Roberto Romani: La libertad isleña
Al principio había hombres, descifrando verdes misterios, cerca del agua. Las desnudas sombras gestaban el grito; y la prolongación de la especie. También pequeños asombros en la voz del monte.
Establecieron su mundo en territorio de pájaros, con forma de corazón. Llamaron por su lengua la flora y la fauna. Y saludaron la vida desde las corrientes puras que besaban sus chozas.
Después decidieron la guerra, antes que la renuncia al cielo del palmar. Fundaron un imperio de lanzas y brazos adheridos al coraje del sol.
Muchos sucumbieron ante el fuego humillante y la conquista. Otros emigraron buscando el maíz y la libertad isleña.
Pero las manos transparentes ya habían definido el mapa del amor, y el valiente gesto que anda en los zorzales, amanecidos de aura.
Ha habían fundado la provincia: el arpa iluminada, donde florecen los sonidos de la buena tierra.
Por Roberto Romani