Razón crítica
No va más
De aquí en más, son tres fechas las que componen el horizonte político de nuestro país: el 24 de junio es el límite calendario para que las agrupaciones políticas oficialicen sus candidaturas en relación a los comicios presidenciales venideros; el 13 de agosto, por su parte, es el momento en donde se realizarán las elecciones primarias y obligatorias en Argentina; finalmente, el 22 de octubre, es la fecha en la cual se llevarán a cabo las elecciones generales.
Sin lugar a dudas, la renuncia del Presidente Fernández a su candidatura para una reelección tuvo que ver con este panorama de agenda. De todas maneras, existen otros aspectos importantes a considerar que resultaron como causales de tal decisión.
En primer lugar, la interna del Frente de Todos y el carente diálogo entre Fernández y su Vice caldearon los ánimos de propios y ajenos. El país atraviesa una situación compleja en términos macroeconómicos y, en el aspecto político, parte del FdT, aquellos sectores más Kirchneristas, apuntaban a quebrar el frente gubernamental e inclusive a separar las elecciones presidenciales de las gubernamentales por la Provincia de Buenos Aires, no sólo para exponer la falta de legitimidad política interna de Alberto Fernández sino, además, porque sostenían que Axel Kicillof mantendría más chances de una posible reelección si no compartiese la boleta con el actual encargado del Ejecutivo nacional.
En segundo lugar, el contexto del dólar y la brecha cambiaria tuvo mucho que ver en que se adelantara una situación que ya parecía estar determinada y planeada su comunicación para más adelante. La periodista Estefanía Pozzo lo comenta así en el Buenos Aires Herald: “Anoche (en referencia al 20 de abril), el presidente Alberto Fernández informó a su círculo íntimo que hoy tomaría la decisión de no presentarse a bolsa. Se especuló con que podría anunciarlo en mayo, pero la circulación de algunos rumores y la alarmante suba del dólar esta semana aceleraron las manecillas del reloj”.
Como tercer punto, es imprescindible considerar todo lo mencionado anteriormente para comprender esta decisión.
De cara a los comicios electorales, la determinación de Fernández apunta a limpiar y ordenar el mapa de su frente político en una realidad que, pese a su segura molestia, no lo tenía como un agente competitivo en las próximas elecciones presidenciales. Si bien la renuncia de su candidatura no altera el juego electoral en términos de competitividad, como se dijo recién, sí abre las puertas para que se concreten nuevas alianzas y sociedades políticas dentro del Frente de Todos para asegurar un rol importante con respecto a las fechas mencionadas en el primer párrafo, luego de un Gobierno sin respuestas a las principales contingencias de la ciudadanía. Claro está, que así como ocurrió en 2019, el armado del Kirchnerismo y sus socios quedará en manos de Cristina Fernández de Kirchner. Sabido es en el entorno peronista que los votos únicos de la base electoral de ella no alcanzan pero sin ellos tampoco es suficiente para competir en las elecciones nacionales.
Ante el ocaso de un Gobierno Nacional que no estuvo a la altura, los altibajos de la oposición y la aparición de nuevos candidatos políticos catalogados como “outsiders” y con un caudal de votos que va en aumento, internamente en el Frente de Todos se considera que la decisión de Fernández fue acertada ya que se tornaba imprescindible comenzar a mover y dinamizar la maquinaria política del peronismo dado los detalles antes comentados.
En fin, sólo la historia y la ciudadanía que las construye ubicará a Alberto Fernández en el lugar que corresponde. Un presidente que no tendrá, a ciencia cierta, un segundo mandato.
Julián Lazo Stegeman