Anahí Salcedo, la anarquista herida en Recoleta, sigue en coma inducido y con respirador
La joven que intentó colocar un explosivo en la tumba de Ramón Falcón se encuentra “estable” pero permanece en terapia intensiva.
Anahí Salcedo, la anarquista que resultó con graves heridas tras intentar colocar un explosivo en la tumba del coronel Ramón Falcón en el cementerio de la Recoleta, sigue en estado delicado.Si bien la joven permanece "estable", a dos días del hecho aún continúa internada en la terapia intensiva del Hospital Fernández en coma inducido y con asistencia respiratoria mecánica. Según le precisaron a Clarín, en las últimas horas se le realizó "una traqueotomía para una mejorar ventilación".Por la explosión del artefacto casero, Salcedo (33) "sufrió la pérdida de tres falanges de una mano, tiene quemaduras en el rostro y la vías respiratorias superiores y traumatismo en rostro y cráneo, producto de la deflagración", precisó Alberto Crescenti, director del SAME.El último miércoles, la joven y un hombre identificado como Hugo Alberto Rodríguez (38) llegaron al cementerio de la Recoleta y si dirigieron a la tumba del ex jefe de la Policía Federal, en el día que se cumplían 109 años de su asesinato a manos de un anarquista.El caño con explosivos que estalló en las manos de la militante anarquista en la tumba de Ramón Falcón en la Recoleta. En la imagen también se ven los anteojos que llevaba la mujer.Según comprobaron los investigadores, ambos ingresaron disfrazados con pelucas y lentes para evadir las cámaras de seguridad. En circunstancias que aún se intentan determinar, el explosivo que intentaron colocar en el mausoleo estalló antes de tiempo.La investigación derivó en cinco allanamientos, uno de ellos en una casa tomada de Pavón al 2.300, donde se encontraron mechas, pólvora y caños, y se apresaron a diez personas, presuntos miembros de un grupo anarquista. En este domicilio estaba radicado el detenido Rodríguez.Horas después de la explosión en Recoleta, un joven identificado como Marco Viola (26) fue detenido tras colocar un artefacto similar en la casa del juez federal Claudio Bonadio, en el barrio de Belgrano.Los dos hechos son investigados en forma conjunta, ya que el juez federal Julián Ercolini y el fiscal Jorge Di Lello acreditaron que existen puntos de contacto entre ambos episodios.En cuanto a la composición de los artefactos explosivos, fuentes judiciales informaron que tenían elementos parecidos pero que buscaban resultados distintos: el de Recoleta tenía como único objetivo generar una explosión mientras que el de la casa de Bonadio estaba pensado para generar un efecto incendiario.
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