Cajeros limitados: cómo funciona el nuevo esquema que hace más difícil extraer efectivo y fastidia a los usuarios
Por la imposibilidad técnica de entregar más de 40 billetes por extracción y la sobreoferta de billetes de 100 pesos, muchos bancos pusieron topes para retirar en los cajeros automáticos
La enorme cantidad de billetes de $100 con los que el Banco Central trata de cubrir las necesidades de dinero en efectivo del sistema mientras la producción de billetes de $1.000 y $500 avanza a paso cansino, generó una nueva traba al retiro de efectivo en los bancos. Con la inflación al galope, el valor de los billetes con las efigies de Julio Argentino Roca, Eva Perón o la taruca, según su fecha de origen, está por el piso y eso obliga a los bancos a poner límites a la cantidad de dinero que se puede conseguir con una sola extracción.
La explicación está en la forma que tomó el cono monetario argentino. El billete que hasta 2016, cuando equivalía a casi 7 dólares, fue el más alto de la línea, hoy vale solamente 60 centavos de dólar, con lo que es muy poco lo que el consumidor puede comprar con él. Problema que se volvió aún peor con el pago de los aguinaldos de junio: los bancos se han visto obligados a llenar los cajeros con algunos de los 2.703 millones de billetes de 100 pesos que circulan en el país.
El nuevo límite de extracción informal es de $4.000 pesos. Está lejos de ser un techo normativo o una prohibición a sacar más dinero en papel, pero es una dificultad muy real. Muchos bancos añadieron ese límite por extracción, sencillamente porque sus cajeros no pueden entregar más de 40 billetes en cada operación.
Imagen de archivo de billetes de 100 pesos argentinos. 3 septiembre 2019. REUTERS/Agustin Marcarian
Por eso, para retirar la totalidad del tope diario que les permiten sus bancos, muchos clientes se ven obligados a sacar varias veces de a $4.000 para alcanzar el monto deseado. Esto quiere decir que, por ejemplo, un jubilado que cobra la mínima -algo más de $23.000 en junio- tiene que hacer 5 extracciones para tener su haber en la mano.
Una vía para acceder al efectivo pero sin pasar por los cajeros es retirarlo a la hora de pagar con tarjeta de débito en la caja de supermercados, estaciones de servicio, farmacias y otros comercios. Este mecanismo se expandió con fuerza durante la pandemia, para evitar ir al banco. En abril pasado, un acuerdo celebrado entre las emisoras de tarjetas y las dos principales prestadoras del servicio de cobros de esos comercios, Prisma y Fiserv, dispuso que el tope para esos retiros sea de $15.000 diarios, ya que el anterior límite de $8.000 había quedado desactualizado por la inflación. Ese número sirve de referencia para ver que el tope de $4.000 por extracción que hoy existe en muchos cajeros es escaso para muchos usuarios.
En realidad, según explicaron esas empresas, el límite para retirar billetes en los comercios es fijado en cada momento por los cajeros, ya que depende de lo que se dispone en la caja. De lo contrario, en un comercio pequeño o de poco movimiento, varios retiros sucesivos podrían dejarlo sin nada de efectivo, lo que tampoco es bueno.
Durante la pandemia, al mismo tiempo que se expandieron estos mecanismos de retiro en comercios (o en empresas de cobranza como Rapipago, Pagofácil o Provincia Net), se estancó el crecimiento de la red de cajeros bancarios. Según los datos del Banco Central, en abril funcionaron en la Argentina 17.613 cajeros automáticos, de los cuales 13.177 están ubicados dentro de las sucursales bancarias y 4.436 están fuera de ellas. En el último año, dentro de los bancos se instalaron solamente 86 cajeros nuevos. Las restricciones de la "nueva normalidad" hicieron que muchos se volcaran a reducir el uso del efectivo al mismo tiempo que quedó en evidencia la poca capilaridad del sistema financiero en muchos lugares del país, en particular el conurbano bonaerense.
Según pudo saber Infobae, ninguna de las dos grandes redes de cajeros, Red Link y Banelco, registra planes significativos de instalación de nuevos cajeros en las sucursales, aunque la decisión de hacerlo no parte de ellas, sino de los bancos. Al mismo tiempo, se multiplican las formas de pagar sin utilizar billetes.