por Santiago Joaquín García
Walter Mionis: “Hay que apoyar al negocio de barrio”
El carnicero que se hizo viral por atender con la luz apagada después de una boleta de un millón de pesos dialogó con El Debate Pregón y comentó cómo es la situación de los comercios de cercanía.
Si uno va por la Avenida Perón, apenas pasa el Tres de Caballería se encuentra con la marquesina que anuncia: “Walter … la mejor carne, el mejor precio”. Sin embargo, el brutal aumento en los servicios de energía, en este caso la luz, puso en riesgo la promesa del cartel. Por tal motivo, decidimos hablar con el protagonista para que nos cuente qué fue lo que lo impulsó a ser la voz de muchos que sufren lo mismo: “Hay mucha gente por ahí que no se animaba, tal vez, por decirlo de alguna manera, y como se hizo viral ese video, todos salieron a apoyar. Me parece que por un lado está correcto, porque la boleta de la luz llegó excesiva para todo el mundo. No soy yo solamente el que paga una cifra millonaria. Hay muchas personas, muchos clubes, muchos hospitales, a quienes les vino, la verdad, un desastre”, comenzó.
“La gente no tiene plata”
Le preguntamos cómo se afrontan boletas millonarias en el medio de una crisis económica a la que todavía uno no le encuentra el fondo: “El consumo está estancado y los costos no suben. Es algo que no lo podés creer. ¿Cómo puede ser que la venta baje y te suban todas las cosas, los impuestos, los insumos? Todo sube y tu venta cae. Porque la gente no es que no quiera comprar, es que no tiene plata. La gente no tiene plata”, remarcó. Le preguntamos cómo ven el tema de los impuestos provinciales y municipales sobre la boleta de luz: “No me quejo de que tenga que pagar un impuesto, lo que sí me quejo es que me saquen mi sacrificio. Vos cobrás un impuesto acorde al trabajo que yo hago, a la luz que yo tenga prendida, pero no me matés así. Me están matando en realidad. Están matando el comercio chico, porque los comerciantes grandes tienen como solventar, pero el chico es el que está sufriendo las consecuencias”, indicó.
“Agradezco infinitamente a la gente que me apoya”
Walter se siente muy agradecido con sus clientes porque son trabajadores, gente del barrio: “Son toda gente laburadora, albañiles, pintores, docentes, policías, y toda la gente común. El cúmulo mayor de gente es así. Estoy rodeado de barrio, y le agradezco infinitamente a la gente que me apoya. Hace un montón de tiempo que estoy acá, la gente me conoce. Sabe que no estoy por ahí cobrando unos precios descabellados, porque estamos casi todos con lo mismo precio. Y esto tampoco puedo trasladarlo a los precios porque sería una locura, así que por eso es mi enojo, porque yo tengo que trasladarlo a mi ganancia”, lamentó.
El circuito de la carne
La factura de Walter en total alcanza el millón de pesos. Y el precio de la carne tiene muchos factores que la gente desconoce: “Estamos hablando de 500 mil pesos más de luz a final del mes, que es más o menos la plata que yo me llevo a mi casa. Eso es lo que por ahí duele. Te están sacando lo que vos llevás. Por ahí la gente hay muchas cosas que no entiende, pero vos fijate que el animal en Liniers se está pagando, por decirte un número dos mil pesos, y nosotros estamos vendiendo la pulpa a ocho mil. La gente por ahí ve eso y dice: ‘guau ¿cuánta diferencia se gana?’ No, pero hay muchas cosas en el medio. Tenés acarreo, tenés traslado, tenés el frigorífico, tenés gente que labura. Y la gente que labura también es un costo, porque también hay que subirle los sueldos. Esto es una cadena, y cuando llega al consumidor final, que es el cliente que come el asado el fin de semana, por supuesto que la carne se incrementa un montón”, explicó.
Una vida de trabajo
Aprovechemos la oportunidad de conversar con Walter para que nos cuente su recorrido de sacrificio hasta llegar a tener su comercio: “Esto hace un año que es mío, pero nosotros con el Beto Kablan, que fue el que hizo todo, armó toda esta estructura, hizo todo este negocio. Nosotros ya tuvimos Carnicería Walter, entre el 2007 y el 2010, mucha gente me conoce de ahí, en calle Pagola 238. Vendíamos un montón de carne y tuvimos que cerrar por unos cheques voladores que nos metió una persona que estaba involucrada con la política. Volviendo a lo último, estuve con Kablan, hacíamos toda la producción y yo era el encargado de hacer la producción de todo el chacinado que se vendía. Después él se vino para Gualeguay, con toda la fábrica, y yo trabajaba en la parte de atrás. En el mostrador había dos chicos más que atendían, y yo estaba atrás haciendo toda la elaboración. Luego Beto se lo vendió a mi hermano Gastón, y él a Correa. Finalmente, le compré yo a Correa la llave del negocio. Desde que tengo dieciséis años laburando en esto. Empecé con el Gringo Solari en Cinco Esquinas, lavando la sierra, haciendo la picada, limpiando huesos, esas cosas empecé a hacer. Después estuve de facturero en la Fénix, en San Cayetano. Tuve compañeros, macanudísimos, no voy a nombrarlos a todos porque me voy a olvidar seguro de algunos, pero ellos fueron los que me pulieron y me enseñaron. También tuve una pizzería en Presidente Perón y Martín Fierro, a los diecisiete años. Desde ahí, nunca más bajé los brazos, siempre en la misma”, enumeró.
“No se puede dar empleo”
Walter cerró comentando la realidad de los comerciantes pequeños que se ven impedidos de tomar empleados: “Creo que hay que bajar un poquito los costos de los impuestos. La luz y todos los impuestos para el comerciante. Nosotros no podemos dar empleo, hoy por hoy, no se puede dar empleo. No puedo poner un empleado hoy porque si pongo un empleado tengo que vender otra cosa para pagar el sueldo a fin de mes. Y un sueldo estamos hablando de setecientos mil pesos, no nos engañemos. Un sueldo hoy tendría que estar más arriba, pero ponerle mínimamente son setecientas lucas. ¿Y quién te lo paga? No te lo paga nadie, no se puede, es imposible. Entonces eso también hace que muchos negocios vayan cerrando las puertas. Y hay que apoyar al negocio barrio, porque el negocio barrio cuando vos vengas a comprar un kilo de carne y te falten 200 pesos, te va a decir: ‘llévalo y mañana me lo alcanzás’. Vos vas a un chino, vas a un supermercado, vas a una de estas cadenas grandes, y no te van a pelar, te van a sacar un pedazo de carne o te van a decir, bueno, no lo lleves”, cerró.
La realidad de Walter es la de muchos comerciantes y personas de Gualeguay. Los servicios públicos por las nubes y una caída del consumo sin precedentes. Este comerciante de Gualeguay decidió apelar a las redes sociales, a su poder de fascinación y su fuerza multiplicadora para exponer una situación que sólo no ve el que no quiere ver.