“El Debate Pregón” desea ¡Feliz Día para todos los Padres!
Padre, Abuelo, Bisabuelo: Los Beber
El Día del Padre se celebra dentro de la familia la intención de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. Muchas familias acostumbran a reunirse y realizar alguna convivencia en nombre de los padres, abuelos o padres del corazón, se les reparten obsequios a los papás, o simplemente se trata de que ellos pasen un rato agradable en compañía de toda su familia, posiblemente éste sea el mejor regalo. Más allá de lo material, lo más importante es recordar el significado del padre en la familia, y en la sociedad, reconocer su valor en la formación de los hijos y el amor que conlleva esa relación. Por esa razón, nunca más oportuno una visita, un abrazo, la compañía, detenerse por un rato y disfrutar juntos el día.
“El Debate Pregón” visitó a padres e hijos para que nos entregaron vivencias inolvidables.
Con motivo del Día del Padre conversamos con Walter y Sergio Beber, padre e hijo, quienes a su vez ya son bisabuelos y abuelo respectivamente. Repasamos un poco la historia de vida y los sentimientos más profundos por sus descendencias.
Walter Beber.: Fui papá en el año 1962. Vine a Gualeguay a fines de 1959, de Larroque y empecé a trabajar en el banco. Trabajé acá hasta el año 1980 que fue cuando me fui a Colón, como subgerente; luego fui nombrado gerente cuando fui a San José. Después, de nuevo fui a Colón.
-Era muy lindo ser papá en esa época. Mis hijos eran medio bandidos, sobre todo los dos varones (“bandidos” en el buen sentido); tengo cuatro hijos. Uno de mis hijos se llama Sergio, quien siguió mi carrera, la de varios tíos, que fuimos gerentes del banco; otro es Javier, quien no quiso trabajar en el banco y se fue a La Plata.
-Fui abuelo joven; tengo once nietos de tres de mis hijos; además de diez bisnietos (y medio). A quienes más disfrutamos fueron Nati y Ezequiel, quienes convivían con nosotros; lo mismo con Juana y Martina, también vivían en mi casa.
-Veo también a mis bisnietos, ahora no tanto. Pero este domingo viajamos a Colón porque es el cumpleaños de una bisnieta; nos reuniremos varias generaciones.
Por su parte Sergio Beber comenta: -Fui papá a los veintiún años; casi que me crié con mis hijos. Una diferencia entre mis hijos y yo es la forma de vivir la infancia; ellos tuvieron una infancia de departamento en Capital Federal; en cambio yo tuve “vida de calle”, en el sentido de jugar con los vecinos, ir a un sitio a jugar a la pelota. Pero cuando volvimos a Gualeguay, ellos tuvieron ese tipo de libertad que antes no poseían.
-Mi carrera bancaria me llevó, además, a Victoria, a Concepción del Uruguay; a Paraná, donde fue mi esposa conmigo, pero no los chicos, quienes habían terminado la escuela secundaria. Yo también tengo cuatro chicos, dos varones y dos mujeres, igual que papá. Ellos son Natalia, Sebastián, Pablo y Agustina; están casados o en pareja y tienen chicos. Ya tengo seis nietos. Disfruto mucho de mis nietos, me encantan los chicos. Con respecto a nuestra infancia, son totalmente distintos en cuanto a los intereses y a lo que están acostumbrados, especialmente, en el uso de la tecnología, como el celular, por ejemplo. Igualmente, compartimos muchas cosas, momentos de juegos y de paseos.
Walter acota: Javier, otro de mis hijos, tiene también chicos: Patricio, Josefina y Ramiro. Después están los hijos de Josefina, Salustiano y Benjamín. Mis nietos me dicen “Tata Colo”.
Sergio agrega: -A mí, mis nietos me dicen “Tata”. Me siento fantástico con ellos; es distinto ser abuelo porque no hay que estar llamándoles tanto la atención; nuestra tarea es más cálida: mimarlos.
Para finalizar Walter, el “Tata Colo” acota: -Yo lo que digo es que hoy en día la vida ha cambiado en muchas cosas. Recuerdo que cuando el banco me trasladó a Colón, mis hijos llevaban muchos amigos a casa; había veces en que encontraba 10 o 12 amigos, se llevaban muy bien y respetaban. Otra cosa que recuerdo es que, en el verano, mi señora hacía muchos helados; de noche, escuchabas el ruidito de los pies de los nietos en viaje hacia el freezer, aunque ya habían comido bastante durante el día. Son esas anécdotas muy, muy lindas, inolvidables, que guardo entre tantos de los recuerdos de nuestra familia numerosa.