Los nombres de las calles: faltan mujeres
Se nombraron tres calles más en la ciudad que son Eloisa Paniagua, Lourdes Cura y Elena Arnaudin, que fue la última docente oriunda de Gualeguay nombrada en febrero.
Recorrer la capital provincial es ineludiblemente transitar calles conocidas como General Justo José de Urquiza, Avenida Francisco Ramírez, Narciso Laprida, Almirante Guillermo Brown, y la peatonal San Martín, sólo por mencionar algunas. Todas ellas bajo la denominación de varones y próceres de Argentina. El corazón de la ciudad de Paraná se caracteriza por darle entidad a aquellas personas que se han destacado según la historia oficial, y si observamos con atención no hay presencia de mujeres en los carteles nomencladores.
El urbanismo no es neutro, responde a intereses y condiciones históricas de producción. Por ende, las denominaciones de las calles no escapan a los mecanismos de poder, todo lo contrario. El poder se ha ejercido y se ejerce, por acción u omisión. La omisión de las mujeres en los nombres de las calles y la predominancia de los varones no fueron decisiones inocentes.
La docente María Mercado Doval en su libro Mujeres en las calles (2020), visibiliza el nomenclador urbano de Paraná desde una perspectiva de género, para lo cual debió realizar una investigación exhaustiva de las calles que llevan nombre de mujer. La desigualdad de género se evidencia una y otra vez, y una muestra de ello es que el total de calles con denominación de mujer son 106, de las cuales se desprenden la siguiente clasificación: 45 son paranaenses, 10 de otros lugares de Entre Ríos, 37 argentinas de otras provincias, y 14 de otros países (mujeres reconocidas en todo el mundo).
No obstante, cabe indicar que estos números corresponden a los datos recabados antes de la impresión del libro en noviembre de 2020. Luego de que esto sucediera se nombraron tres calles más en la ciudad que son Eloisa Paniagua, Lourdes Cura y Elena Arnaudin, que fue la última docente oriunda de Gualeguay nombrada en febrero. Por lo tanto, se suman dos a la lista de paranaenses y una a la clasificación de entrerrianas.
El total de las calles de Paraná asciende a 1.700 aproximadamente donde se incluyen las que tienen nombres de varones, de fauna y flora, de advocaciones marianas, topónimos,con letras y números, y de mujeres. De acuerdo al libro, y siguiendo el Digesto Municipal en Nomenclatura Urbana, las que tienen nombre de mujer representan el 6% del nomenclador.
Esta situación se repite en la mayoría de las ciudades. Puntualmente, en Concordia, otra de las ciudades cabecera de la provincia, la cantidad total de calles, según los datos brindados por la Secretaría de Desarrollo Urbano de la Municipalidad, asciende a 946, de las cuales 227 tienen nombre de varones y apenas 24 de mujeres.
Lo mismo ocurre si observamos las arterias de Gualeguaychú que, en virtud de los datos reportados por la Dirección de Catastro de la Municipalidad, el total de calles es 654, de las cuales sólo 29 tienen nombre de mujer. Los números hablan por sí mismos, las mujeres en sus más diversas tareas y funciones han tenido casi un nulo reconocimiento.
Las mujeres, luchadoras incansables, fueron soterradas y ocultadas de la historia oficial. Esa invisibilización contribuye concomitantemente al olvido, a la destrucción de la memoria, y de otras historias, trayectorias, recorridos, esfuerzos, y logros tan o más valiosos que los de los varones que aparecen mencionados en los nomencladores.
Una forma de revertir esta situación es "visibilizarlas (a las mujeres) y honrarlas dedicándoles espacios públicos" sostiene Mercado en su libro. Es por ello que su investigación también comprendió una construcción atenta y delicada de cada una de las biografías de las mujeres que aparecen en los nomencladores de Paraná.
"En el momento que comencé a observar las calles me di cuenta que todas las que tenían nombre de mujer se hallaban por fuera de la zona céntrica y que hay una concentración, podríamos decir, en las inmediaciones de Bajada Grande. Sin embargo, la única que aparece en el centro es Gregoria Matorras, quien fue la madre de San Martín, y es la continuidad de calle Corrientes" referenció a UNO, Mercado. Al mismo tiempo, agregó que hay una sola avenida en toda la ciudad con nombre de mujer que es Francisca Arias de Larramendi, quien donó tierras que eran de su familia y que luego las recibió su hijo y la Baxada del Paraná.
Una salvedad que realiza la autora en su libro es que en el relevamiento no le destina atención ni las contabiliza como calles con nombre de mujer a aquellas advocaciones marianas, porque no son reales, y tampoco a los topónimos femeninos, y cita como ejemplo a La Tejedora, ya que en la ciudad hay un barrio con esta denominación el cual cuenta con varias calles con nombres de oficios.
A modo de caracterización del resto de las calles que tienen nombre de mujer, la autora del libro indicó: "La mayoría son cortas, comprenden una sola cuadra, y entre las 45 paranaenses que establezco en mi libro podemos encontrar escritoras como por ejemplo Ofelia Sors, Carmen Segovia García, Ana Teresa Fabani, y vecinalistas con una fuerte relación con sus barrios como por ejemplo Roxana Calí, e Irma Herbel".
El hecho de reunir las biografías de las 45 paranaenses no fue tarea sencilla para Mercado. Tras preguntarse quiénes eran esas mujeres que aparecían en los nomencladores, emprendió una ardua exploración donde mantuvo comunicación con amigos, familiares, conocidos, compañeros de trabajo y vecinos de cada una de las mujeres.
Con este objetivo de homenajear, y reivindicar la labor de todas ellas, Mercado en la introducción de su libro además destaca que "Tener una calle no es solamente eso, es comenzar a aparecer en direcciones postales, en boletas de impuestos, en DNI, en padrones, en todo lo que hace a la vida social. No es lo mismo vivir en Calle P de Bajada Grande que (...) en calles, Claudia Rosa".
Las que faltan
A modo de sugerencia, Mercado señala que en el callejero paranaense se podrían mencionar algunas calles bajo los nombres de Lucía Barrera "La Loba" (mujer trans y autora del libro Rota) Elida Guzmán, Marcelina M. de Atencio (única mujer accionista de los 32 que establecieron la creación de El Diario S.A., Iris Estela Longo (profesora de Teoría Literaria y Composición), y Hermana Rita Rausch (fundadora de la Escuela Privada San Antonio María Gianelli en 1971).
Un patrón que se extiende
La desigualdad de género que se visibiliza en los nomencladores es una especie de patrón que se repite en todas las ciudades y países. Sobre esta cuestión es que también la colectiva feminista Geochicas, compuesta por geógrafas, historiadoras y cartógrafas,viene trabajando y ha desarrollado un mapa virtual para visibilizar la falta de representación de las mujeres en los nombres de las calles de América Latina y España. Allí, en el mapa interactivo puede consultarse (https://geochicasosm.github.io/lascallesdelasmujeres/) el caso de Paraná como así también de otras ciudades como Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, Córdoba, Salta, entre otras y en países desde Cuba, Uruguay, hasta Bolivia.
Repensar las denominaciones
La arquitecta María Eugenia Cichero, a propósito de la conformación de Paraná y el nombramiento de las calles indicó a UNO que La identidad, la cultura y la idiosincrasia de una sociedad también se refleja en la denominación de las calles, o sea las decisiones que se van tomando son conforme a un momento en particular y de acuerdo a una forma de ver la ciudad".
En este sentido, como un aporte desde la historia de Paraná, Cichero citó al libro Límites sociales en una ciudad argentina (Social Boundaries in an Argentine City) de 1973, que es un estudio antropológico de la ciudad realizo por Ruben E. Reina. Se trata de una investigación que fue realizada antes de la obra del túnel subfluvial.
Allí, en una de sus páginas, "se muestra un mapa de Paraná donde, por ejemplo, las calles estaban organizadas en micro centros, entre boulevares, entre lo que es el Arroyo Antoñico, el centro de la ciudad y algunas arterias", referenció la arquitecta.
En la nomenclatura de aquel tiempo, las calles estaban clasificadas en: nombres y lugares de significación internacional que atravesaban el centro; provincias y regiones argentinas; ciudades y pueblos de Entre Ríos calles con esos nombres; figuras nacionales y símbolos patrióticos; figuras locales (próceres), y complejo criollo-gaucho.
Sin embargo, Cichero remarcó que adjudicarle nuevos nombres a las calles es también una cuestión dinámica y donde los mismos vecinos de cada barrio han tomado mayor intervención y hasta han sugerido cómo deberían llamarse determinadas arterias como un modo de dar identidad a los espacios que habitan.
En este sentido, agregó: "Las ciudades son un palimpsesto, una escritura sobre otra, es decir, así como se van demoliendo edificios o van apareciendo otras calles, la ciudad se va sobreescribiendo y en esa sobre escritura quizás podríamos repensar que podrían aparecer nombres de mujer en calles de la zona céntrica de Paraná como una forma de reivindicar".
Para la arquitecta es posible repensar algunas arterias principales para que nuevas generaciones empiecen a ver y que les llame la atención de que hay nombres de mujeres y comiencen a preguntarse quienes fueron.
"Por ejemplo, si retomamos el libro de Reina donde se referencia que ya en ese momento había calles bajo la denominación de figuras nacionales y símbolos patrióticos, quizás podríamos ahí repensar qué mujeres fueron las que también acompañaron en las luchas emancipatorias, en los distintos momentos de nuestra historia, tanto del país como de nuestra región y ciudad, y que aparezcan en las arterias importantes de Paraná" afirmó Cichero.
No obstante, la profesional aclaró que no se trata de una sugerencia en función de sacar un nombre y colocar otro, sino de estudiar estratégicamente dónde podrían aparecer pero que también lo hagan en los lugares de mayor significación.
Un ejemplo de las sobreescrituras que se producen en el tiempo ,como mencionaba la arquitecta, es el caso de Boulevar Alsina que actualmente es Avenida Francisco Ramírez.
Como un aspecto importante, la arquitecta hizo referencia a las distintas jerarquías en las arterias de las ciudades, las cuales se "van dando de forma natural o a través de un plan. Toda la parte céntrica se fue dando de forma espontánea porque es una ciudad que no se fundó y entonces tiene como una escala de arterias de determinados tamaños".
Por último, sobre esta jerarquización de las diferentes calles, Cichero manifestó que "posteriormente en 1889 se comenzó a planificar lo que son las ciudades a nivel nacional y nosotros tenemos a partir de esa época las grandes avenidas (que están ubicadas cada 500 metros), como por ejemplo Miguel David, y todas las avenidas con nombres de gobernadores. Esas avenidas, cada 500 metros tienen, una jerarquía a nivel espacial que uno lo percibe como más importantes".