Por Zélika Alarcón
Se ha ido un entrañable amigo, Federico Bogdan
Inmensa tristeza nos embarga ante la desaparición física de un hombre que supo ganarse el respeto, la admiración y el cariño de nuestra comunidad.
Tuve la suerte y el privilegio de compartir con él horas de trabajo en las múltiples reuniones realizadas cuando se decidió la organización de la primera feria de las colectividades, y ahí descubrí su particular personalidad. Hombre de múltiples facetas, con un trabajo incansable en muchas instituciones gualeyas. Fue al llegar a la Presidencia Municipal cuando la comunidad supo descubrir más aún su sorprendente capacidad de trabajo, su incansable energía y, esencialmente, la convicción de que era factible llegar felizmente a su meta propuesta, el progreso de Gualeguay. Y el pueblo creyó en él porque supo acercarse a la gente, simplemente, a través de su bondadoso trato, su afabilidad, su personal estilo de hombre carente de toda ambición que no fuera la de lograr soluciones por y para su ciudad.
Los que compartieron horas en la lucha política, ante una desavenencia o discrepancia, lo recordarán como el hombre componedor, pacificador, el que con un abrazo sabía apaciguar para llegar a la concertación.
Todos guardaremos en nuestro recuerdo al hombre que dio su vida por Gualeguay y su gente. Lo lloramos porque fue el amigo bueno, el de todos, sin distinción de clase o bandería política, el que se acercaba a ricos, pobres, adultos, jóvenes, chicos, quienes lo recordarán en aquel momento especial en que se acercó para solucionar un problema, interesarse por sus necesidades, o con el simple gesto de sincera simpatía y amistad.
Conservaremos en nuestra memoria su espontáneo abrazo, su amplia sonrisa, su mirada pícara, su ternura de hombre bueno, su franco compromiso con su querido Gualeguay. Particularmente guardaré entre mis tesoros más preciados el audio del último cumpleaños, de apenas un mes atrás, en que me cantaste el feliz cumpleaños.
Federico, te ganaste el cariño y el respeto de tu gente, los gualeyos, y un lugar entre los hombres destacados de nuestra sociedad, no por tu retórica, ni por vanas promesas, sino por tu autenticidad. Entraste en nuestra historia con el humilde bagaje de tus auténticas virtudes. Te extrañaremos, sí, te extrañaremos mucho.
Zélika Alarcón de Tamaño