Vuelta a clases: de las posibilidades a los riesgos
La vuelta a clases presenciales levantó una verdadera polvareda en los ámbitos políticos, educativos, sanitarios y gremiales.
Tras una reunión mantenida entre el presidente del CGE, Martín Müller, y ministros del gabinete, el gobernador Gustavo Bordet confirmó días atrás que el 1 de marzo, previa evaluación sanitaria a esa fecha, comenzarán las clases presenciales en la provincia en todos los niveles educativos.
Poco antes, en Gualeguay, desde el radicalismo y el PRO se habían manifestado pidiendo el retorno a las aulas de los alumnos. Así, el Presidente del Comité Departamental UCR Gualeguay, Luis Mac Kay, junto a otros referentes del radicalismo de toda la provincia expresaron: "La falta de clases presenciales el año pasado, junto a una seguramente alta deserción, configura una verdadera tragedia educativa que afecta sobre todo a los niños y adolescentes de los sectores más vulnerables de nuestra población. El gobierno provincial debe asumir su responsabilidad y destinar los recursos que sean necesarios para asegurar que los reclamos salariales de los docentes y la necesidad de acondicionamiento de las escuelas sean debidamente satisfechos. Obviamente, debe hacerlo con responsabilidad y cautela, con los protocolos adecuados y en las localidades y establecimientos en los que la situación epidemiológica lo permita".
La propia intendente Verónica Berisso también se manifestó al respecto suscribiendo una carta abierta del PRO, junto al presidente de dicho espacio a nivel local, Marcelo Meda, titulada "Con los chicos no, abran las escuelas" donde expresaron su preocupación de cara al ciclo lectivo 2021, y se ponen a disposición a través del diálogo, para trabajar de manera conjunta y convocar a toda la comunidad educativa añadiendo su preocupación por la "brecha digital", que "puso en evidencia la desigualdad de oportunidades" señalando además que el Estado no puede hacer caso omiso.
En el ámbito educativo, Müller adelantó: "Garantizar la presencialidad de nuestros estudiantes es prioritario" y agregó que "el proceso gradual de reanudación de clases presenciales debe ser definido en función de la dinámica inédita que impone el avance de la pandemia en términos sanitarios, así como también de los graves efectos y riesgos que representa para la población infantil y adolescente la no presencialidad", por lo que: "Estamos definiendo un plan minucioso de presencialidad de acuerdo a la diversidad de la provincia y de nuestras escuelas, que será puesto a consideración con los actores sindicales para encontrar los consensos necesarios".
En ese sentido, desde el arco sindical docente manifestaron su deseo de volver a clases presenciales, pero plantearon dudas respecto a la factibilidad del retorno por las condiciones de bioseguridad existentes a la fecha.
En tanto, como parte de la comunidad educativa, muchos padres han señalado su temor al regreso presencial a clases. Sin embargo, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, aseguró que las clases presenciales serán obligatorias y anticipó que habrá una reunión para definir los criterios para la vacunación de los docentes, que comenzará en febrero. Se priorizaría a los maestros que tengan un vínculo más físico con los alumnos, como los de educación especial, jardín de infantes y los que enseñan los tres primeros años de primaria.
Por otra parte, la Sociedad Argentina de Pediatría advirtió que es "imprescindible la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial". En ese sentido, la asociación de médicos difundió un informe en el que manifestó su preocupación por los efectos de las medidas de aislamiento en niños y adolescentes.
El documento, de 43 páginas, señala que es "indiscutible" que la escuela es fundamental para el desarrollo y el bienestar de los niños, no sólo para la adquisición de conocimientos sino también para el fortalecimiento de aspectos emocionales y sociales, el cuidado de aspectos nutricionales, de la salud y la realización de la actividad física.
A su vez, la SAP destacó que la escuela constituye "un sitio seguro" para los menores mientras sus padres trabajan y que es una herramienta de equidad social indispensable, particularmente para los grupos sociales más vulnerables.
Así, el doctor Roberto Debbag, vice presidente de la Sociedad Latinoamericana Infectología Pediátrica, explicó que diferentes estudios acerca de los efectos del retorno a las aulas en distintos lugares del mundo han demostrado que "las escuelas no son un factor en el brote pandémico y que los beneficios sociales son mayores. Hoy se sabe que los niños no son grandes diseminadores del virus, y por lo general se infectan poco", agregó.
Según explicó el doctor Debbag a Infobae, UNICEF ya ha documentado hace algunos meses el impacto emocional que la falta de presencialidad genera en los menores, entre los que se destacan cuadros de "miedo y depresión por no vincularse".
Sin embargo, la SAP aclaró que el retorno a las aulas no debe ser del 100% ya que es necesario garantizar las condiciones para cumplir con el distanciamiento social. "Por supuesto que la observación de las diferentes realidades epidemiológicas existentes en nuestro país y el cumplimiento estricto de los protocolos sanitarios son aspectos insoslayables a tener en cuenta para el regreso a las aulas", concluye el documento.
Lo cierto es que, más allá de la voluntad política, el retorno a clases presenciales dependerá de varios factores, fundamentalmente, de la situación epidemiológica reinante. Antes de eso, poco podrá decidirse.
Rodrigo Cassella