¿Una guerra en el espacio?
Si bien las empresas espaciales, privadas o estatales, invierten dinero en investigaciones científicas y desarrollo tecnológico, las potencias que encabezan el ranking mundial están teniendo un tenso cruce desde hace varios años y es por eso que Estados Unidos, Francia, Japón, Irán, China, Reino Unido, India, Australia y Rusia han conformado fuerzas militares espaciales para protegerse frente a posibles ataques, incluyendo aquí los daños a sus satélites.
Los límites de cómo podría ser un campo de batalla en el espacio son inciertos porque gran parte de la información al respecto es secreta. Existen satélites que son muy importantes para algunas naciones. Se podrían, por ejemplo, lanzar satélites más pequeños para interferir con estos, llegando a interrumpir sus señales o su campo visual de alguna manera. A lo largo de los años, Estados Unidos, China e India también han hecho pruebas con armas anti-satélites, pero a diferencia del presunto ensayo ruso, los misiles anteriores fueron disparados desde la Tierra y no desde un satélite en órbita. En el año 2007, por ejemplo, China destruyó uno de los satélites que hacía mediciones climáticas.
Armas antisatélite
Es un arma espacial diseñada para incapacitar o destruir satélites con fines estratégicos militares. Actualmente, los Estados Unidos, Rusia, India y la República Popular de China son los únicos que se conoce que han desarrollado este tipo de armamento. Durante los años 1960, la URSS hizo los primeros experimentos con su serie de satélites destructores Istrebitel Sputnikov (IS), que entraron en servicio en 1973. El 13 de septiembre de 1985 Estados Unidos destruyó el satélite Solwind utilizando un misil ASM-135 ASAT. El 11 de enero de 2007 China destruyó un viejo satélite de investigación climática. Asimismo, Estados Unidos destruyó el satélite de reconocimiento USA 193 que presentaba mal funcionamiento el 21 de febrero de 2008.
Aunque todo esto pueda parecernos sin importancia, tiene consecuencias notables sobre nuestra vida en la Tierra. Así lo explica el científico James Vedda: "Hemos desarrollado una dependencia en el espacio para hacer cosas que no podemos hacer muy bien desde la Tierra. Un ejemplo evidente es la monitorización del clima -que llevamos haciendo desde 1960-, la comunicación satelital y la navegación mediante GPS". La posibilidad de una guerra en el espacio -o la destrucción de satélites- no sólo podrían afectar a nuestro día a día, también suponen un riesgo para las prometedoras exploraciones espaciales que se están desarrollando en este momento, desde esfuerzos que pasan por colonizar Marte, hasta viajes turísticos a la Luna.
Este accionar de las naciones nos da la certeza de que el problema no es la ciencia y en definitiva la creación de nuevas tecnologías, sino su mal uso. Einstein mediante su fórmula E= mc² (resumida) explicaba que la energía (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (c²). Eso quiere decir que una pequeña cantidad de masa equivale a inmensas cantidades de energía. Así es como se crea la bomba atómica, es decir, mediante un descubrimiento científico, las naciones las usan para librar guerras innecesarias. Entonces, el hombre ¿Se construye o se destruye a sí mismo?
Diego Larrosa De Zán (Divulgador Científico)