Paraná
Con gran éxito y más de 2.500 asistentes finalizó el 2° Congreso Internacional de Maíz
Más de 2.500 asistentes estuvieron en el Centro Provincial de Convenciones de la capital entrerriana participaron de la segunda edición de este evento que reunió a especialistas, profesionales y técnicos que durante dos jornadas debatieron sobre los aspectos agronómicos y agroindustriales de toda la cadena del maíz.
En la jornada de cierre, entre otros, se abordaron temas como el monitoreo y el manejo integrado de plagas, las enfermedades emergentes en el cultivo y las novedades en productos biológicos. También los aspectos vinculados con la producción y el ambiente referidos a por qué la Argentina produce el maíz con mejor huella de carbono del mundo y como en el país se trabaja en una agricultura sustentable que también incluye al maíz. Y además se abordó la importancia de los bloques comerciales globales y su implicancia en el comercio mundial para la producción agrobioindustrial argentina.
Monitoreo de plagas
En un panel dedicado a esta temática, el especialista Roberto Peralta, de la Universidad Católica de Córdoba, señaló la diferencia entre observar y monitorear, actividad que requiere un tiempo prolongado y demanda una compleja evaluación de las condiciones y características para realizarla en forma eficiente.
Destacó los cambios en el enfoque del control de la sanidad vegetal hacia el monitoreo integrado y precisó que monitorear es el “relevamiento y registro de información pertinente durante un lapso, con el objeto de definir el manejo sanitario de un cultivo”.
Y agregó que, en los últimos años, se produjeron muchos avances, sobre todo en el “intercambio entre los ambientes”, lo que también conlleva a diferenciar “la información cierta y nuestra habilidad de interpelarla. Finalmente, afirmó que la demanda exige el monitoreo de cultivos y va en crecimiento el pedido del monitoreo de sistema.
Enfermedades emergentes
En un panel dedicado este tema, especialistas del INTA se refirieron a estas patologías del cultivo, definiéndolas como aquella infección que no estaba declarada y que aparece recientemente o, en algunos casos, puede ser reemergente, si la enfermedad existía con anterioridad y no se la había detectado.
Participaron de este panel las Ings. Agrs. Norma Formento (INTA Paraná); Marta Mónica Astiz Gasso, investigadora y docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y Roberto De Rossi, investigador del INTA.
Los tres profesionales citaron al midiu, enfermedad originada en un hongo que requiere de un manejo adecuado del cultivo; al carbon esporisorium, también causada por un hongo, que infecta las espigas, lo que puede causar una disminución significativa en el rendimiento del maíz y afectar la calidad de sus granos, y la cercóspora y el tizon, también de origen fúngico, que afectan la productividad de los cultivos.
Novedades en biológicos para maíz
Un panel destinado a esta temática reunió a representantes de empresas y de la cámara que las agrupa. Participaron Pablo Lafuente (Spraytec), Ricardo Yapur (Rizobacter), Mariano Laurencena (Compo Expert) y Jimena Sabor (Cámara Argentina de Biológicos).
Lafuente señaló que “desde hace 20 años” se viene escuchando que “se vienen los biológicos” y esto no ha sucedido como se esperaba. Describió la relación entre los agroquímicos y los biológicos en la última década y precisó que los biológicos, en la Argentina, pasaron de una participación del 4%, hace 10 años, a una del 2%, en la actualidad, cuando, en el mundo, esa participación es del 15%”, aseguró.
Por su parte, Yapur consideró que lo que marca la diferencia es el uso del nitrógeno en la soja, que hoy llega al 80% en el uso de biofertilizantes para el cultivo, reduciendo sensiblemente el costo. Lo que implica “no solo grandes ventajas medio ambientales, sino también económicas”.
En tanto, Sabor, consultada sobre la inocuidad de los fertilizantes biológicos sostuvo que “el uso tiene que ser el uso que debe ser”, enfatizando en el hecho de seguir las especificaciones de los productos y en que estos deben provenir de empresas inscriptas “como sucede con los productos químicos”.
Finalmente, Laurencena habló de los bioestimulantes, productos de origen natural que “inciden en determinados estadios de los cultivos para generar procesos”, que permiten mejorar eficiencias. Este mercado está creciendo fundamentalmente porque “podemos contar con modelos predictivos de clima”, lo que permite preparar la planta para tolerar las condiciones de mejor manera, explicó.
La sostenibilidad es acción
Este fue el título elegido para tratar este tema, abordado por Gonzalo Berhongaray (CREA), Florencia Moresco (Aapresid) y Juliana Albertengo (Bayer).
Berhongaray señaló que la gestión ambiental realizada entre CREA y distintas empresas integradas a la comunidad con prácticas agropecuarias sostenibles, que se dan en el marco de una agenda ambiental, económica y social, y que no siempre se toman decisiones solo económicas. “Se profundizó con la gestión ambiental que pretende influir en la toma de elecciones. Ello brinda un proceso para medir estándares e ir mejorando de a poco”, explicó.
Por su parte, Albertengo destacó que “en la agricultura, el carbono tiene el potencial de eliminar un cuarto de los gases de efecto invernadero de la atmósfera, emitidos en los últimos 25 años. El gran desafío será incentivar el mercado de huella de carbono y que invite a los jugadores a estar sobre la mesa”, advirtió.
En tanto, Moresco, precisó que “el aumento de reservas de carbono orgánico puede mitigar el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. De esta manera, se trabaja en conocer la huella de carbono en las zonas productivas del país, realizando mediciones con regularidad y construyendo conocimiento”.
El mejor balance de carbono
El panel titulado El maíz con el mejor balance de carbono del mundo, describió esta característica para el cereal que se produce en la Argentina. Disertaron Pedro Vigneau (Maizar), Leticia Tuninetti (INTI) y Rodolfo Bongiovanni (INTA), quienes expusieron los motivos por los cuales el maíz argentino se encuentra entre los de menor huella de carbono del mundo.
En un panel de gran precisión conceptual, los disertantes explicaron las distintas maneras de medir el impacto que la producción de maíz puede tener en el medioambiente, a través de la emisión de dióxido de carbono durante su proceso productivo: fertilización, uso del suelo, deforestación, quema de residuos, entre otros.
Tuninetti explicó que “análisis del ciclo de vida es la metodología que utilizamos para estudiar este proceso en conjunto con Maizar. Significa analizar un proceso, producto o servicio desde la cuna a la tumba; desde la producción de todas las materias primas, pasando por todas las etapas productivas, transporte, transformación, consumo y costo consumo”.
En tanto, Bongiovanni clarificó que Argentina tiene una huella ambiental un 52% menor a la de China y Tailandia, por menor uso de nitrógeno; un 62% menor a la de España, porque ese país quema el rastrojo; 27% menor que en EE. UU. y en Canadá, por menor uso de fertilizantes nitrogenados, y en el caso de Brasil, un 52% menor (en promedio) por cambio en el uso de suelos y por deforestación”.
Por su parte, Vigneau resaltó que el bajo impacto ambiental no solo incide en el cultivo de maíz, sino que también lleva sus implicancias a otras cadenas productivas. En esta línea, destacó que “el pollo argentino y otros procesos que son muy eficientes, tienen un ‘benchmark’ muy interesante cuando uno los compara con otros países”, dando a entender que los estudios ya han demostrado que en la avicultura y ganadería se percibe la diferencia cuando existe consumo de maíz argentino.
Bloques comerciales
Finalmente, en un panel titulado Integración de bloques y acuerdos comerciales, impedancias en el comercio internacional, los consultores Marcelo Elizondo y Marisa Bircher dieron sus puntos de vista al respecto.
Elizondo sostuvo que “están en debate los modelos tradicionales y es importante mirar las tasas de empleo, ya que en los países más abiertos a acuerdos comerciales internacionales tienen tasas bajas de desempleo. Es central comprender que la economía está concentrada en datos. El modelo a seguir es el que contemple la complejidad del presente y esté dispuesto a la generación de capital intelectual, que acompañe el desarrollo de mecanismos que potencien acuerdos cada vez más sofisticados”.
Por su parte, Bircher, destacó que “la manera de generar vínculos con el resto del mundo debe tener una agenda concreta de medidas específicas, para generar exportaciones en el sector agropecuario. Se debe leer con inteligencia la posibilidad de crecimiento, a partir de la gran demanda de alimentos en Europa. En medio de un clima electoral, será determinante para el futuro los acuerdos que puedan realizar los gobernantes con un sector privado pujante”, concluyó.