Agro
Entre Ríos : maneja más de 18.000 hectáreas de una familia de italianos y revela la decisión que generó un boom en el negocio
Juan Pablo Carrera está al frente de Fersam Agroindustrial, en Entre Ríos; produce 50.000 toneladas de granos por año, que incluyen arveja, lupino, colza y semilla de maíz, con riego y aplicación selectiva de herbicidas mediante drones; certifica con normas internacionales
Juan Pablo Carrera (37) es un ingeniero en producción agropecuaria egresado de la UCA con un máster en Business Administration. Actualmente es el CEO de Fersam Agroindustrial, una empresa que posee 18.130 hectáreas en Entre Ríos. Allí, desde hace tres años, desarrolla un planteo agrícola-ganadero intensivo, con riego y cultivos tradicionales y de nicho, certificados con normas internacionales. Todo con un marco de innovación y agregado de valor, pero con criterios sustentables. En el área ganadera desarrolla un ciclo completo con pasturas a base de alfalfa, que se aprovechan con pastoreo rotativo en parceles de tres hectáreas que cuentan con bebederos en cada una de ellas mediante una instalación subterránea permanente.
La empresa tiene el campo entre Gualeguay y Victoria, sobre la ruta 11, al sur de Entre Ríos, en una de las mejores zonas de la provincia. Pertenece a una familia italiana que hace unos años realizó el traspaso generacional del negocio hacia uno de sus hijos, Guglielmo, de 34 años, también máster en BA.
Entre Guglielmo y Juan Pablo buscaron dar un golpe de timón disruptivo y pasar de las actividades tradicionales del campo, luego de 27 años del mismo administrador, a un nuevo esquema pensando en convertirlo en una empresa agropecuaria que facturara más, al diversificar y agregar tecnología y valor en un ámbito sustentable. Para ello desarrollaron un planeamiento estratégico que significó un cambio cultural muy grande en la empresa.
En el campo hay una planta de acopio con capacidad para 25.000 toneladas, que rota dos veces por año porque el campo produce 50.000 toneladas de granos y procura seguir creciendo. Actualmente se dedican 12.200 hectáreas a agricultura (soja, maíz, sorgo, trigo y especialidades), pero rápidamente se convierten en más de 16.000 por el solapamiento de áreas entre trigo, soja y otros cultivos de segunda. Además, hay 2200 hectáreas en rotación de agricultura con pasturas y 4000 hectáreas dedicadas exclusivamente a la ganadería.
Especialidades, riego y aplicaciones selectivas
Entre las especialidades, han desarrollado los cultivos de arveja amarilla (900 hectáreas), lupino, camelina y colza. La arveja se produce mediante un convenio con Element Food, que provee la semilla y compra toda la producción para exportación. “Hace cuatro años que venimos desarrollando la arveja, que está aumentando su precio y hoy llega a 275-280 dólares por tonelada. El rinde que se puede obtener ronda los 3000 kilos por hectárea”, apunta Carrera.
“Inicialmente se pensó la arveja como cultivo de servicio, para contribuir a mantener cubierto el suelo todo el año, pero rápidamente se pudo observar que genera ingresos y permite pagar holgadamente los costos de semilla (se emplean 280 kilos por hectárea) y del inoculante”, diferencia.
El ciclo de la arveja es más corto que el del trigo y permite sembrar una soja tardía 15 días antes que la que sigue al trigo. Otra posibilidad también es sembrar maíz tardío que aproveche el aporte de nitrógeno que deja la arveja en el suelo. Para el control de malezas, hay varios herbicidas y la cosecha es directa, aunque a menor velocidad que la de otros cultivos.
También han sembrado lupino en convenio con la misma firma, un cultivo que gracias al mejoramiento genético contiene 60% de proteína, el doble de la soja. Rinde 1800 a 2000 kilos por hectárea, con cosecha temprana. El lupino se exporta y es consumido en gastronomía o por atletas, formulado como concentrado proteico. También es empleado para alimentación animal.
Para el cultivo de camelina, una oleaginosa que permite fabricar combustible para aviones, desarrollaron un convenio con Bunge. Tiene la ventaja de su ciclo ultra corto, de 100 a 120 días, que permite cosecharla antes que la arveja. “Es una especie con raíz pivotante, que perfora las capas duras del suelo y mejora su estructura”, resalta Carreras. También están llevando adelante el cultivo de colza con otro convenio con Bunge en búsqueda de diversificación y más agregado de valor a la superficie agrícola.
“Con todos los cultivos de nicho se busca intensificar la agricultura y permitir que una hectárea equivalga a 1.37 por el solapamiento de especies en la misma superficie. La intensificación en el área propia evita tener que salir a rentar campos de terceros”, distingue. Las producciones agrícolas están certificadas desde hace tres años con las normas internacionales CRS y EPA.
En las últimas campañas, en la empresa se tomó la decisión de incorporar el riego a los planteos agrícolas. Esta herramienta permite tener menor dependencia del clima, estabilizar el flujo del negocio y desarrollar otra actividad adicional rentable: producción de semilla de maíz. Para ello suscribieron un convenio con Bayer que permitió llegar a un rendimiento de 14,7 toneladas por hectárea, con lo cual tuvieron un ingreso adicional de 600 de dólares por hectárea y por año en la superficie sembrada. En la empresa también incorporaron otros negocios como producir semillas de soja y de trigo para Don Mario.
Mediante la incorporación del riego, se asegura la productividad y calidad que se requieren para la semilla. Además, Fersam agroindustrial no solo produce la semilla, sino que la procesa y la entrega en big bags a los semilleros, con la intención de integrarse cada vez más en la cadena de valor. Fuente:LaNacion.com