Contagiarse de muerte
Este artículo nos habla del sinsentido de una comunidad cuando entra en apatía y mediocridad, llevando a una situación parecida a muerte en vida. Ojalá sirva para reflexionar a cada uno de nosotros en cuanto a participación y solidaridad, en la vida de un grupo, de una institución o de una ciudad.
El uso corriente de la palabra "contagio" alude a la trasmisión de una enfermedad a causa del contacto con la persona que la padece o con objetos contaminados. Esto puede usarse para estados afectivos, por ejemplo. Del latín "contagium": tocar. Entonces, para que haya contagio, un organismo debe haber sido tocado por alguien o algo. Los seres humanos sobrevivimos en un mundo de posibles infecciones gracias a que hemos desarrollado respuestas inmunes, es decir un sistema de defensa frente a esas acechanzas. Los biólogos dicen que hay tres características de las respuestas inmunes: a) tienen memoria, es decir capacidad de recordar cualquier encuentro previo con el antígeno y volver a reaccionar nuevamente con una respuesta más rápida y de mayor magnitud. b) tienen especificidad, es decir sus linfocitos saben. C) tienen capacidad de discriminar lo propio de lo no propio.Si hay contagio es porque el agente patógeno ha logrado vencer esas defensas, vulnerar su memoria, arrasar su capacidad de discriminar entre lo que le pertenece a sí mismo y lo que es extraño. En el campo psíquico, Freud nos habla de contagio en Psicología de las masas, y alrededor del amor u odio se producen fenómenos de cohesión o pánico. Esto lo podemos relacionar con ciertas formas del mecanismo de identificación, que actúan como dice Freud, como por una infección psíquica, a partir de la percepción de comunidad con otras personas.La Dra. María A. Palombo habla acerca del contagio de apatía y toda la constelación de sentimientos que tienen que ver con ella: vacío, abulia, desvitalización, pensamiento en blanco, indiferencia, desgano, sopor, desconexión afectiva, falta de compromiso, que son expresiones de la acción de la pulsión de muerte.Las personas atravesadas por estos estados afectivos sienten que la vida es una experiencia sin sentido, una carga, una casualidad, una rutina. En este tipo de problemáticas abundan formas de depresiones, trastornos psicosomáticos, patologías traumáticas, cuadros impulsivos y otras.André Green siguiendo a Freud, señala que la función autodestructiva es la expresión misma de la pulsión de muerte (y da algunos ejemplos como angustias catastróficas o impensables, miedos de aniquilación o de hundimiento, sentimientos de futilidad, de desvitalización o de muerte psíquica, sensaciones de caer, de agujeros sin fondo...Tanto en la clínica psicoanalítica como en situaciones educativas o en la vida cotidiana en general es posible observar casos de contagio de algunos de los estados afectivos que hemos detallado.Es frecuente escuchar a jóvenes profesores que relatan cómo el entusiasmo pedagógico inicial se les va apagando en la medida en que chocan reiteradamente con expresiones de indiferencia o aburrimiento de parte de sus alumnos. También nos encontramos con niños y adolescentes que plantean en el aula problemas que, si no son detectados de esta manera como el sinsentido, lleva a estos chicos a entrar en la mediocridad general y a dedicarse a consultar sus celulares en clase.Un ejemplo son las consultas terapéuticas donde se entra, tanto terapeuta como paciente, en un estado de letargo o sopor cuando el paciente contagia el clima de desvitalización bajo la apariencia de búsqueda de bienestar, para no meterse en conflicto y navegar en un mar de autocomplacencia (pensemos esto en la vida de un pueblo donde circula el "no te metas" o "mejor pasarla bien")El letargo a veces, no se manifiesta siempre con una conducta melancólica, sino que muchas veces aparece con un comportamiento o ideas muy amables, buena onda, pero enmascaran sentimientos de desesperanza o de intolerancia enmascarando la depresión.Lo que propongo es que hay un contagio de desvitalización como una forma de muerte, que se oculta en una ideología que pregona que no hay que exigirse demasiado, no vale la pena el esfuerzo ni ningún exceso. Es importante pensar que, tanto como se le diría a un paciente se le puede indicar a un grupo de ciudadanos que si se le tiene temor al cambio lo bueno es no resignarse, no adormecerse, estar despiertos, estar alertas, no contagiarse de muerte.Fuentes: Freud Sigmund: Psicología de las masas. Green André: El trabajo de lo negativo.
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