Pandemia y salud emocional... ¿vulnerabilidad o resiliencia? 2ª Entrega
Entre las particularidades de esta pandemia se halla la difusión emocional masiva que tiene que ver con falta de aceptación de la incertidumbre para enfrentar la situación, a nivel social, sanitario y personal.
Esto se traduce en el contagio del miedo que, comparado con los virus, es imparable y al que no se lo puede poner en cuarentena. Cuando la emoción se impone a la razón, es muy difícil mantener la calma. Si los cerebros, emocional y racional, quedan desconectados, los instintos y las emociones dirigen los comportamientos. La razón casi no aparece pues necesita más tiempo para imponerse, y las circunstancias extremas no se lo otorgan. Son tiempos de difusión del "modelo hipocondríaco" que es la sensación angustiada de padecer la enfermedad sin que existan riesgos, a lo que se suma gran culpa por posibilidad de contagio. Sin dudas, todos son episodios de difusión emocional masiva. Entre las causas se halla que el miedo vende, y por eso vende el sensacionalismo. Contra las difusiones sensacionalistas, que son catastróficas y "conspiranoicas", es conveniente utilizar esquemas preventivos. Las autoridades, los líderes naturales y muchos medios masivos no logran contener este proceso porque no saben cómo hacerlo y, ante el temor de crisis sociales, se ponen en marcha medidas dramáticas las aumentan más por la difusión emocional masiva. Esto representa un efecto búmeran o efecto que vuelve al origen.
¿Qué papel se puede jugar en la limitación de esas crisis? Los medios de comunicación pueden jugar un papel fundamental, ya que pueden estimular las conductas solidarias, evitando el sensacionalismo y catatrofismo; se pueden evitar ocultamientos, mentiras y manipulaciones conscientes de los datos, para no entrar en actitudes persecutorias.
Un gran riesgo es la fragmentación social o grietas, donde unos y otros se sienten culpables alternativamente, se acusan entre sí y se extiende la desconfianza, se bloquean los acuerdos y la creatividad comunitaria. Esta capacidad desorganizadora psico-social seguirá ocurriendo en todos los países; pero los medios de difusión, las redes sociales, y la psico-política, pueden promover intercambios sociales, mediante técnicas científicas que mueven a los individuos y a grupos, a tomar posturas adecuadas.
Necesitamos aprendizajes para procesar el miedo, sentimiento dominante en la sociedad actual. Puede nacer en circunstancias colectivas o en cerebro individual. Existe creciente influencia de medios de comunicación sobre nuestras conductas provocando multiplicación de temores, haciendo que parezcan más terribles. Ciertas inseguridades e incertidumbres serán imposibles de eliminar, y la seguridad seguirá como una falacia.
Se proponen recomendaciones para los cuidados psicológicos de la población, trabajadores sanitarios y organización social, basadas en investigaciones psicosociales, que son nuevas perspectivas neuro-científicas sobre las emociones y su difusión en las situaciones de crisis. Mediante el conocimiento y los nuevos aprendizajes, se podrán generar actitudes y comportamientos, adecuados para la incertidumbre.
Dr. Bernardo "Cacho" Gandini
"Vive mejor el pobre dotado de esperanza, que el rico sin ella".
Ramon Llull