Aniversario
“Lucecitas”, 57 años de amor al prójimo
Lucecitas es una Sociedad Civil sin fines de lucro cuya comisión nuclea la Escuela de Educación Especial homónima, el Taller de Formación Laboral y el Centro de Día.
La escuela se fundó el 18 de septiembre de 1967, por iniciativa de las señoras María Amelia Saizar de Amado e Isolda Odériz de Rubio, ante la necesidad de una institución de educación especial para sus hijas, que hasta ese momento no había en nuestra ciudad.
Por sugerencia de la Dra. Lidia F. de Coriat, quien hizo de nexo con el presidente de la Asociación Surco de Esperanza, de Concepción del Uruguay, que colaboró desde su experiencia, se abocaron a la tarea: interesaron a un grupo de padres de chicos con similares necesidades a los de ellas, y con la ayuda de la Liga de Madres de Familia, la Cruz Roja, el abogado Dr. Augusto Bisso y un grupo desinteresado de educadoras especiales de Gualeguaychú entre otros, formaron la primera comisión directiva.
Pensando en “Luz” como visión de esperanza eligieron el nombre: Lucecitas. La señora Verena Duvillard prestó su casa para que funcionara la escuela, que en sus inicios contaba con 17 alumnos y 10 maestras, más dos médicos y una ordenanza. En 1968 se aprobaron los estatutos y se le otorgó la personería jurídica. Ese mismo año se compró la casa donde funcionaba la escuela con un préstamo del banco.
Al mismo tiempo surgía la necesidad de financiar este proyecto y como en esa época había muchos eventos sociales, empezaron a hacer servicio de catering, organizaban ferias de platos, ponían cantinas en domas, carreras cuadreras, partidos de fútbol y también atendían fiestas familiares. Como no contaban con vajilla, ni manteles, tampoco cristalería o cubiertos, tenían que pedir prestados los elementos. Con una gran cordialidad en la atención por parte de las señoras que servían y la pericia culinaria de las personas que colaboraban, Lucecitas se fue ganando fama y mucha gente empezó a requerir el servicio con mayor frecuencia hasta que se hizo una tradición.
“Hoy en día en la comisión somos alrededor de 20 voluntarios. Con el servicio de catering financiamos todo, servimos distintos tipos de eventos sociales o empresariales. Por fiesta trabajamos un promedio de 40 personas, los que van a armar los salones lo hacen ad honorem y los que sirven sí, son pagos. Hemos atendido desde eventos muy exclusivos hasta una fiesta de 900 personas. Ahora hubo una reactivación después de los años post pandemia que había decaído mucho el trabajo; tenemos completas las fechas hasta fin de año y marzo y abril del 2025 también”, explica Mirta Messina quien junto con Mario Amado son los principales organizadores en lo que hace al trabajo para recaudar fondos. Más adelante M. Messina expresa: -“Quiero destacar el trabajo que hace el personal de la escuela que colabora muchísimo y con la mejor predisposición cuando hace falta porque son fiestas muy grandes”.
Lucecitas tiene un salón para fiestas que se alquila en calle Salta 80; el edificio comparte su uso con la escuela y además ahí hay un deposito donde se guardan la mayoría de los elementos que usan para los servicios de catering, por eso tienen un proyecto de hacer un salón nuevo para 300 personas en un terreno que ya poseen.
La escuela es privada de educación integral de la modalidad especial con gestión estatal, aunque los alumnos que asisten lo hacen de forma gratuita exceptuando los que tienen obra social que les cubre la prestación (son el 20 por ciento del alumnado). “Los sueldos de los docentes los paga el estado, con un régimen diferente al de las escuelas comunes, más acotado en cuanto a presupuesto y la organización de la parte educativa también es distinta a las escuelas tradicionales. Si bien hay jardín de cuatro y cinco años, no hay grados, sino que se divide en Espacios Educativos Múltiples; Alfabetización, que es de seis a 14 años y Orientación Vocacional Ocupacional, que es una propuesta para adolescentes”, nos cuenta María Eugenia Terraza, directora de la escuela.
“También el Equipo Técnico de la escuela, que está formado por varios profesionales, hace configuración de apoyo que es un seguimiento de las otras instituciones privadas de Gualeguay (Colegio San José, San Juan Bosco y Escuela Rocamora)”, añade la directora.
El Taller de Formación Laboral Ocupacional está en un edificio chico, enfrente de la escuela y ahora funciona sólo de mañana para jóvenes y adultos. Hay tres cursos, uno de panadería, uno de dulces y conservas y otro de carpintería. Además las panaderías Fénix y “Más que un antojo” a veces los incluyen en su personal durante un tiempo para que tomen práctica real, incluso algunos han quedado como empleados fijos. Ahora entre la escuela y el taller son 108 alumnos y la idea es que los alumnos ingresen y egresen y se puedan insertar en la sociedad consiguiendo trabajo, teniendo un proyecto de vida o que puedan hacer otro tipo de talleres o cursos.
El Centro de Día era la “Granja” de Lucecitas, que funcionó desde 1980 hasta 2011 que dejó de pertenecer al Consejo General de Educación y pasó al área de Salud, “Fue un cambio enorme no sólo del personal, que hubo que reubicarlo, sino también de las personas que asistían y darle otra mirada, ya que el Centro de Día está enfocado en la rehabilitación y recreación; por supuesto que se dejó de producir y no se pueden tener animales como era la granja”, explica María Eugenia Terraza, y agrega, “Este fue un desafío enorme para la comisión, ya que al dejar de depender de “Educación”, y como la provincia no contempla los sueldos para este tipo de centros, se mantiene enteramente por la comisión. En total los asistentes son 40 al día de hoy, de entre 18 y 60 años y realizan talleres orientados según sus necesidades. Los que casi siempre se mantienen son Educación Física, Arte, la Murga, Estimulación Cognitiva, entre otros”.
Tanto la Escuela como el Centro de Día tienen comedor en tres turnos de comedor y casi todos los concurrentes lo usan. Tienen una partida presupuestaria estatal, pero no alcanza. Además la Comisión tiene dos trafics, una muy viejita que oficia de suplente y otra un poco más nueva que se gestionó hace varios años y que ya habría que renovar. Con este transporte que cuenta con un chofer y dos acompañantes, uno de mañana y otro de tarde, se trasladan 20 alumnos por día aproximadamente. Desde hace un tiempo a las personas con discapacidad se les dieron casas en los barrios 150 y 80 viviendas que quedan muy lejos, lo que dificulta bastante el traslado.
Hablar de Lucecitas es hablar de amor, de esperanza y de entrega por el prójimo, de la búsqueda de un futuro para los niños que no pueden concurrir a escuelas comunes y necesitan encauzarse para un tener un futuro digno.
Genara Pabón Ezpeleta.