familiares o amigos, y recién "se destapa la olla".
Dr. Bernardo "Cacho" Gandini
"No es el dinero, es la educación"
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