Las finanzas y el bien común
“Si hay alergia en la China, estornuda la Argentina”
Vivimos en un mundo globalizado en el que la dignidad de las personas y de las familias atraviesa grandes dificultades para acceder al trabajo digno como forma de desarrollo de las capacidades integrales de cada sujeto en medio de cada pueblo. Nosotros, en el sur entrerriano, en un rincón del planeta, vivimos percibiendo por un lado, las alergias domésticas: la crisis ética, económica política, educativa, ecológica y, por otro, las alergias de todos los países especialmente de las grandes potencias.
Y bien sabemos que nadie reparte gratuitamente los "antialérgicos", por eso los estornudos se vuelven comunitarios, altamente contagiosos y crónicos...aparentemente. En todo momento la economía debe estar al servicio del hombre. En efecto se trata de "las leyes de una casa", eso quiere decir "economía": en una casa los bienes psicológicos, espirituales y materiales tienen que alcanzar para todos. La economía es lugar de escuela de la humanidad: en ella los estados deben crear condiciones de viabilidad para que los trabajadores alcancen su dignidad, no sólo por el salario justo, sino también por el despliegue de su propia interioridad.Haciendo referencia a esto, San Juan Pablo II hablaba del valor "subjetivo del trabajo". Pero para que haya fuentes de trabajo, tiene que haber dinero disponible para las inversiones, deben circular las "finanzas", o sea, debe haber voluntad de inversión de los empresarios en empresas que generen empleos. A renglón seguido, debe existir la fidelidad a los contratos, la entrega puntual de productos, la libertad que preserve a algunas empresas de la extorsión prepotente de otras. Lamentablemente, el corazón herido por "la avaricia que es una forma de idolatría" lleva con demasiada frecuencia a la falta de confianza, a las estafas, a la corrupción, al fraude, a la usura, a la explotación... Una de las maneras que la avaricia tiene de manifestarse es a través de la "especulación financiera", por la cual unos pocos se enriquecen, sin trabajar, recurriendo a las variaciones de los precios, no de los productos, sino del dinero en sí..., ya sea por la diferencia de cotización de la moneda extranjera o por la variación de intereses, etc.En estos días la televisión nos habla mucho de los problemas financieros del país. ¿Es esto substancialmente inmoral? No; por principio los mercados financieros y los bancos proporcionan un servicio importante cuando se rigen por el bien común, pues ponen al servicio de las empresas y de la economía popular el capital necesario. Por ejemplo, si doña María descubre petróleo en su jardín de las chacras de Gualeguay, necesitará quien le preste dinero (¡sin usura!) para llevar adelante ese emprendimiento al servicio de la comunidad. Y el Estado regulará el emprendimiento para que doña María tenga buen tipo de cambio, impuestos para la comunidad, una financiación conforme a la moral, regulará también el impacto ambiental y social. Le puede pasar a una comunidad que por más que doña María tenga un pozo petrolero en su jardín y ella no acceda al mercado de capitales, la inversión se demore, el tiempo pase y la población siga siendo pobre caminando sobre el "oro negro". Le puede pasar a doña María que como los capitales corren de un lado a otro del planeta en minutos, su inversión (por ser ella de un país "emergente") no sea posible. Así, estornudó la China porque empezó una "guerra comercial" con Estados Unidos y se enfermó doña María; bostezaron los bancos de New York y le entró el sueño a la gente de las chacras de Gualeguay. Afortunadamente, la cronicidad de estas gripes no es tal: Al final en la historia el bien triunfa sobre el mal. Pero, ¿cuándo veremos vacunas contra la alergia de las finanzas?Decía el Concilio Vaticano II: Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos.Pbro. Jorge H Leiva
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