2ª Entrega
La salud mental, cuidados posibles
Cuando nos referimos a tecnología del futuro, es respecto a nuestro medio, porque en algunos lugares ya es presente; allí es realidad lo que para nosotros es una utopía.
La inteligencia artificial tendrá en los hogares, más protagonismo; el control de las funciones cotidianas se realizará a través de los celulares; la automatización de la vivienda, consistirá en apagar o encender artefactos, programar la climatización o la video-vigilancia, pensando en la regulación del consumo y en la comodidad, acercándose a la ecuación de costo-efectividad.
El efecto de la tecnología en los trabajos ha disminuido progresivamente la necesidad de horas y el nivel de vida ha aumentado; esto es lo que generan las innovaciones y ciertos cambios que repercuten en el comportamiento social e individual, generando nuevas tensiones en la libertad, privacidad y desigualdad; la desigualdad es un hecho permanente a lo largo de la historia, repercutiendo de diferentes maneras, puede empeorar con las nuevas tecnologías.
Esto genera posturas enfrentadas y existe un debate entre los tecno-optimistas y los tecno-pesimistas, sobre la visión del futuro; los tecno-optimistas basan su postura en la influencia positiva en la calidad de vida de la sociedad; sostienen que una mayoría vive una vida mejor que la que tuvieron sus padres y sus abuelos.
Al respecto les sugiero que revisen ejemplos de la vida diaria, les acerco el recuerdo sobre los televisores, donde para ver había que subir al techo a mover la antena, mientras desde abajo los gritos dirigían los movimientos eficaces o no. Los tecno-pesimistas defienden su posición, en que la extrema pobreza en el mundo se debe a que la tecnología sustituye el trabajo rutinario en las fábricas.
El auge de las tecnologías podría eliminar el valor económico de la mayoría de los individuos; el trabajo de los humanos es reemplazado por el de los robots: ¿nos estamos dirigiendo hacia un mundo de desempleados?
En 2013 los economistas Carl Benedikt Frey y Michael Osborne publicaron un artículo pronosticando que el 47% de los empleos podrían desaparecer en los próximos 15 años, aquellos empleos que requieran de especialización en una estrecha gama de actividades rutinarias acabarán siendo automatizados.
Aunque esta circunstancia lleve a un pánico social generalizado, no será un tsunami completo, la sustitución por la IA y la automatización, será mucho más complicada en actividades menos rutinarias, que requieren conjunto de habilidades blandas, que implican tener que afrontar situaciones imprevistas.
En la realidad de esta nueva fase creativo-tecnológica, la destrucción de puestos de trabajo es más rápida que la creación de nuevos. Las nuevas generaciones conviven en armonía con la tecnología, con una formación continua pueden resolver problemas que requieren más habilidades blandas como trabajo en equipo, voluntad de aprender, creatividad y asertividad o adaptación positiva a los cambios.