Diócesis
Pedro Castro será ordenado nuevos diácono permanente
Antes que concluya el año la Diócesis de Gualeguaychú contará con dos nuevos diáconos permanentes.
Así lo informó el obispado, al confirmar que Pedro Augusto Castro será ordenado el viernes 2 de diciembre a las 20hs., en la iglesia parroquial de San José de Gualeguay y Darío Javier Rivollier el viernes 16 de diciembre a las 16hs., en la parroquia Cristo Rey de Gualeguaychú.
“Seguimos rezando por los ordenandos, sus familias, sus comunidades, y por un florecer de las diversas vocaciones de especial consagración en nuestra Diócesis y en toda la Iglesia” señalaron desde el obispado.
¿Qué es el diaconado permanente?
El diaconado permanente es un llamado, una vocación.
La palabra diácono literalmente significa “servidor”, siguiendo el ejemplo de nuestro maestro Jesucristo que vino no para ser servido sino a servir.
Hay tres niveles en el sacramento del Orden Sagrado: Los obispos, los sacerdotes y los diáconos.
El diácono es parte de la jerarquía de la Iglesia en un grado menor. Es ordenado por el obispo mediante la imposición de sus manos “no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio” de ser testigo consagrado al servicio.
Hay diáconos permanentes, ellos que no serán ordenados sacerdotes ni obispos. Y hay diáconos transitorios o temporales que después de un tiempo serán ordenados sacerdotes, ambos son parte del clero y tienen las mismas funciones.
El diaconado permanente se restauró durante el Concilio Vaticano II, en la encíclica Lumen Gentium, la cual dice: “En su esfuerzo por actualizar la vida de la Iglesia, el Concilio Vaticano II permite que el diaconado sea restaurado como grado propio y permanente dentro de la jerarquía. El diaconado permanente le otorga la oportunidad a los hombres casados, y también a los jóvenes solteros idóneos para este sacramento, pero estos últimos deben mantenerse en la ley del celibato”.
Los diáconos son ministros de la palabra, proclaman el Evangelio y predican y enseñan la fe Católica.
Son ministros del altar, ayudando a los obispos y sacerdotes en la liturgia, y se desempeñan como ministros ordinarios de la eucaristía. Los diáconos permanentes administran el sacramento del Bautismo y del Matrimonio, presiden en el rito de funerales y sepultura y en servicios devocionales, como la exposición y bendición con el Santísimo. También bendicen artículos religiosos de acuerdo y expresamente lo permitido en el rito indicado en el libro Bendiciones de la Iglesia.
El diácono permanente hace obras caritativas, administrativas y de bienestar social, como visita a los enfermos, ministra a los moribundos y consuela a los afligidos, y da de comer a los desamparados.