La Musicoterapia, una nueva mirada ante el diagnóstico.
En la actualidad nos encontramos con un abanico de diagnósticos realizados, en muchos casos, a muy temprana edad. Los cuales, forman parte de un manual diagnóstico y estadístico denominado DSM V, sistema de clasificación mundial, donde podremos encontrar las diferentes categorías diagnósticas. A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso del sistema internacional denominado CIE-10, sigla de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
El escenario es que las realidades de ciertos contextos, como lo son las instituciones, el consultorio, entre otros, a veces superan nuestras concepciones epistemológicas. Como fue mencionado a priori, los niños y niñas son diagnosticados desde muy temprana edad, lo que implica indudablemente un re-trabajo sobre la carga valorativa que esto implica en la vida del sujeto y su familia. Entonces, desde la Musicoterapia, el profesional musicoterapeuta es el encargado de explicar a las familias la postura ante los diagnósticos, ya que creemos que no son permanentes, ni inmutables y mucho menos la identidad del sujeto. Pero la circunstancia es que portar una etiqueta y un certificado único de discapacidad (CUD) es el único acceso posible a nuestro Sistema de Salud. Pensamos que es de suma importancia conocer cuál es la fuente de nomenclatura de los diagnósticos, pero no por ello vamos a estar de acuerdo con esas descripciones, ya que creemos que muchas veces encasillan, censuran y clausuran el hacer de algunos sujetos, ubicándolos ante el estigma como exclusión. Un sujeto estigmatizado pasa a convertirse en un ser arraigado a una única forma de producción, y a medida que se va profundizando su situación de exclusión, va alejándose de la posibilidad de ejercer sus derechos y autonomía.Un ejemplo que atravesé como estudiante de la carrera, fue mi primer día de prácticas pre-profesionales: me estaba presentando con un sujeto y fui interceptada por una enfermera, quién lo presentó como el residente que "no podía hacer nada" porque "es sordo, es ciego, y no se mueve". A medida que transcurrían los encuentros de musicoterapia, pudimos leer que en su modo de configurar el discurso verbal pronunciaba palabras o sílabas intercaladas con silencios largos, en comparación con los demás residentes participantes del espacio, quienes se comunicaban más fluidamente. Produjo diálogo con baja intensidad, lo que dificultaba la comprensión. Entonces leímos, que los discursos de los profesionales y de los demás residentes dejaban ubicado a este sujeto en un lugar de imposibilidad, lo que lo llevaba a este sujeto en cierto punto, a aceptar y responder desde ese lugar de estigmatización. Busqué trabajar el encuadre pensando intervenciones específicamente desde la interacción de la voz y un micrófono, donde todos realizaban una descripción del instrumento que estaban ejecutando, presentándose con sus nombres y ejecutando sonidos. También trabajamos con consignas que habilitaban a la improvisación sonora a través del juego con los instrumentos musicales, y también con la creación de un poema grupal, donde cada uno aportaba fragmentos de frases inventadas, generando momentos de escucha de todos los compañeros. El espacio de musicoterapia posibilitó que acontecieran otras formas de producción, proponiendo una variable a las imposibilidades y limitaciones que le adjudicaban desde el discurso institucional a este sujeto, dando lugar a la escucha del mismo, a conocer su nombre, su historia de vida, sus intereses, etc. Diálogos y sonidos que lo dejaban ubicado en otro lugar diferente al que se encontraba cuando llegué a la institución.Por ello es que creemos que tomar el diagnóstico como una suerte de pre-conocimiento del sujeto que estamos por conocer, es lo que quizás, nos sitúa ante diferentes pre-supuestos que conllevan a la no posibilidad. Creemos así, ya que el diagnóstico trae consigo una carga de significados respecto a las estructuras preestablecidas y predeterminadas que establecen sobre lo que una persona con "X" diagnóstico puede hacer, va a lograr o como se desenvolverá en un futuro.Encontrándonos cada vez más humildes, sabiendo que nunca se sabe todo, creemos que es preciso poder revisar la forma en que nos atraviesan los discursos de la marginación y exclusión en nosotros mismos, ya que inevitablemente pueden formar parte de nuestros modos de intervención en tanto profesionales dentro de la práctica, y dibujan de alguna forma nuestros prejuicios y limitaciones al momento de trabajar en las instituciones."En la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz": es una frase conocida por ser el título de un libro, y es lo que intentamos explicar a las madres y padres que acuden a averiguar sobre Musicoterapia para sus hijos. Sostenemos que el diagnóstico en la infancia debe ser una suerte de guía, enfatizando siempre que lo que se encuentra frente a nuestros ojos es un niño, niña, donde su tiempo debe ser empleado en explorar, investigar, jugar. Como musicoterapeutas, solicitamos conocer los gustos e intereses de esa niña o niño, resaltando que los encuentros se piensan siempre desde una instancia lúdica. Jugar en el sentido de "juego del arte", como lo expone en su concepto de "Arte" el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer, donde la realización del movimiento no tiene un objetivo final (se gana o se pierde algo), sino un espacio donde los sujetos participantes sean invitados a posicionarse como jugadores dentro de ese espacio, investigando, experimentando. Vamos trabajando con lo que el niño, niña muestra. Vamos potencializando esas posibilidades. Multiplicando diversas formas de ser.Para ir cerrando este escrito, es de suma relevancia conocer, seguir formándose, porque a la hora de trabajar en un equipo interdisciplinario con demás profesionales de la salud o de otras áreas que compartan las descripciones de los nomencladores, es principal saber posicionarnos e intentar explicar nuestras posturas. También, es de suma consideración, remarcar que el trabajo interdisciplinario es fundamental a la hora de abordar algún caso particular/singular, ya que es rico sumar diferentes profesiones y por lo tanto, muchas miradas que apunten a un mismo objetivo. Sabemos que utilizando espacios de diálogo podemos intercambiar concepciones y a su vez, aprender su idioma para que nos entiendan y así mismo, esto se convierta en una retroalimentación de ambas lados.Lic. en Musicoterapia.Micaela Delosantos.M.P: 025.
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