La transición política

La transición política o transición gubernamental es uno de los pilares claves en todo régimen republicano ya que abre las puertas a la alternancia en el poder. Sin embargo, si este proceso no se lleva adelante con prudencia y responsabilidad, los contextos circundantes pueden ser nocivos para el país.

En relación al párrafo anterior, cabe mencionar que la alternancia en el poder prima cómo uno de las factores más saludables de todo estilo de vida democrático. Es precisamente en este punto donde las transiciones dan cuenta de su importancia. Es inviable un régimen político republicano si no se respetan los cambios de mando entre una gestión y otra. Además, no sólo existe un factor ético en esta cuestión, a su vez hay un aspecto técnico fundamental. Pasar de una gestión a otra, aún más si son de distintos signos políticos, requiere la sapiencia necesaria para ordenar y organizar los elementos técnicos y legales que toda administración pública conlleva. Debe quedar en claro que no es borrón y cuenta nueva, la responsabilidad en la gestión de la cosa pública requiere la preeminencia del orden por sobre el caos para que el Estado continúe sobre rieles de la mejor manera posible . Nunca se debe olvidar que en el medio están los ciudadanos.

Muchas veces ha ocurrido que luego de una elecciones disputadas en donde triunfa una agrupación de color político distinto al oficialismo vigente, las transiciones pueden ser complicadas y complejas. Todo depende del compromiso que tengan los funcionarios de turno a la hora de abandonar, por un lado, y de asumir, por el otro, con las instituciones republicanas.

Es imprescindible comprender que de la mano de una transición política ordenada va de la mano la gobernabilidad necesaria del gobierno futuro  es un acto de responsabilidad cívica fundamental el hecho de traspasar el poder organizadamente.

Julián Lazo Stegeman