Padre Francisco Magnano
Profunda congoja en toda la comunidad por el fallecimiento del Padre Francisco Magnano
En la tarde del miércoles nos causó mucha tristeza la noticia del fallecimiento del padre Pancho Magnano en la ciudad de Gualeguaychú, donde estaba viviendo junto a familiares a causa de sus dolencias. La Misa Exequial tuvo lugar en la Parroquia Santa Teresita de esa ciudad y luego fue sepultado en el panteón del Obispado.
Hablar del padre Pancho, es referirse a una larga trayectoria dentro del clero de nuestra zona. Oriundo de Federación, estudió en el Seminario Arquidiocesano de Paraná de donde egresó hace más de 65 años. Fue vicario de la Parroquia San Antonio coincidiendo con la gran Misión y párroco de en la ciudad de Gral. Galarza. En el año ´71 llegó a la parroquia San José donde estaba como párroco el Pbro. Alcides Rougier, a quien sucedió y permaneció más de 50 años. Desde entonces guió los destinos de la comunidad de San José, y todos sus centros como San Cayetano, La Milagrosa, Luján, San Francisco, entre otros, como también la del Colegio y Asilo San José. Supo andar los caminos de las zonas de campo, entre ellas Calderón hasta llegar a San Pantaleón.
Fue docente y apoderado legal del Colegio. Muchas generaciones escucharon sus clases, sus consejos, sus enseñanzas. Se hizo querer y quería profundamente a los niños y jóvenes a quienes se adaptaba con sencillez y simpatía sin apartarse de su misión sacerdotal. Estuvo siempre presente en la vida de la ciudad y de sus instituciones; era el sacerdote de las familias, a las que abrazaba con inmenso afecto, lo cual lo llevó a hacerse de muchos amigos y de grandes afectos. Su vida estaba en Gualeguay y en oportunidad de un cumpleaños nos expresó: “En cuanto al significado de esta comunidad es inmenso para mi corazón, no sólo por el tiempo que hace que estoy acá, sino porque desde que nos encontramos, empezamos a querernos. He vivido todos estos años acá de una forma muy familiar, siempre fui muy aceptado, y yo también acepto a la gente, los escucho y los comprendo. Cuando trabajaba me sentía siempre joven por el aire que da la muchachada. Ahora mismo, cuando necesito un poco de respiro, de aliento, voy a visitarlos. Ya mis hermanos y mis cuñadas fallecieron; tengo sobrinos en Gualeguaychú y en Federación, de donde soy yo y que me visitan, así que mis afectos están repartidos, y mi familia del alma está acá. La comunidad y en especial los niños me dan aire y alegría.
La vida del Padre Pancho se extinguió lejos de sus grandes afectos, de lo que él llamaba su casa y en la que hubiera querido morir; el destino así lo quiso, por lo que el dolor de la distancia es más profundo.
¡Hasta siempre Padre Pancho! El amor que sembraste en tu vida en Gualeguay vivirá por siempre en nuestra comunidad.