Razón Crítica
La huella de carbono en el contexto del consumo y la política
La Huella de Carbono (HC) es un instrumento que permite estimar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI), liberadas a la atmósfera por los consumos directos e indirectos de materiales y energía, por un individuo, organización, evento o producto (UK Carbon Trust), traducidos en emisiones de CO₂ equivalente (Fuente: https://www.gba.gob.ar/desarrollo_agrario/huella_de_carbono/).
A raíz de lo apuntado en el párrafo anterior caben un sinfín de debates alrededor de la teoría económica y sus alcances con respecto al medioambiente. Sin lugar a dudas, uno de los más importantes y no menos polémicos surge cuando aparece el interrogante a propósito de cuánto consumo está la sociedad dispuesta a resignar para mantener un equilibrio saludable con el ecosistema en el cual vivimos. La Huella de Carbono es un concepto que posibilita medir la emisión de gases invernaderos de las diversas actividades de consumo, de esta forma es factible observar un panorama medioambiental y económico para realizar planes, políticas y medidas sustentables y eficientes de esta índole.
De todas maneras, nuevamente el interrogante continúa siendo el mismo: ¿hasta cuánto consumo está dispuesta a resignar la sociedad civil mundial en pos del bienestar medioambiental? Las respuestas son tan variadas como complejas. De todas maneras hay algo que es incuestionable: es tiempo de repensar las formas del consumo humano en el sistema de producción vigente para poder subsistir en el tiempo de manera equilibrada con la naturaleza y sus recursos.
En relación a lo dicho anteriormente, no basta solamente con los interesantes hábitos, por ejemplo, de reciclaje. Son momentos claves para que surja una mancomunión importante entre los sectores públicos y privados para la implantación de planes adecuados al largo plazo con el objetivo de cuidar el ecosistema que no sólo nos rodea, sino que además brinda los recursos necesarios para poder sobrevivir como especie.
La Huella de Carbono también es una herramienta que concientiza sobre las consecuencias de la mano del hombre sobre su entorno natural. ¿Es viable un sistema económico basado en la sobreexplotación inconsciente y desmedida de los recursos naturales? Claramente nadie está hablando de volver a una forma de producción tal como la del medioevo. Sin embargo, a la hora de pensar un capitalismo sustentable e inclusivo, es fundamental comenzar a debatir estas cuestiones.
¿Qué rol cumple la política en todo este tema? Sin lugar a dudas, un papel clave. Al ser en la práctica una actividad que gestiona recursos materiales y humanos para transformar y mejorar la realidad de las personas, no puede verse ajena a estos asuntos. Es inaceptable a esta altura de la discusión observar plataformas programáticas de las diversas agrupaciones políticas sin medidas de fondo para debatir con respecto al modelo económico que pretenden de cara al equilibrio medioambiental. Obviamente que en países en vías de desarrollo como el nuestro, existen contingencias básicas que todavía no están resueltas como la inflación o la pobreza. No obstante, estas cuestiones no son excluyentes con respecto a aquellas ligadas a una economía sustentable. Es más, debería haber una retroalimentación entre ellas.
En fin, la sustentabilidad ya debería ser inherente al sistema de producción actual. No hay margen de error al respecto. Son momentos para comenzar a idear en términos nacionales y globales una agenda económica que permita una convivencia armoniosa con el medio ambiente.
Julián Lazo Stegeman