Por Diego Larrosa De Zan - Divulgador Científico
Nanomedicina
La física (en este caso, física de partículas) no sólo es indispensable para comprender el universo, también lo es para nuevas tecnologías que están en su mayor desarrollo como la nanotecnología y con ella la nanomedicina.
¿Un nanobot dentro de un humano controlando su estado de salud? ¿Analiza mi ADN y me envía un mensaje a mi teléfono dándome un diagnóstico? Suena descabellado, pero será real. Voy a intentar de explicarle sencillamente de qué trata.
Se fabrican partículas metálicas tan pequeñas (la milmillonésima parte de un milímetro) que de todas maneras responden a campos magnéticos vibrando y generando una cantidad de calor que se puede controlar y usar, por ejemplo, para destruir células tumorales mediante una técnica que se llama hipertermia. Esto implica que debemos diseñar sistemas que permitan trasportar con máxima seguridad el fragmento específico de ADN hasta las células adecuadas para conseguir que el material genético alcance el núcleo de determinadas células (defectuosas). Pero la nanomedicina también tiene aplicaciones terapéuticas: destrucción de infecciones, eliminación de tumores y más; el cuerpo dispone de herramientas naturales de reparación, pero a veces no alcanza.
En pocos años vamos a disponer de robots moleculares que se inyectarán por sangre y podrán atacar las infecciones con la eficacia de nuestro sistema inmunitario. Se podrán, por ejemplo, fabricar transportadores de oxígeno que cumplan la función de los glóbulos rojos, en fin, muchas cosas. Al día de hoy se fabrican los componentes esenciales para fabricar estas máquinas moleculares (nanobots) que se requerirán según la enfermedad a tratar.
¿Cómo será la función del nanosensor?
Por ejemplo, en un paciente con cáncer, habrá nanosensores que patrullarán, cada ocho horas, la presencia del ADN tumoral, éste es el material que las células de su tumor expulsan al torrente sanguíneo y es muy valioso porque al analizarlo sabemos si el tratamiento que nos da el doctor es eficaz o no. Entonces, el nanosensor analiza ese ADN y nos enviará la información a nuestro teléfono y de ahí al hospital donde habrá una supercomputadora con grandes capacidades para manejar enormes cantidades de información para analizar en segundos los informes de miles de pacientes y diagnosticar un tratamiento para cada uno. Estos nanosensores detectan, por ejemplo, cuánto ha dormido el paciente, si ha tenido mucho dolor o no, si debe aumentar o disminuir la dosis, presión arterial, glucosa en sangre, etc.
Esto no es una fantasía, hoy en día es posible introducir nanosondas metálicas a lugares determinados del cuerpo y depositar un fármaco, destruir tejidos dañados o detectar una célula maligna. Todo esto es posible gracias a la física y de ahí a la nanotecnología que podemos utilizar para la nanomedicina. No piense que el doctor va a desaparecer porque no será así, la pieza fundamental siempre es humana.
Esto sólo es una pequeña parte de como la ciencia actúa sobre la salud y ya no hacernos más esas preguntas como ¿Si la ciencia lo sabe todo por qué no soluciona enfermedades? Si queremos responder nuestros cuestionamientos, debemos saber y para saber necesitamos aprender, pero para aprender necesitamos curiosidad. ¿Usted la tiene?