Falleció el fray Antonio Puigjané
Había sido condenado a 20 años de cárcel, acusado por el ataque al cuartel de La Tablada con el Movimiento Todos por la Patria de 1989.
Fray Antonio Puigjané, que vivía recluido en la enfermería del convento de Nuestra Señora del Rosario, en el barrio porteño de Pompeya, murió ayer a los 91 años.El religioso capuchino, nacido en Córdoba el 13 de junio de 1928, cumplió una condena de 20 años de prisión, parte de ella de manera domiciliaria, por su participación en el ataque al cuartel de La Tablada perpetrado el 23 de enero de 1989 por el Movimiento Todos por la Patria (MTP).Puigjané fue detenido ese mismo año, cuando se presentó de manera voluntaria ante la Justicia, que lo buscaba tras el intento de copamiento. La violenta incursión guerrillera, llevada adelante en pleno gobierno de Raúl Alfonsín, terminó con 32 asaltantes presos, nueve militares y dos policías muertos.Si bien declaró que desconocía las intenciones de sus compañeros del MTP, fue condenado a 20 años de prisión.Cumplió siete años en la cárcel en Caseros y dos en Ezeiza. Al cumplir 70 años, en 1998, le fue concedida la prisión domiciliaria en una parroquia del barrio porteño de Coghlan.El decesoFue el cura de esa parroquia, Luis Coccia, quien se encargó de enviar un mensaje a familiares y amigos de Puigjané para confirmarles que a las 10.45 de ayer "el mismo que lo creo por amor lo glorificó ahora y está definitivamente en el reino de Dios. Antonio acaba de partir"."Antonio ya participa de la condición de los santos y está definitivamente con Dios para interceder por nosotros y por esta Patria también tan necesitada, la Argentina", terminaba su mensaje de Coccia al dar la noticia.Organismos de derechos humanos lo despidieron con un fragmento de un poema de su discípulo Sebastián Glassman: "Te recordaremos generoso, entregado, entusiasta; coherente y siempre el primero en lo que había que hacer, y cercano en esos caminos de adentro y de afuera, con tu presencia sacerdotal y eucarística, tu humilde fraternidad franciscana". "¡Hasta siempre, querido Compañero y Profeta!", agregaron. Sus últimos años Puigjané los pasó en el convento de Nuestra Señora del Rosario, del barrio porteño de Pompeya. Allí se le realizará una misa desde las 10 de hoy.Su cuarto en el convento de Pompeya estaba en el primer piso, en el sector de la enfermería, y lo compartía con otros tres miembros de la congregación de Franciscanos Capuchinos.Hincha de Independiente, elegía no estar en contacto con cuestiones políticas. Prefería escuchar música, canciones de Silvio Rodríguez o que hablaran de Ernesto Che Guevara.Había nacido el 13 de junio de 1928 en Córdoba y fuentes cercanas a él confirmaron que estaba mal de salud desde hacía tiempo. Hablaba muy poco, aunque podía oír y ver muy bien. Era hipertenso, tenía problemas renales, úlceras de decúbito y en sus piernas. Su abdomen solía hincharse, secuela de una operación de pólipos.Se sabe que desde los 10 años Puigjané ya quería ser sacerdote. Cuando se ordenó, se internó en las villas de Mar del Plata, luego trabajó junto al obispo Angelelli en Anillaco, La Rioja, hasta el golpe militar y más tarde en la Villa Itatí de Quilmes. Posteriormente ingresó en el Movimiento Todos por la Patria.Su ejercicio sacerdotal cotidiano estuvo muy lejos del clero. Obispos y cardenales lo aborrecían en silencio por su compromiso concreto por los pobres. No era un hombre de grandes discursos, prefería la acción concreta y en eso marcaba la diferencia. Al punto que hizo de la militancia social una bandera religiosa.Años después pagó caro su determinación por combatir la injusticia: tras el copamiento de La Tablada, la Justicia lo condenó a 20 años de prisión y lo dejó mal parado ante la opinión pública. En su acusación, los fiscales Raúl Plee, Pablo Quiroga y Santiago Pablo Bermúdez lo señalaron junto con Roberto Felicetti como "el mayor exponente de la asociación ilícita investigada".Ataque en plena democracia que marcó el fin de las guerrillasEl Movimiento Todos por la Patria decidió tomar el cuartel en enero de 1989 para "frustrar un golpe de Estado carapintada" y promover la "insurrección popular" durante el gobierno de Alfonsín. El grupo que tomaría el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada hizo prácticas de tiro. Eran 46: 40 hombres y seis mujeres. Formarían parte de la operación un grupo de apoyo compuesto por una decena de militantes, quienes permanecerían en calles adyacentes al cuartel y que luego agitarían la movilización popular hacia la Plaza de Mayo, si la toma se cumplía. Esa era su misión. El grupo no se concentró en las quintas, sino en una estación de servicios ubicada a 400 metros del cuartel.El plan original preveía que, tres horas después de que un camión rompiera el portón del Regimiento de Infantería, salieran con los tanques blindados del Ejército que tomarían de los galpones y se iniciaría la movilización con gente de las barriadas y las villas miseria de La Matanza. Sería el modo de anunciar que el ataque al cuartel había frustrado el golpe de Estado de los militares carapintadas. La intencionalidad política era que el Movimiento Todos por la Patria se había anticipado al golpe, había salvado a la democracia, y esa acción, legitimada por el pueblo, obligaría a Raúl Alfonsín a adoptar políticas de transformación social.Desde la perspectiva de los atacantes nada salió como lo planearon, en lo político y militar. El Ejército los redujo tras enfrentamientos que duraron varias horas, pero a la tarde de aquella fatídica jornada el ataque había sido reducido. Luego vinieron los juicios, que alcanzaron a Puigjané. El fraile dijo que nada sabía del asunto, pero no le creyeron y acabó preso con una pesada condena. El saldo sangriento de aquella acción armada trasnochada terminó por sellar su imagen como un hombre marcado por la violencia.Fuente: unoentrerios
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