Jubilados
Jubilados: cuánto poder de compra perdieron desde 2020 y cuánto en lo que va de 2023
En su campaña electoral, el presidente Alberto Fernández prometió una recomposición del 20% para las jubilaciones de la Anses, que se concretaría de inmediato tras la asunción, en diciembre de 2019.
En octubre de este año, a tan solo dos meses del final del gobierno con Cristina Kirchner como vicepresidenta, y con Sergio Massa -el ahora candidato presidencial por el oficialismo- como ministro de Economía desde agosto de 2022, los ingresos mensuales de los jubilados fueron entre un 25,9% y un 35,1% más bajos que cuatro años atrás, medidos según su poder de compra, y solo entre enero y octubre de este año tuvieron caídas de hasta el 26%. En el mes actual la situación se agravó, porque la suba de precios sigue su curso, mientras que los ingresos no variaron.
Es decir, el recorte a las jubilaciones aplicado por la gestión actual termina, con una altísima inflación mediante, superando por muchos puntos la caída de poder adquisitivo que se prometía compensar.
¿Qué pasó en particular este año? Según informó el Indec, entre enero y octubre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) tuvo un avance de 120%. En ese período los haberes aumentaron, por el índice de movilidad de la ley impulsada por el Gobierno, solo un 74,5%.
Es decir, sin contar los bonos -que se otorgan de manera discrecional-, el resultado de los reajustes por movilidad es que por cada $1000 que se cobraban a fines de 2022 se percibieron en octubre $1745; a la vez, si un conjunto de bienes y servicios costaba antes $1000, en el décimo mes de este año el precio llegó a $2200 (siguiendo la variación del dato promedio del instituto de estadística). Por lo tanto, mientras que al inicio del período de comparación podía adquirirse el 100% de una canasta, en el momento final el ingreso solo alcanzó para comprar el 79,3%. Hubo un recorte de 20,7%, aunque en la práctica para algunos fue mayor.
Las variaciones en los últimos meses
La caída de 20,7% en los primeros diez meses del año fue la sufrida por quienes nunca resultaron alcanzados por los bonos que, discrecionalmente, decide otorgar cada trimestre el Gobierno. Para un grupo de jubilados, los refuerzos se pagan en forma continua desde septiembre de 2022. Es una estrategia que implica un reconocimiento de la insuficiencia de la fórmula de movilidad para mantener el poder adquisitivo de los haberes. Como consecuencia de que esos pagos no sean para todos, la pirámide de ingresos se achata y surgen, en perjuicio de muchos jubilados, distorsiones que se van agravando.
Sin embargo, ni siquiera con los bonos se logra compensar los daños de una inflación que tiene índices elevadísimos. El haber mínimo era, entre diciembre de 2022 y febrero de este año, de $50.124 y a ese monto se le sumaba un refuerzo de $10.000. En octubre y en este mes las cifras son de $87.460 y $37.000, respectivamente. Así, el ingreso total subió un 107% y, a consecuencia de la inflación, lo que se recibe sirvió en octubre para comprar un 5,9% menos de lo que podía adquirirse a fines de 2022.
¿Por qué para algunos la pérdida es mayor al 20,7%? Mientras que hasta agosto cobraban un refuerzo, tenían hasta un ingreso equivalente al haber mínimo multiplicado por dos, desde septiembre el pago de adicionales se hizo más restrictivo. El plus es recibido ahora en su totalidad solo por quienes cobran un haber mínimo (o menos, como es el caso de los perceptores de las pensiones no contributivas), en tanto que hay un adicional para quienes tienen un haber bruto de hasta $124.460, que es equivalente al monto que haga falta para completar esa cifra (por ejemplo, con un haber de $100.000, se reciben $24.460).
Hay un grupo, por lo tanto, que dejó de recibir el adicional, pese a que el índice de inflación, lejísimos de aliviarse, fue aumentando. En ese segmento se da la mayor caída de poder adquisitivo. Por ejemplo, ya no se recibe bono con una jubilación actual de $174.000 (en bruto), mientras que en el trimestre de diciembre de 2022 y febrero de 2023, con un ingreso de $99.714 esa persona sí tenía un refuerzo de $7000. En ese caso, el aumento nominal en lo que va de este año fue, en términos prácticos, de 63% (comparando el ingreso de octubre con el de diez meses antes) y, de esa manera, el recorte efectivo o la pérdida de poder adquisitivo fue de nada menos que de 25,9%.
Los números de este año muestran un deterioro de los ingresos aún mayor a los ya descriptos si se tiene en cuenta la inflación del rubro “alimentos y bebidas no alcohólicas” (según la categorización que hace el Indec). El precio promedio de esos productos básicos aumentó un 134,2% en diez meses. Frente al valor de ese conjunto de bienes, el ingreso de quienes tienen el haber mínimo cayó (incluyendo los bonos) un 11,6%, en tanto que para quienes nunca tuvieron refuerzos la pérdida fue de 25,5% y para quienes tuvieron bono y ya no lo perciben (el ejemplo de quien ahora tiene un haber de $174.000), el recorte llegó a 30,4%.
El balance de casi cuatro años de gestión
Si se analiza lo ocurrido con los haberes jubilatorios y los precios desde enero de 2020, la carrera fue claramente ganada por los segundos. Desde aquel mes y hasta octubre de este año, el índice de inflación acumuló un alza de 780,4% según el Indec. Incluyendo en la cuenta el bono mensual cobrado en diciembre de 2019 y en enero de 2020, y también el refuerzo mensual cobrado ahora, para quienes cobran la mínima, el ingreso aumentó nominalmente un 552,7%.
La conclusión es que, con una caída del 25,9% del ingreso en términos reales, el mes pasado se pudo comprar solo un 74,1% de lo que podía adquirirse a fines de 2019, cuando Alberto Fernández asumió la presidencia.
Para alguien que a fines de 2019 cobraba el equivalente al haber mínimo multiplicado por dos, la suba nominal acumulada es de 492% y, como resultado, hay una pérdida de la capacidad de compra de 32,7%. Esa persona, con un ingreso actual de $166.664, ya no cobra ahora un monto igual a dos veces el haber mínimo (tampoco cobra bono, dicho sea de paso); esa relación se perdió porque, para todo 2020, el Gobierno decidió suspender la aplicación del índice de movilidad automática y fijó reajustes discrecionalmente.
Entonces, además de que hubo subas inferiores a las que hubieran resultado en caso de haberse aplicado la ley del gobierno anterior, se otorgaron aumentos diferentes según el nivel de ingresos, lo que llevó a un achatamiento de la pirámide de ingresos en desmedro de quienes más le aportaron al sistema, y en un contexto de caída del poder de compra para todos.
Algo derivado de aquella situación es que la pérdida del haber mensual en términos reales llega al 35,1% en el caso del ingreso máximo que se otorga administrativamente (hay jubilaciones superiores, por ejemplo, en el caso de quienes ganaron juicios). Ese haber, hoy de $588.521 (en bruto) o de $555.834 (neto) subió un 471% desde enero de 2020. A octubre de este año hubo una pérdida acumulada de poder adquisitivo de 35,1%. Expresado de otra manera, lo cobrado el mes pasado alcanzó para comprar algo menos de dos tercios de lo que se podía adquirir antes.