Pandemia, grieta y lucha de facciones
Entre las gravísimas y persistentes fallas comunicacionales del Gobierno Nacional y los irresponsables discursos de algunos sectores opositores alrededor de la campaña de vacunación en nuestro país, la sociedad civil, desesperada y ansiosa por certezas y certidumbres en esta compleja crisis sanitaria, se encuentra sumergida en las recurrentes (y muchas veces irracionales) disputas políticas entre el oficialismo y la oposición.
Lamentablemente, las síntesis de estas luchas dialécticas no suelen derivar en respuestas y soluciones para la ciudadanía. Sino, por el contrario, terminan en más confusión e incertidumbre para la población. En este sentido, cabe decir que las características centrales de lo expuesto en estas líneas se pueden resumir en la famosa y mediática metáfora de "la grieta". A propósito de esto, Facundo Manes (neurólogo y neurocientífico. PhD in Sciences, Cambridge University. Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y Fundación INECO. Investigador del CONICET planteó lo siguiente a finales del año pasado: "Cuando decimos que 'la grieta nos mata', lo decimos en serio. Lo peor que podemos hacer en este momento es permitirnos una nueva lucha de facciones. Necesitamos más información, más debate, más voces de todos los sectores y, sobre todo, más voluntad real de consenso).
En estos tiempos de pandemia, la responsabilidad debe ser condición obligatoria en los debates o discusiones que se desenvuelven en la esfera pública. Aún más si en el medio de éstos aparece información urgente y necesaria para muchas personas. Los significantes alrededor de las vacunas para combatir el coronavirus jamás pueden estar anclados en las rencillas políticas de nuestros dirigentes vernáculos. Esa no es la forma de brindarle transparencia y certidumbre a una sociedad civil impactada por las peripecias económicas y sanitarias que trae consigo el COVID-19.
La "lucha de facciones", como expresa Manes, es una manera de actuar imperdonable en este escenario tan complicado para muchos sectores de nuestra sociedad. Menos aún si esta metodología se da entre un oficialismo que comunica muy mal y ciertos segmentos oportunistas y opositores que buscan su tajada ante cada error gubernamental.
No debemos perder de vista que tanto el consenso como el disenso son dos facetas fundamentales no sólo para el correcto desenvolvimiento del sistema republicano, sino además para la adecuada y eficiente gestión de la crisis vigente. Claro está (o al menos debería estarlo),que esto es así siempre y cuando las mencionadas facetas sean en tono bienintencionado y con ánimos de buscar soluciones para lo que ocurre.
El filósofo alemán, Jürgen Habermas, entendía a la modernidad, en parte, como un espacio público donde se lleva adelante la libre interacción de individuos, grupos y asociaciones. De esta forma, si nos basamos en estas interesantes teorizaciones, podemos plantear que la gestión y resolución de la pandemia del COVID-19 requiere de las virtudes de la modernidad para un correcto andar. No son momentos para el egoísmo y la politiquería barata. Estamos en un escenario que necesita la completa, libre, honesta y transparente interacción de todas las partes que conforman el régimen republicano para que las autoridades encargadas puedan actuar de manera colectiva en la búsqueda de soluciones concretas. Es tiempo de finalizar con la "grieta" y la "lucha de facciones" que ésta conlleva.
Julián Lazo Stegeman