Dependencia emocional
"Nuestro contexto cultural nos incita a vivir dependiendo de otras personas: nuestros padres, hijos, parejas sentimentales... Desde pequeños nos han inoculado la idea del amor romántico, aquel en que ambos miembros de la pareja no pueden ni deben vivir alejados el uno del otro, y deben basar su relación en la exclusividad".
La dependencia emocional define una vinculación afectiva permanente y excesiva con otra persona, supone una dependencia psicológica que se manifiesta a través de una serie de comportamientos adictivos en una relación donde existe una asimetría de roles, de tal manera que se despliegan conductas desproporcionadas e inadecuadas para satisfacer la necesidad de afecto. Las emociones, pensamientos, motivaciones y comportamientos en ciertos sujetos se orientan a la búsqueda de la proximidad del otro para conseguir sentimientos de satisfacción, seguridad y reconocimiento. Asimismo, puede estar acompañada de creencias distorsionadas sobre el amor, las relaciones, la soledad, la separación y sobre uno mismo. Surgen síntomas ansioso-depresivos, pensamientos obsesivos, alteraciones del sueño, relaciones de pareja desequilibradas y abandono de relaciones sociales y de ocio. La dependencia emocional se asocia también a otras situaciones patológicas como consumo de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria o ser víctima de maltrato físico o psicológico.
Si bien no se observa esta patología en parejas solamente, las tomaremos como ejemplo: el dependiente actúa como si las necesidades, la comodidad y el placer de la otra persona estuviesen por encima del suyo propio, y sólo disfruta a través de la otra persona. Las propias necesidades quedan en un segundo plano y pueden llegar a desatender sus obligaciones laborales o familiares. Sobrevaloran las cualidades de la pareja y no ven los aspectos más negativos, asumiendo que su pareja es maravillosa, perfecta y no se equivoca nunca, suelen pedirle perdón cuando ésta se enfada aun sabiendo que no son responsables del enfado, realizan actividades displacenteras o inapropiadas sólo para agradarles, justifican los enfrentamientos, críticas o infidelidades como un mal menor. sienten una inmensa tristeza ante la posibilidad de que se rompa la relación con su pareja, se agobian por la necesidad que tienen de estar constantemente juntos y aparece un miedo irracional al abandono en forma de sospecha permanente de que la otra persona está pensando en poner fin a la relación.
Las personas dependientes presentan una baja satisfacción con ellos mismos, se someten a una desvalorización permanente, sienten no estar a la altura de su pareja y piensan que las relaciones anteriores le resultaban más satisfactorias. aparecen cambios notables en la forma de ser y de actuar. Pueden modificar su rutina y sus gustos, y llegar a inhibir aspectos fundamentales de su personalidad. Así, la identidad puede llegar a diluirse al adoptar posiciones de sumisión para mantener la cercanía del otro.
Con frecuencia prefieren sufrir por una relación tóxica que atravesar una ruptura, ya que no se imaginan su vida sin la otra persona, aparecen sentimientos de soledad y desamparo al estar sin pareja, y pueden entrar en un bucle de intentos de recuperar la relación con su expareja. Si el vínculo se rompe definitivamente, puede aparecer el "síndrome de abstinencia emocional", un síndrome asociado a cuadros ansiosos y depresivos ante una ruptura sentimental.
Esta problemática se apoya en los mitos en torno al amor romántico, que dibujan un intercambio de afecto asimétrico y disfuncional, donde se idealiza a un miembro de la pareja y las expectativas acerca de ésta se nutren de creencias irracionales. Algunas de estas ideas compartidas giran en torno a la unidad total, a la complementariedad o mito de "la media naranja", a la omnipotencia del amor o la justificación de los celos, por ejemplo. Hay autores que apuntan al hecho de que se ha producido un claro descenso en la competencia emocional de los individuos. Un ejemplo de ello es el incremento en la tasa de problemáticas como la ansiedad, la depresión o profundos sentimientos de aislamiento, insatisfacción o dependencia, todas ellas vinculadas a un intenso malestar, un "yo" inestable y un miedo a la introspección que convierten al otro en la fuente de bienestar e identidad personal.
Se utilizan varios enfoques para ayudar a personas que se encuentran en una relación de dependencia, como, por ejemplo, trabajar variables intrapsicológicas como reforzar la autoestima, optimizar los recursos emocionales, habilidades sociales o la restructuración cognitiva para mejorar la situación de dependencia emocional. Es muy importante, reconocer y trabajar el rasgo dependiente, afirmando nuestra autoestima y reduciendo nuestra dependencia de los demás, por ejemplo, teniendo siempre presente nuestros logros y éxitos, responsabilizarnos de nuestros actos, trabajar el sentirse bien solo/a y aprender a tener una dependencia equilibrada en nuestras relaciones en general.