Por Diego Larrosa De Zan
¿Por qué nos despelechamos en el verano?
En las épocas de verano, muchas personas viven la experiencia de ver que su piel se despelecha.
No sólo es eso, es más bien, una defensa de las células de nuestro cuerpo para no general un cáncer. Si la prolongada exposición al Sol puede generar cáncer de piel, leamos el por qué.
La piel actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras. Funciona también como sistema de comunicación con el entorno y es uno de los principales órganos sensoriales; contiene terminaciones nerviosas que actúan como receptores de tacto, presión, dolor y temperatura. Está formado por la piel propiamente dicha y las faneras o anexos cutáneos: pelos, uñas, glándulas sebáceas y sudoríparas. Las enfermedades de la piel son estudiadas por la dermatología.
El principal factor de riesgo para desarrollar un cáncer de piel son los llamados rayos ultravioleta procedentes de la luz solar, que producen mutaciones en el ADN de las células que se van acumulando durante años. La mayoría de los cánceres de piel de células basales y de células escamosas se debe a la repetida exposición de la piel a los rayos ultravioleta (UV) del sol sin protección, así como a fuentes artificiales, como las camas bronceadoras. Los rayos UV pueden dañar el ADN dentro de las células de la piel. El ADN es la sustancia química que conforma nuestros genes en cada una de nuestras células, y que controla cómo funcionan nuestras células.
Las células tienen un mecanismo de defensa que se llama apoptosis. Es una vía de destrucción o muerte celular programada o provocada por el mismo organismo con el fin de controlar su desarrollo y crecimiento, que puede ser de naturaleza fisiológica y está desencadenada por señales celulares controladas genéticamente. La apoptosis tiene una función muy importante en los organismos, pues hace posible la destrucción de las células dañadas, evitando la aparición de enfermedades como el cáncer, consecuencia de una replicación indiscriminada de una célula dañada, en este caso, por la exposición al Sol como hablamos previamente.
Una célula que se halla dañada y no tiene posibilidades de ser reparada, o cuando ha sido infectada por un virus, la "decisión" de iniciar la apoptosis puede provenir de la célula misma, del tejido circundante o de una reacción proveniente del sistema inmunológico. Cuando la capacidad de una célula para realizar la apoptosis se encuentra dañada (por ejemplo, debido a una mutación), o si el inicio de la apoptosis ha sido bloqueado (por un virus), la célula dañada puede continuar dividiéndose sin mayor restricción, resultando en un tumor, que puede ser un tumor canceroso.
Evitemos la exposición brusca a los rayos del sol; en los veranos es agradable tener un color oscuro y que favorezca a la estética, pero más agradable aun es saber que tenemos ese bronceado tomando los recaudos necesarios para que no afecte nuestra salud. El sol, así como puede ser un espectáculo que nos maravilla en un amanecer o en algún atardecer, también tiene su lado perjudicial.